En los últimos 20 años, los casos de accidentes cerebrovasculares (ACV) se han incrementado en un 50%. En la actualidad, 1 de cada 4 personas sufre un ACV, a pesar de ser una enfermedad prevenible. El 90% de las veces se produce por factores de riesgo modificables, es decir, por tabaquismo, obesidad, dieta inadecuada, consumo excesivo de alcohol y falta de actividad física. Por ello, es fundamental realizar una campaña de prevención sobre esta afección, que es la principal causa de discapacidad en el mundo y una de las que cobra más vidas cada año.
Las estadísticas alarman. Es la tercera causa de muerte en mujeres y la quinta en hombres. Las primeras representan el 57.1% de los fallecimientos por ACV y estos a su vez son la causa del 6.2% de todos los decesos de féminas y el 4.4% de los fallecimientos de varones. Diversos estudios revelan que el riesgo de sufrir un ACV es mayor para las damas que para los caballeros. 1 de cada 4 mujeres de más de 25 años sufrirá un infarto y/o derrame cerebral en algún momento de su vida. El embarazo, la migraña, la terapia hormonal y el uso de anticonceptivos orales son factores que las vuelven más vulnerables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que esta patología ha dejado de ser exclusiva de los septuagenarios. Cada vez más personas entre los 18 y 45 años tienen un ACV debido a conductas poco saludables. El consumo indiscriminado de comida chatarra, el sedentarismo, la hipertensión y/o diabetes no controladas han provocado un crecimiento alarmante de adultos jóvenes que han padecido un ataque cerebrovascular.
Nuestro país no es ajeno a esta realidad. Según las estadísticas del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN) en Perú las enfermedades cerebrovasculares son la segunda causa de decesos y la principal de discapacidad en adultos mayores de 45 años. Reportes recientes revelan que el 23% de los peruanos entre 18 y 39 años padecen de hipertensión, lo que duplica su riesgo de sufrir un ACV y si a esto se añade que 3 de cada 5 personas tienen sobrepeso y obesidad, la posibilidad de presentar esta complicación aumenta mucho más.
Por esas razones, reconocer sus síntomas rápidamente y acudir lo más pronto posible a un centro de salud con equipos adecuados y profesionales médicos capacitados para tratar un ACV es esencial para reducir el riesgo de secuelas con complicaciones graves; ya que por minuto mueren dos millones de neuronas. Se recomienda recibir atención médica durante las 4.5 primeras horas de presentar los primeros signos de esta enfermedad (pérdida de fuerza en un brazo y/o una pierna, asimetría facial y dificultad para hablar o comprender) a fin de disminuir la posibilidad de fallecer o quedar discapacitado para siempre.
No es para menos. El ACV es la interrupción de sangre al cerebro y puede ser de dos tipos: isquémico cuando se obstruye una arteria y produce la muerte una parte del cerebro; y hemorrágico, cuando se rompe una arteria. El primero es el más común y agrupa el 85% de los casos; mientras que el segundo es menos frecuente, pero provoca más decesos. Aquí radica la importancia de acudir a un hospital o clínica, donde puedan identificarlo velozmente y brindar el tratamiento agudo y subagudo al paciente para mejorar su pronóstico.
Actualmente, existen dos tipos tratamiento de reperfusión, uno que se coloca en una vena del brazo; y el otro es endovascular. Por medio de catéteres se llega hasta las arterias del cerebro y se extrae en forma mecánica el trombo o la causa de interrupción del flujo sanguíneo. Asimismo, es clave que en el tratamiento subagudo existan protocolos de cuidado para este tipo de pacientes, como por ejemplo, realizar pruebas para ver si pueden deglutir, cuidados de temperatura y glucosa. Los centros de salud certificados de ACV cuentan con estos protocolos y garantizan una atención de calidad.
Los estudios de neuroimagen como la resonancia magnética cerebral y el estudio dúplex carotideo y trasncraneal permiten evaluar el estado de las arterias y al aporte de sangre hacia el cerebro y así saber si se es candidato a desarrollar un infarto o derrame cerebral. De ser así se aconseja llevar un estilo de vida saludable, evitar consumir en exceso alcohol, no fumar, realizar ejercicios con frecuencia y hacerse chequeos en forma regular.
Los ACV son un problema de salud pública en países en vías de desarrollo como el Perú; ya que el 85% de las muertes por esta afección se producen en estas naciones. No se convierta en una víctima más y adquiera un estilo de vida saludable.