El Alzheimer representa un desafío creciente para Perú y América Latina. Mientras que en los países de altos ingresos se registra una disminución en su incidencia, en nuestra región la tendencia es la opuesta, con un aumento constante de los casos. Este panorama es alarmante, ya que la enfermedad afecta tanto a quienes la padecen como a sus cuidadores, imponiendo una carga emocional y económica significativa sobre las familias y el sistema de salud. La situación requiere una respuesta integral para mitigar su impacto devastador.
La demencia es un término que engloba varias condiciones neurodegenerativas que afectan la memoria, el lenguaje, y la capacidad para realizar actividades cotidianas. El Alzheimer constituye el 62% de los casos de demencia a nivel mundial, y Perú no es la excepción. Según estudios epidemiológicos, en 2006 la prevalencia de demencia en Lima fue del 8%, y en 2022 alcanzó el 11% en Puente Piedra. Estas cifras reflejan el preocupante crecimiento de la enfermedad. Además, se estima que los casos de demencia en Perú aumentarán un 279% para 2050, alcanzando los 744,847 casos. Este incremento implica enormes desafíos para el sistema de salud, ya que muchos pacientes requerirán cuidados prolongados y especializados.
Un aspecto relevante de estas enfermedades es la dependencia de los pacientes hacia sus cuidadores. En Perú, el 81.5% de los cuidadores son mujeres, siendo el 61% esposas de los pacientes, quienes a menudo abandonan sus trabajos y planes personales para dedicarse al cuidado de sus seres queridos. Esto genera una carga emocional significativa, además de la presión financiera, ya que los costos del cuidado pueden alcanzar hasta 1,500 dólares mensuales. Los cuidadores también informan un deterioro en su propia salud, pues el estrés y la demanda física del cuidado afectan su bienestar general.
Los síntomas conductuales del Alzheimer, como las alucinaciones visuales, la apatía y el comportamiento motor aberrante, aumentan la dificultad de cuidar a los pacientes. Sin embargo, estudios han demostrado que un cuidador entrenado puede mejorar la calidad de vida tanto del paciente como de su propia familia. Programas como el de “lonchecitos para cuidadores”, un curso virtual sostenido a lo largo de un año con sesiones mensuales, han demostrado reducir significativamente la carga percibida por los cuidadores y mejorar su comprensión de la enfermedad, lo que repercute directamente en un cuidado más eficiente y humano.
La investigación en Perú ha comenzado a avanzar hacia enfoques innovadores que podrían transformar la manera en que se enfrenta el Alzheimer. Un ejemplo de esto es el proyecto IMPACTSalud, financiado por el Instituto Nacional de Salud del Reino Unido (NIHR), que busca mejorar el diagnóstico y tratamiento de la demencia en el primer nivel de atención de salud en el país. Este proyecto se ha diseñado con cuatro objetivos principales: primero, evaluar el sistema de salud para identificar las barreras en la atención a los pacientes con demencia y sus cuidadores; segundo, desarrollar una herramienta digital que permita a los agentes comunitarios de salud detectar casos de demencia en sus primeras etapas, especialmente en zonas rurales.
El tercer objetivo de IMPACTSalud es implementar una intervención tecnológica que se utilizará para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores. Esta herramienta será manejada por agentes comunitarios capacitados, quienes brindarán apoyo directo a las familias. El cuarto objetivo es evaluar el impacto socioeconómico de la demencia en Perú, analizando tanto los costos directos, como los de cuidados y tratamientos, así como los indirectos, relacionados con la pérdida de productividad de los cuidadores. Este enfoque integral permitirá a los responsables de las políticas públicas comprender mejor la carga que supone esta enfermedad, para diseñar estrategias más efectivas y sostenibles a largo plazo.
En conclusión, la situación del Alzheimer en Perú requiere acciones inmediatas y coordinadas. Con el aumento significativo de casos proyectado para las próximas décadas, es crucial sensibilizar a la sociedad, apoyar a los cuidadores y mejorar las herramientas de diagnóstico temprano. Iniciativas como IMPACTSalud son pasos importantes en esta dirección, pero la magnitud del problema exige un compromiso continuo de todos los sectores involucrados.