A mediados de octubre se despertó la alarma entre los peruanos debido a que se encontraron varios vegetales contaminados en mercados de Lima y otras regiones del país. La cebolla china, el apio, el pimiento y el tomate fueron algunas de las verduras que contenían niveles de pesticidas que las hacían no aptas para el consumo humano.
Los plaguicidas, como su nombre lo sugiere, se utilizan para evitar la aparición de plagas en los cultivos agrícolas. No obstante, ciertos pesticidas representan un riesgo cuando sus residuos permanecen en frutas y verduras. Por ello, estos alimentos deben ser limpiados correctamente para evitar la transmisión de enfermedades al ser consumidos.
Una de las frutas cuya limpieza puede parecer sencilla, pero que requiere una atención especial son los arándanos, debido a que su textura delicada exige un tratamiento cuidadoso para no dañarlos.
Cómo lavar los arándanos
Los arándanos constituyen una rica fuente de antioxidantes y vitaminas que ofrecen diversos beneficios para la salud, pero antes de consumir estas pequeñas frutas, es fundamental comprobar que estén libres de suciedad, pesticidas y otros residuos.
Para lavar los arándanos de forma eficaz y segura se deben realizar los siguientes 4 pasos:
1. Enjuaga con agua fría: el primer paso para limpiar los arándanos consiste en enjuagarlos bajo un chorro de agua fría. Este procedimiento elimina polvo, suciedad superficial y residuos visibles. Utilizar un colador o tamiz es recomendable para facilitar el proceso y proteger las frutas de posibles aplastamientos.
2. Aplica una solución de agua y vinagre: para desinfectar y eliminar pesticidas, un método eficaz consiste en sumergir los arándanos en una mezcla de agua con vinagre blanco. Combina una parte de vinagre con tres partes de agua en un recipiente amplio. Deja reposar los arándanos en esta solución durante unos cinco minutos. El vinagre, como desinfectante natural, ayuda a desprender los químicos presentes en la superficie de la fruta.
3. Realiza un segundo enjuague: después de sumergirlos en la solución de vinagre, es esencial enjuagarlos nuevamente bajo agua fría. Este paso asegura la eliminación de cualquier residuo de vinagre y deja los arándanos completamente limpios y frescos.
4. Seca con cuidado: coloca los arándanos sobre una toalla limpia o papel absorbente y sécalos suavemente. Es importante evitar frotarlos, ya que su piel delicada podría romperse.
Otros consejos para la limpieza de los arándanos
Algunos otros consejos que deben tomarse en cuenta para la correcta limpieza de los arándanos se relacionan con su consumo y almacenamiento.
Por un lado, hay que lavar los arándanos únicamente antes de consumirlos. Si se lavan con anticipación y se almacenan húmedos, la humedad puede acelerar su deterioro.
Por otro lado, almacenarlos de manera adecuada implica que, una vez lavados y secos, los arándanos deben guardarse en un recipiente hermético dentro del refrigerador. Colocar una capa de papel absorbente ayudará a conservarlos frescos por más tiempo.
Hay que tener en cuenta que limpiar correctamente los arándanos no solo potencia su sabor y frescura, sino que también garantiza que sean seguros para el consumo. Siguiendo estos simples pasos, es posible disfrutar de estas saludables frutas sin preocupaciones.
Las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA)
Al proceder directamente del campo, muchas de estas frutas y verduras entran en contacto con tierra, fertilizantes y, en ocasiones, pesticidas y otros agroquímicos. Además, después de la cosecha, son manipuladas durante las etapas de transporte y distribución.
Por este motivo, el lavado y la desinfección de estos alimentos resultan esenciales para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos (ETA), especialmente aquellas relacionadas con la ingesta de residuos de pesticidas.
Una ETA se define como cualquier afección causada por la ingesta de alimentos contaminados, lo que resulta en efectos adversos para la salud de quien los consume.
La ETA pueden tener un origen infeccioso, como la salmonelosis o el botulismo; parasitario, como la taenia, conocida comúnmente como “solitaria”; o viral, como el norovirus, la hepatitis A o el rotavirus.