“Decir que no hay hambre es negacionista”: desigualdad y crisis climática intensifican la inseguridad alimentaria en Perú

En entrevista con Infobae Perú, Salesky Rivas Collazos, abogada y especialista en seguridad alimentaria, critica la negación del hambre en el país por parte del Gobierno. La falta de un reconocimiento efectivo del derecho a la alimentación está perpetuando la situación, advierte

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Según el más reciente sondeo
Según el más reciente sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 75 % de los encuestados residentes en el entorno rural respondieron que sí les había faltado alimentos por falta de dinero o recursos, mientras que esta cifra se sitúa en el 56 % en zonas urbanas y en el 48 % en Lima Metropolitana. Foto: EFE/Paolo Aguilar

Una reciente encuesta de Ipsos ha vuelto a revelar datos preocupantes sobre la situación alimentaria en Perú, contradiciendo las afirmaciones del ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero, quien sostiene que en el país no existe hambre.

Según el estudio, el 42% de los encuestados declaró no haber podido comer en alguna ocasión debido a la falta de dinero, un indicador que coloca a esta población en una situación de inseguridad alimentaria grave, especialmente en las zonas rurales del país.

Para entender más a fondo esta realidad, Infobae Perú conversó con Salesky Rivas Collazos, abogada y especialista en seguridad alimentaria y crisis climática, que mediante la investigación trabaja de cerca siguiendo el desarrollo de estos temas.

De acuerdo a Rivas, los resultados de Ipsos no solo confirman el aumento de personas que no logran tener tres comidas diarias, sino que también muestran un desbalance nutricional que pone en riesgo la salud de los más vulnerables, como niños y mujeres embarazadas. Por ello: “decir que no hay hambre es negacionista de la realidad a la que se enfrenta nuestro país”, apunta la abogada.

La anemia golpea con más
La anemia golpea con más dureza a los infantes de las zonas rurales del Perú. Foto: IPS

Estado peruano viola derecho a la alimentación

La encuesta de Ipsos destaca, en primer lugar, que un 13% de los encuestados manifestó comer dos o menos veces al día. Esta reducción en la frecuencia de las comidas expone a la población a un déficit calórico y, a la vez, incrementa el riesgo de malnutrición y enfermedades asociadas, como la anemia.

Además, el 22% de la población encuestada afirmó que consume carne o derivados solo dos o menos veces por semana. Dicha situación es bastante crítica, ya que la falta de proteínas de origen animal puede tener consecuencias altamente riesgosas, como la desnutrición crónica en los niños, que puede afectar su desarrollo físico y cognitivo a largo plazo.

En esa línea, Rivas enfatiza la necesidad de diferenciar entre la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación. Mientras que la primera se refiere a la disponibilidad y acceso a alimentos, el derecho a la alimentación implica una obligación del Estado de garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder a una dieta adecuada.

Gobierno de Dina Boluarte niega
Gobierno de Dina Boluarte niega existencia del hambre en el país y genera indiganción en cientos de ciudadanos. Foto: EFE/ Cristobal Bouroncle

Según Rivas, entender esta distinción es crucial, pues, hablar de derecho a la alimentación permite exigir al Gobierno medidas concretas para mejorar la situación alimentaria, priorizando las áreas más afectadas.

“En el Perú, se está utilizando bastante el tema de seguridad alimentaria, que está vinculado con el derecho a la alimentación, pero no necesariamente significan lo mismo. Hablamos de que todas las personas tienen derecho a la alimentación y, por lo tanto, al tener este derecho, existe una obligatoriedad del Estado de cumplir con actividades para tutelar que este derecho se efectúe de manera apropiada. Entonces, es ahí donde radica la importancia de hablar del derecho a la alimentación”, explica Rivas.

Asimismo, Rivas argumenta que exigir el cumplimiento del derecho a la alimentación podría ser clave para resolver los problemas actuales, a pesar de que este derecho no esté explícitamente detallado en la Constitución, pero sí esté respaldado por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, más conocida como el ‘Pacto de San José’, del cual Perú forma parte.

“Exigir el cumplimiento de los derechos que tenemos como personas podría ser una solución a las problemáticas que enfrentan programas como los vasos de leche y los comedores populares, donde la escasez de alimentos y la reducción de raciones se deben a la insuficiencia de los presupuestos económicos, que no alcanzan y cuyas partidas no llegan”, enfatiza Rivas.

Siguiendo esta perspectiva, la abogada destaca que la violación del derecho a la alimentación impacta negativamente en otros derechos relacionados.

En primer lugar, afecta el derecho a la vida, ya que la falta de alimentación puede provocar hambre, lo que compromete el derecho a la salud. Además, incide en el derecho a la educación, dado que, por ejemplo, un niño con anemia no puede rendir igual que uno bien alimentado.

Ollas comunes en Perú combaten
Ollas comunes en Perú combaten el hambre y enfrentan dura crisis desde la pandemia. Foto: El Peruano

Crisis sobre crisis: el impacto del clima en el hambre

Por otro lado, la encuesta revela también disparidades regionales en la inseguridad alimentaria. Así se evidencia sobre todo en las zonas rurales, donde el 51% de los ciudadanos reporta dificultades para acceder a alimentos, una cifra que refleja las profundas desigualdades entre los diferentes departamentos del país.

Dentro de este conjunto, el norte del Perú es la zona más afectada, con un 51% de la población enfrentando problemas alimentarios, seguido del sur con un 42%, el centro con un 41%, y el oriente con un 37%.

Sobre ello, la especialista subraya que estas brechas no solo se deben a factores económicos, sino también a las distintas vulnerabilidades geográficas de las regiones frente al cambio climático.

Cambio climático impacta directamente en
Cambio climático impacta directamente en crisis alimentaria en Perú. Foto: Difusión

Por ejemplo, en las comunidades indígenas y rurales, especialmente en la Amazonía y Los Andes, el cambio climático se ha visto acentuado a través de las sequías prolongadas y las temperaturas extremas, que están afectando la producción agrícola y reduciendo la disponibilidad de alimentos en estas regiones.

Esto, a su vez, ha llevado a un aumento en la migración de la población hacia las ciudades grandes en busca de mejores oportunidades, lo que agrava aún más la crisis.

“Es importantísimo, y es algo que no se ve en nuestro país, trabajar con el tema de territorialidad. Es fundamental comprender cómo las afectaciones y las diferencias entre los distintos espacios geográficos que tenemos, que tanto se destacan por su biodiversidad, van a terminar afectando a las poblaciones que viven allí. Si consideramos que son los espacios urbanos los que nos están dando esta respuesta, entonces resultará aún más preocupante conocer los resultados en un espacio rural. Luego, dentro de ese espacio rural, es importante diferenciar aquellas poblaciones que son mucho más vulnerables, como las comunidades campesinas e indígenas, donde, por ejemplo, el cambio climático les afectará según el territorio en el que se encuentren”, detalla la especialista.
Ángel Manero, ministro de Agricultura,
Ángel Manero, ministro de Agricultura, niega existencia del hambre en el Perú. Foto: Andina

Todo queda en papel

En cuanto a la falta de acción del Estado para abordar la crisis alimentaria de manera efectiva, Rivas explica que, aunque existen programas sociales y esfuerzos para mejorar la situación, como la promoción de productos regionales en la dieta peruana, estas medidas son insuficientes y no llegan a las zonas más golpeadas.

Además, a ello se suma la falta de inversión en la agricultura familiar y en políticas de apoyo a los pequeños agricultores, dos factores adicionales que ‘alimentan’ esta crisis.

Esto debido a que muchos de estos productores agrarios, que son la base de la producción de varios alimentos en el país, están luchando para mantener sus cultivos en medio de la falta de recursos y sin apoyo del Gobierno.

Las mujeres que viven en
Las mujeres que viven en zonas rurales de Perú son las más afectadas por la crisis alimentaria. Foto: EFE/ Aldair Mejía

Por ello, la especialista apunta que para abordar la inseguridad alimentaria, que afecta a un número creciente de peruanos con un impacto devastador en la salud y el bienestar de las comunidades más vulnerables, primero, es necesario que el Estado reconozca el derecho a la alimentación como un derecho fundamental y tome medidas urgentes para asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a una dieta adecuada y nutritiva.

“En nuestro país está el tema de la ley de seguridad alimentaria nutricional que hasta el momento todavía no cuenta con reglamentación, y hay varios detalles en esos temas que todavía no se ven. Por ejemplo, la estrategia nacional de seguridad alimentaria nutricional no está actualizada y así tenemos documentos que solamente han sido lanzados en parte inicial, pero que hasta el momento no se han visto actualizados”, dice Rivas.

“Yo considero que la apertura de comercio de alimentos es necesario, pero también hay que empoderar y manejar la promoción y la ejecución de las políticas de agricultura familiar, que van a permitir fortalecer la seguridad alimentaria”, concluyó.

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