Perú es reconocido internacionalmente por su variada gastronomía, con platos que combinan tradición, diversidad de insumos y creatividad culinaria. Sin embargo, detrás de esa fama se esconde una realidad preocupante: altos niveles de contaminación en los alimentos que se consumen diariamente en los mercados locales. Un estudio reciente reveló cifras alarmantes sobre el uso de agroquímicos en productos de consumo humano, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.
El Tercer Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos, realizado en cinco mercados de abasto en distintas ciudades del país, dejó en evidencia que el 47% de los productos analizados superaron los límites máximos permitidos de residuos de pesticidas establecidos por la normativa peruana. Esto significa que casi la mitad de los alimentos no serían aptos para el consumo, lo que representa una amenaza potencial para la salud de millones de personas.
El informe publicado por Salud con Lupa expone además que, si se comparan estos resultados con los estándares más estrictos de la Unión Europea, el porcentaje de productos desaprobados asciende a un 72%. Los productos evaluados en este monitoreo incluyen tomates, lechugas, cebollitas chinas y apios, alimentos que forman parte de la dieta cotidiana de los peruanos.
Pesticidas peligrosos y su impacto en la salud
Uno de los puntos más graves del informe es la persistencia del uso de clorpirifos, un pesticida cuya utilización está vinculada con problemas cognitivos en los niños cuyas madres estuvieron expuestas a este químico durante el embarazo. Además, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos clasificó el clorpirifos como un posible carcinógeno, lo que habla de la gravedad de su uso continuado en el Perú, a pesar de estar prohibido en otros países.
El expresidente de la Comisión de Defensa del Consumidor, Jaime Delgado, explicó en una entrevista con RPP que los resultados del monitoreo son alarmantes no solo por el número de productos contaminados, sino por la magnitud de la contaminación. El experto destacó que, en algunos casos, los niveles de agroquímicos superan en miles de veces los límites permitidos, como en el caso de una muestra de cebollita china en la que el residuo de bifentrina estaba 10.900% por encima del límite.
Falta de control y supervisión
Un aspecto clave que emerge del análisis es la ausencia de control adecuado por parte de las autoridades encargadas de garantizar la seguridad alimentaria. Según el excongresista, la responsabilidad de monitorear la calidad de los alimentos se divide entre el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y las municipalidades. Mientras Senasa se ocupa de regular el uso de pesticidas en los campos y de la calidad de los productos de exportación, las municipalidades tienen la tarea de supervisar los productos que se comercializan en los mercados internos. Sin embargo, las capacidades técnicas y los recursos limitados de las municipalidades han dificultado el cumplimiento de esta función.
Además, la falta de involucramiento de las autoridades locales en los procesos de monitoreo. En el tercer monitoreo, solo las municipalidades de Cusco, Huánuco y Huaraz participaron activamente en la recolección de muestras, mientras que en Lima y Arequipa, las autoridades no mostraron interés en colaborar.
Propuesta de reforma institucional
Ante la gravedad de la situación, Delgado sugirió la necesidad de una reestructuración del modelo institucional de supervisión de los alimentos en el Perú. Propone la creación de una sola autoridad sanitaria que se encargue de garantizar la seguridad tanto de los productos de exportación como de los que se venden en el mercado interno. Actualmente, la duplicidad de funciones y la falta de recursos en las municipalidades dificultan el control efectivo sobre los alimentos que consumen los peruanos a diario.
La falta de apoyo técnico en el campo también contribuye a la persistencia del problema. Según el experto, los agricultores, muchos de los cuales forman parte de la agricultura familiar, no cuentan con asesoría adecuada sobre el uso seguro de agroquímicos. La única orientación que reciben proviene de los vendedores de estos productos, lo que agrava la situación, ya que en muchos casos los pesticidas utilizados son antiguos o altamente tóxicos.
El enfoque del Senasa
Por su parte, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), a través de una nota del Senasa, informó sobre las acciones que lleva a cabo para promover el uso responsable de plaguicidas y garantizar la seguridad de los alimentos primarios destinados al consumo humano. Senasa ha implementado programas de capacitación para agricultores en todo el país, con el fin de que adopten buenas prácticas agrícolas y de higiene.
Según el organismo, realiza un monitoreo anual de los niveles de contaminantes en los alimentos, y los resultados del último plan de 2023 indican que solo 10,6% de las muestras analizadas presentaban niveles de contaminación. Aunque esta cifra representa una mejora respecto al 19% registrado en 2019, un contraste total con el último análisis hecho en el Tercer Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos.