Durante 2023 se han registrado en el Perú más de 9 mil separaciones y divorcios, y junto con los celos, la infidelidad es una de las principales causas de las rupturas de pareja, de acuerdo al Instituto Gestalt de Lima (IGL).
Debido a que la infidelidad es tan común y suele estar normalizada en nuestra sociedad, suele ignorarse que la traición amorosa afecta la salud mental de la persona que es engañada.
El impacto emocional de la infidelidad es tan grave que puede afectar el bienestar de la persona traicionada y provocar en ella un trauma emocional, por eso es considerado violencia psicológica en el ámbito de la pareja y se manifiesta a través de síntomas propios del trastorno de estrés postraumático.
La infidelidad es violencia psicológica
Cuando una persona, dentro de una relación de pareja, traiciona la confianza del otro, la relación enfrenta una grave inestabilidad. Entre los problemas conyugales, la infidelidad es el que causa más dolor y sufrimiento en la pareja, y puede extenderse, cuando no es bien manejado, a toda la familia y especialmente a los hijos.
La infidelidad es generadora de inseguridad en la persona y pérdida de confianza en sí misma y en la relación de pareja. La persona traicionada experimenta humillación y tortura emocional al descubrir la infidelidad. Entonces queda clara la presencia de un trauma, manifestando síntomas que los profesionales de la salud mental asocian actualmente con el trastorno por estrés postraumático.
Al igual que otras personas que han visto amenazada su seguridad y bienestar emocional o físico, la persona engañada por su pareja se siente desorientada y confundida por lo sucedido. Entre los síntomas del trastorno de estrés postraumático causado por una infidelidad, conocido también como trastorno de estrés postinfidelidad, se destacan los siguientes:
- Pensamientos intrusivos.
- Regulación emocional inestable.
- Sensaciones extracorporales.
- Oscilar entre sentirse insensibles y explotar en represalias.
- Búsqueda constante de más información que puede causar más angustia.
- Sentimientos abrumadores de impotencia y fragmentación.
- Necesidad de recuperar la autoestima asignando culpas.
- Confusión y desorientación.
El trauma de la traición puede también reactivar recuerdos de heridas emocionales del pasado que nunca se resolvieron. Estas experiencias traumáticas, al resurgir, complican considerablemente el proceso de sanación.
Para que una pareja en esta situación tenga la posibilidad de superar el dolor de la confianza rota, deben enfrentar dos desafíos simultáneamente: primero, comprender y trabajar tanto con las respuestas actuales al trauma emocional como con las que resurjan del pasado. Segundo, ambas personas deben comprometerse a desempeñar roles específicos que les permitan sanar el sufrimiento mutuo.
Hay que tener en cuenta que, a menudo, se cree que la infidelidad ocurre únicamente en matrimonios disfuncionales o en parejas con conflictos o falta de afecto. Sin embargo, también puede presentarse en parejas funcionales, con relaciones armoniosas y donde existe afecto.
¿Cómo se siente una persona engañada por su pareja?
Sentirse devastada, humillada y quebrada es una experiencia extremadamente difícil de sobrellevar. Aunque la persona traumatizada tiene motivos válidos para sentirse angustiada, debe atravesar estas reacciones con sinceridad y comprometerse junto a su pareja a hacer todo lo necesario mutuamente para sanar.
Quien sufre de trastorno de estrés postraumático debido a la infidelidad probablemente experimente cambios de humor abruptos, la aparición de problemas subyacentes no resueltos y oleadas intensas de dolor. Simultáneamente, sentirá la necesidad de contraatacar, escapar o se verá paralizada. Será fundamental que aprenda a tranquilizarse a sí misma, desarrollar resiliencia, buscar apoyo externo y comprometerse a reconstruir su confianza en un futuro más prometedor con su actual pareja o con una nueva pareja.
Si también ha vivido traumas previos, deberá encontrar el significado de lo que está experimentando en el presente en función de lo que soportó en el pasado, evitando culpar a la traición de su pareja por heridas que no provocó.