Alrededor del 11% de los peruanos sufre alguna enfermedad renal crónica, entre las que se encuentra el cáncer de riñón, una enfermedad silenciosa debido a que, en sus etapas iniciales, no presenta síntomas visibles.
Algunas de las complicaciones que pueden generarse a partir del cáncer de riñón son la presión arterial alta o hipertensión, el exceso de calcio en la sangre y el conteo alto de glóbulos rojos, además, por supuesto, de la diseminación del cáncer en otras partes del cuerpo.
Por eso, en el marco del Día Mundial del Cáncer de Riñón, que se conmemora cada 20 de junio, Por un Perú Sin Cáncer, asociación que busca erradicar la enfermedad oncológica, destaca la importancia de la prevención y detección temprana de esta neoplasia, que es uno de los diez tipos de cáncer más comunes tanto en hombres como en mujeres.
Los riñones
Los riñones son dos órganos grandes con forma de frejol, del tamaño aproximado de un puño. Están situados en la parte superior trasera del abdomen, protegidos por las costillas en la zona baja de la caja torácica.
Un riñón se localiza a la izquierda y el otro a la derecha de la columna vertebral. Sobre cada riñón se encuentra una pequeña glándula denominada glándula suprarrenal.
La función principal de los riñones es filtrar el exceso de agua, sal y desechos de la sangre que llega a través de las arterias renales. Estas sustancias se convierten en orina, que se acumula en una zona central de cada riñón llamada pelvis renal.
La orina luego es transportada fuera de los riñones mediante tubos largos y delgados llamados uréteres. Los uréteres conducen la orina hasta la vejiga, donde se almacena hasta su eliminación durante la micción.
El cáncer de riñón
El carcinoma de células renales, también conocido como cáncer de células renales o adenocarcinoma de células renales, es el tipo más frecuente de cáncer de riñón, representando aproximadamente 9 de cada 10 casos.
Normalmente, el carcinoma de células renales se desarrolla como un único tumor en el riñón, aunque en ocasiones pueden encontrarse dos o más tumores en uno o ambos riñones simultáneamente.
Síntomas del cáncer de riñón
Algunos de los síntomas del cáncer de riñón son sangre en la orina, dolor en un costado de la espalda baja, un bulto en el abdomen, cansancio o pérdida de apetito.
Sin embargo, usualmente el cáncer de riñón se identifica en fases más avanzadas de la enfermedad y existen varias razones que explican la falta de detección temprana. Por un lado, este cáncer puede crecer considerablemente sin causar dolor u otros síntomas.
Por otro lado, debido a que los riñones están ubicados en una zona profunda del cuerpo, los tumores renales pequeños no pueden verse ni palparse durante un examen físico.
Además, no existen pruebas de detección recomendadas para el diagnóstico precoz del cáncer de riñón en personas sin alto riesgo, ya que ninguna ha demostrado reducir el riesgo general de muerte por esta enfermedad.
4 hábitos diarios para prevenir el cáncer de riñón
Para Gianina Orellana, directora de Por Un Perú Sin Cáncer, la prevención empieza con la concienciación sobre los factores de riesgo. “Aunque algunos factores, como la genética, están fuera de nuestro control, existen hábitos de vida que pueden reducir significativamente el riesgo”, destaca Orellana.
Entre esos hábitos, los 4 principales que pueden ser integrados a la rutina diaria son los siguientes:
- Control del peso: mantener una presión arterial baja y un peso corporal saludable son factores cruciales para prevenir complicaciones en el organismo. Las personas con sobrepeso tienen aproximadamente un 20% más de riesgo de desarrollar cáncer de riñón en comparación con aquellos con un peso saludable. Para las personas obesas, este riesgo puede aumentar hasta un 70%.
- Dieta saludable: una alimentación rica en frutas y verduras juega un papel fundamental en la prevención, ya que consumir alimentos de alto valor nutricional no solo ayuda a mantener un peso adecuado, sino que también aporta los nutrientes necesarios para fortalecer el sistema inmunológico y reducir la probabilidad de desarrollar cáncer.
- Ejercicio regular: la actividad física regular es esencial para mantener un peso saludable y mejorar la salud general. El ejercicio ayuda a reducir el riesgo de cáncer de riñón al mejorar la función cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y reducir la inflamación. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa cada semana.
- Evitar el tabaco: el tabaquismo está estrechamente relacionado con la incidencia del cáncer de riñón, por lo que abandonar este hábito es fundamental para disminuir el riesgo. El humo del tabaco contiene numerosas sustancias químicas carcinógenas. Al inhalarse, estas sustancias entran al torrente sanguíneo y son filtradas por los riñones, lo que expone a las células renales a estos agentes dañinos. Los componentes tóxicos del tabaco pueden causar daño oxidativo a las células del riñón, lo que puede llevar a mutaciones y al desarrollo del cáncer.
Asintomática en fases iniciales
El cáncer de riñón es poco frecuente; sin embargo, es importante aprender a prevenirlo. Suele manifestarse en la edad adulta, entre los 60 y 80 años, y en forma aislada durante la infancia. Como otro tipo de afecciones, no genera molestias hasta que el mal se encuentra muy avanzado. Quizá el momento de mayor sospecha es cuando el paciente presenta sangre en orina (hematuria).
El médico Augusto Saavedra, de la Clínica Ricardo Palma, explica que en la actualidad los estudios de imágenes permiten hacer un diagnóstico casual al realizar tomografías, resonancias o ecografías por otras razones. Pero lo correcto es hacerse un chequeo anual de las funciones renales para identificar cualquier alteración en forma temprana.
Tabaquismo, obesidad, hipertensión, exposición a ciertos químicos, genética, enfermedad quística de riñón adquirida, abuso de analgésicos, quimioterapia, hepatitis crónica tipo C, afección de células falciformes e historia de cálculos renales son algunos factores asociados al desarrollo de este mal.
El especialista subraya que desafortunadamente esta neoplasia no produce molestias ni incomodidades en etapas tempranas, pero cuando el cuadro está muy avanzado genera dolor en el flanco, hematuria y masa palpable. Se estima que al momento de la evaluación un 25% de pacientes ya tiene metástasis.
Los reportes médicos indican que la tasa de sobrevida de este cáncer —a cinco años— varía según el estadio. Por ejemplo, en el estadio I es del 81 al 94%, mientras que en el II es del 74 al 84%. Un diagnóstico precoz es clave para comenzar con el tratamiento, el cual puede ser una cirugía (nefrectomía parcial o total), terapias sistémicas (inmunoterapia y terapia dirigida), radioterapia y quimioterapia.