Desde tiempos inmemoriales, las personas han recurrido a las plantas para tratar enfermedades de diversa índole. Esta práctica, transmitida de generación en generación, es común en distintas regiones del Perú, especialmente en áreas remotas. Una de las razones principales por las que se prefieren hierbas es la falta de acceso a medicamentos, ya sea por su elevado costo o por la ausencia de farmacias y centros de salud en pueblos alejados.
Otra razón es la desconfianza hacia los fármacos convencionales, motivada por creencias culturales y experiencias personales. En muchas comunidades, se considera que las plantas, al ser naturales, son más seguras y menos invasivas que las pastillas producidas industrialmente. Además, su uso forma parte integral de rituales tradicionales, lo que refuerza su aceptación y continuidad.
Con el devenir del tiempo, la medicina tradicional ha concitado la atención de las personas, especialmente de los jóvenes, quienes inicialmente se mostraban incrédulos ante las propiedades curativas de las plantas. Sin embargo, estudios científicos y el respaldo del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego les han dado confianza. Estas personas, que crecieron contrarrestando malestares e infecciones con productos farmacéuticos, ahora consideran las alternativas naturales como opciones viables. Por ejemplo, la chilca.
La chilca, la planta que ostenta propiedades medicinales
En medio de la espesura de la selva peruana, crece la chilca, una planta que ha beneficiado a innumerables generaciones desde tiempos ancestrales. Los lugareños han encontrado alivio a sus dolores y han combatido diversas enfermedades gracias a sus propiedades curativas. Alejados de la urbe, nuestros compatriotas han hallado en la naturaleza la solución a sus problemas de salud.
En un boletín difundido por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), se señala el uso medicinal de esta planta. “Desinflamante contra la bronquitis y catarro. En baños contra el reumatismo”, reza el material informativo de acceso libre en internet.
La chilca, cuyo nombre científico es Amaranthaceae, se cultiva en los departamentos de Loreto, Huánuco, Amazonas, Madre de Dios, San Martín, Pasco y Ucayali. Es menester señalar que su uso no es privativo del Perú; en Ecuador y Bolivia, los pobladores también han aprovechado las propiedades curativas de esta planta.
En otro apartado del documento consultado, se señalan los dolores que la chilca alivia y las enfermedades que combate. “Analgésico, adormecimiento de las extremidades, agrietamiento de los pezones, artritis, bronquitis, diarrea, disentería, gripe, helmintiasis, hemorroides, inflamación renal de las extremidades, leishmaniasis o uta, lumbagos, reumatismo, ulceraciones”, se lee en el boletín.
Ahora bien, si la persona quiere comprobar las propiedades curativas de la chilca, puede consumirla a través de tés o infusiones. También es común que los lugareños de la selva hiervan las hojas en una olla con agua, para luego vaciar el líquido en una bañera llena con agua tibia.
En cuanto a sus características, se sabe que la planta es un arbusto de 1 a 2 metros de altura, ramoso, densamente cubierto con puntos glandulosos, con hojas hasta el ápice. Cabe señalar que su fruto es una cápsula ovoide y sus semillas son oblongas con arilo blanco.
Estudio científico destaca el uso medicinal de la chilca
En La Paz, Bolivia, se realizó un estudio que giró en torno a la chilca, una planta que desde tiempos inmemoriales ha sido utilizada por los ciudadanos de ese país. El artículo científico, titulado “Uso de Baccharis latifolia (Chilca) en La Paz, Bolivia”, complementa lo manifestado por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego en lo que respecta a las propiedades medicinales.
“A través del presente estudio descriptivo, se concluye que, el uso principal de B. latifolia (chilca) es como antiinflamatorio, de forma tópica. Además se evidencia que el uso de esta planta en la ciudad de La Paz está tan generalizado, que se extiende incluso a tratamientos terapéuticos realizados por muchos profesionales fisioterapéutas/kinesiólogos los cuales la utilizan rutinariamente”, reza el documento que fue publicado por el Instituto de Investigaciones Químicas de la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia).
Lily Salcedo Ortiz y Giovanna Rocio Almanza Vega, las autoras del artículo en cuestión, entrevistaron a 104 profesionales fisioterapeutas/kinesiólogos para conocer si utilizan o utilizaron chilca como tratamiento tópico para procesos inflamatorios y como analgésico.
“56 (53.8%) profesionales sí utilizan plantas medicinales en sus tratamientos fisioterapéuticos. De los 56 que utilizan plantas medicinales, 50 utilizan B. latifolia (Chilca). De 50 profesionales que utilizan B. latifolia en tratamientos fisioterapéuticos, 29 lo utilizan como antiinflamatorio y 21 como analgésico, 38 lo utilizan de forma tópica y 12 en infusiones”, se precisa en el artículo científico.
En conclusión, la chilca se destaca por sus propiedades curativas, ofreciendo una fuente natural de alivio para diversas dolencias y enfermedades. En comunidades rurales y pueblos donde las farmacias están ausentes, esta planta se convierte en una alternativa valiosa y accesible para el cuidado de la salud, manteniendo viva la tradición de la medicina natural y proporcionando soluciones efectivas y económicas para sus habitantes.