Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto de relieve las bacterias que presentan mayor preocupación a nivel mundial debido a su creciente resistencia a los antibióticos. Estos microorganismos, también detectados en Perú, han desarrollado la capacidad de resistir múltiples tratamientos, por lo que complican el manejo de las infecciones que suponen un riesgo significativo para la salud pública. El documento clasifica a estas bacterias en tres categorías según su peligrosidad: crítico, alto y mediano.
En el grupo crítico se encuentra Acinetobacter baumannii, una bacteria que puede provocar infecciones respiratorias severas y que se ha vuelto especialmente difícil de tratar debido a su resistencia a los antibióticos más potentes. Las enterobacterias resistentes a cefalosporinas de tercera generación y carbapenemes también encabezan esta lista, ya que son responsables de infecciones graves como la sepsis y pueden transmitir sus genes de resistencia a otras bacterias. Junto a ellas, Mycobacterium tuberculosis resistente a rifampicina es una preocupación constante, dado su papel en la propagación de la tuberculosis, una de las enfermedades más letales a nivel global.
El grupo de prioridad alta incluye a patógenos como Salmonella Typhi, responsable de la fiebre tifoidea, y Enterococcus faecium, que puede causar infecciones serias como la endocarditis, prostatitis y celulitis. También se consideran peligrosos Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus, especialmente frecuentes en ambientes hospitalarios donde pueden dificultar los procesos de recuperación de los pacientes.
Las bacterias catalogadas como de prioridad media, como los estreptococos del grupo A y B, son responsables de infecciones de garganta y piel, así como de meningitis en neonatos. Streptococcus pneumoniae, conocido como neumococo, y Haemophilus influenzae, también figuran en esta categoría debido a su implicación en casos de neumonía.
Las bacterias con mayor presencia en Perú
En el contexto del Perú, la situación es particularmente alarmante. La Mycobacterium tuberculosis ha sido identificada como particularmente prevalente, ya que infecta a aproximadamente 44.000 personas. El país ha llegado a tener el mayor número de casos de tuberculosis multidrogorresistente en Sudamérica durante 2020, lo que representa un grave desafío sanitario, no solo por la tasa de mortalidad asociada, sino también por la dificultad de su tratamiento debido a la resistencia que esta bacteria ha desarrollado.
Adicionalmente, las enterobacterias resistentes a cefalosporinas de tercera generación tienen una fuerte presencia en el país, dado su fácil transmisión en entornos hospitalarios, especialmente entre personas con sistemas inmunológicos débiles. En cuanto a Acinetobacter baumannii, se observó un incremento significativo durante la pandemia de COVID-19.
Ante esta problemática, Perú ha implementado ciertas medidas para combatir la expansión de estas bacterias resistentes, tales como la creación de comités para el uso responsable de antimicrobianos y el establecimiento de protocolos para el manejo de pacientes en hospitales.
La lista prioritaria de bacterias de la OMS es una actualización de un informe previo de 2017 y refleja nuevos análisis y datos sobre la resistencia bacteriana a nivel mundial. El fenómeno de resistencia se produce cuando los microorganismos son expuestos a los antibióticos de manera prolongada. Esto les permite evolucionar y desarrollar mecanismos de defensa que los hacen insensibles a los medicamentos comunes, lo cual complica el tratamiento de las infecciones.
La resistencia a los antibióticos se ve exacerbada por el uso indiscriminado de estos medicamentos en el ámbito humano, en la ganadería y en la agricultura, lo que fomenta un ambiente en el cual las bacterias multirresistentes pueden proliferar.
El biólogo Joaquín Ruíz, investigador titular de la Universidad Científica del Sur, advierte que el control del uso de antibióticos en el ámbito poblacional y veterinario sigue siendo insuficiente. Esto disminuye la efectividad de las iniciativas implementadas.
Según Ruíz, los antibióticos son usados incluso cuando no son necesarios, como en el tratamiento de enfermedades virales o para promover el crecimiento de animales. Ello supone un caldo de cultivo para bacterias resistentes.
Para prevenir la transmisión y expansión de estas bacterias peligrosas, la OMS propone medidas como el uso limitado y adecuado de antibióticos, mantener buenas prácticas de higiene personal, preparación de alimentos de manera segura, y evitar el contacto estrecho con personas infectadas. La elección de alimentos producidos sin el uso de antibióticos para promover el crecimiento de animales es también crucial para reducir estas amenazas.