Consejos básicos para prevenir y detectar la violencia sexual contra niñas y adolescentes

En Perú el 70% de las víctimas de agresiones sexuales fueron niñas y adolescentes en 2023, lo que convierte a la violencia sexual contra menores de edad en un problema de salud pública en nuestro país

Algunas de las modalidades más comunes de violencia sexual contra niñas y adolescentes son los tocamientos indebidos y el exhibicionismo y tienen un impacto devastador en quienes las sufren (Aldeas Infantiles SOS Perú)

En 2023, se reportaron más de 21 mil casos de violencia sexual contra la mujer y cerca del 70% de ellos tuvo como víctimas a menores de edad. Esto quiere decir que más de 15 mil niñas y adolescentes fueron agredidas sexualmente en el último año.

Estos son los alarmantes datos recopilados por Aurora, el Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar, perteneciente al MIMP (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables).

Algunas de las modalidades más comunes de violencia sexual contra niñas y adolescentes son los tocamientos indebidos, el exhibicionismo e incluso el coito, y tienen un impacto devastador en quienes las sufren.

Sin embargo, existen factores de riesgo que se pueden tener en cuenta para prevenir la violencia sexual contra menores de edad, así como hay señales en el comportamiento de las víctimas que permiten detectarla.

La violencia sexual contra niñas y adolescentes, es también llamada abuso sexual infantil (Andina: Agencia Peruana de Noticias)

Estos consejos básicos para prevenir y detectar la violencia sexual contra niñas y adolescentes están dirigidos a madres, padres y cuidadores de menores de edad.

Violencia sexual contra menores o abuso sexual infantil

Según el MIMP, la violencia sexual contra niñas y adolescentes, también llamada abuso sexual infantil, consiste en el contacto que ocurre entre una persona adulta y una menor de 18 años que tiene como objetivo la gratificación sexual o estimulación sexual del adulto que comete el abuso.

La desigualdad que existe entre el adulto y la menor de edad, debido a la posición de autoridad o poder del primero para someter a la segunda, es lo que le da el nombre de “abuso” a este tipo de violencia sexual.

El abuso sexual infantil puede suceder a través de contactos bucales como besos, lamidas o mordidas en zonas genitales o íntimas como el pecho, el vientre, la pelvis y los glúteos; caricias, frotamientos o tocamientos en dichas zonas o estimulación manual de los órganos sexuales de la menor; y también por medio del coito o penetración del pene en la vagina, el ano o la boca.

El abuso sexual infantil afecta gravemente la vida de niñas y adolescentes a nivel emocional, cognitivo y social (Idehpucp)

Pero, el abuso sexual contra niñas y adolescentes también se lleva a cabo sin contacto físico como cuando el adulto espía a la menor mientras ella se desviste; si él le muestra sus genitales o se masturba en su presencia; cuando le toma fotos desnuda o la hace que vea pornografía.

Efectos de la violencia sexual contra niñas y adolescentes

El abuso sexual infantil afecta gravemente la vida de niñas y adolescentes a nivel emocional, cognitivo y social, tal como señala UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), organismo que trabaja por los derechos sexuales y reproductivos.

Este tipo de violencia sexual contra menores de edad puede tener como consecuencia el abandono escolar, un embarazo no deseado o la práctica de abortos inseguros. Pero también puede dañar la salud mental de la víctima a largo plazo dando pie a trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático; así como conductas autodestructivas como las lesiones autoinflingidas y los intentos de suicidio.

Señales de alarma del abuso sexual infantil

El temor reciente hacia una persona (padre, hermano o tío) es una señal de alarma de violencia sexual contra niñas y adolescentes (Ojo Público)

Según Acción por los Niños, una ONG comprometida con el desarrollo de la niñez y la adolescencia en el Perú, existen algunos comportamientos que pueden observarse en las menores de edad que constituyen señales de alarma del abuso sexual infantil:

  • Temor reciente hacia una persona (padre, hermano o tío)
  • Reacción anormal cuando se le pregunta si alguien la ha tocado
  • Cambios de comportamiento, tales como orinarse en la cama o pérdida del control de las evacuaciones
  • Actos y palabras sexuales compartidas con otros niños y niñas
  • Preguntas sobre la actividad sexual que no son propias para su edad
  • Cambios en los hábitos de dormir o pesadillas en las niñas pequeñas
  • Dolor, enrojecimiento o sangrado en el ano u órganos genitales
  • Secreción inusual del ano o la vagina
  • Frecuentes infecciones urinarias en las niñas
  • Depresión o aislamiento
  • Bajo rendimiento escolar o negarse a ir a la escuela
  • Comportamiento suicida

Factores de riesgo de la violencia sexual contra menores

En diálogo con Infobae Perú, Wendy Anticona, psiquiatra de niños y adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi (INSM), afirma que el ambiente en el que viven las menores de edad es un factor importante cuando se habla del riesgo de sufrir violencia sexual.

El riesgo de violencia sexual aumenta cuando no existe una relación de confianza entre los adultos y las niñas y adolescentes (Movimiento Manuela Ramos)

Para Anticona, quien además de sus conocimientos en psiquiatría también aplica herramientas de psicoterapia en las consultas con sus pacientes, señala 3 puntos fundamentales que aumentan las probabilidades de ser víctima de abuso sexual infantil:

  1. Las víctimas son niñas o adolescentes que la mayor parte del tiempo no están siendo observadas por sus mamás, papás o cuidadores. Esta negligencia es la que permite que el abusador analice a la menor de edad y estudie la situación para ver si es posible cometer el abuso durante la rutina diaria de ella. “Hay que tener en cuenta que el abuso sexual infantil no es espontáneo sino que es planificado con anticipación. El abusador tiene un ‘olfato’ que le permite captar esta situación de descuido alrededor de la víctima, lo que le permite elegir a la ‘adecuada’”, advierte Anticona. Cabe señalar que el agresor sexual, en la mayoría de los casos, es alguien que tiene acceso a la casa de la víctima porque suele ser un familiar o un conocido de la familia.
  2. En el caso de que los responsables de la crianza de las menores estén presentes, el riesgo de violencia sexual sobre ellas aumenta cuando no existe una relación de confianza entre los adultos y las niñas y adolescentes. Se debe generar entre padres e hijas una relación de cercanía a través del juego, tal como explica la psiquiatra del INSM: “si el adulto se divierte con la niña entonces ya se gana la confianza de ella. Por el contrario, cuando el abusador percibe que la menor de edad no confía en quien la cuida, entonces él sabe que si comete el abuso, la víctima no va a contar nada sobre la agresión que ha sufrido”.
  3. “Si los adultos son muy críticos o exigentes con las menores de edad o si se enfocan solo en los errores que ellas cometen entonces les están generando culpa”, señala Anticona. Esto puede ser aprovechado por el abusador, ya que se convence de que si comete el abuso y la menor cuenta lo sucedido es probable que los adultos no le crean a ella e incluso la acusen o culpen de inventar la agresión.
La ESI juega un rol fundamental en la prevención del abuso sexual infantil (Voces Diario Digital)

Por último, la psiquiatra aclara que, cuando ocurre el abuso sexual infantil, “aunque hay un grado de responsabilidad en quienes cuidan a la menor, ellos no son culpables. El único culpable es el agresor que violenta sexualmente a la menor. La niña o adolescente agredida, por supuesto, no tiene ningún grado de responsabilidad en el abuso del que ha sido víctima”.

Consejos para prevenir la violencia sexual contra menores

Es importante crear un clima de confianza en el hogar que favorezca que la niña o adolescente busque ayuda cuando se encuentre en peligro o haya sido víctima de alguna agresión (Aldeas Infantiles SOS Perú)

Acción por los Niños comparte también algunos consejos dirigidos a madres, padres y cuidadores para prevenir la violencia sexual contra las menores de edad:

  • Hablar con la niña o adolescente sobre el abuso sexual infantil.
  • Indicar a la menor cuáles son las partes intimas del cuerpo y decirle que nadie debe tocarla.
  • Enseñarle a decir “no” y a pedir ayuda cuando alguna persona intente agredirla.
  • Escuchar a la niña o adolescente, especialmente cuando a ella se le haga difícil comentar algo.
  • Hacerle saber a la menor que está bien decirle si alguien intenta tocarla o la hace sentir incómoda.
  • Conocer a las personas (adultos, niños o adolescentes) que pasan mucho tiempo con la menor.
  • Tomar precauciones cuando deje a la niña o adolescente sola en lugares extraños o con otras personas.
  • No permitir que la menor ingrese a la casa de un desconocido sin la compañía de una persona de confianza.
  • Fomentar que en la escuela se realice un programa para la prevención del abuso sexual infantil.

Al respecto, Nieves Salas, educadora especializada en educación sexual integral (ESI), en conversación con Infobae Perú destaca también la importancia de crear un clima de confianza en el hogar que favorezca que la niña o adolescente busque ayuda cuando se encuentre en peligro o haya sido víctima de alguna agresión. “Nuestras hijas tienen que saber que no vamos a poner en tela de juicio su palabra porque entre nosotras debe existir un diálogo abierto en el que podemos hablar de la sexualidad sin ningún tabú”, señala Salas.

La indemnidad sexual consiste en el derecho de las niñas y adolescentes de llevar a cabo un desarrollo sexual normal (Instituto Superior CADS)

Para que exista un diálogo abierto entre adultos y niñas y adolescentes, los primeros deben brindarles a las segundas información confiable y basada en evidencia científica acerca de su cuerpo, su sexualidad, sus derechos sexuales y reproductivos y la violencia sexual de la que pueden ser víctimas.

Esta información debe adecuarse a la edad de la menor para que pueda comprenderla; y además debe basarse en el respeto a su indemnidad sexual, que consiste en el derecho de las niñas y adolescentes de llevar a cabo un desarrollo sexual normal y ser protegidas para no sufrir ningún tipo de agresión sexual que atente contra su integridad.

En ese sentido, la ESI juega un rol fundamental porque, de acuerdo a Salas, gracias a la educación sexual integral las menores van a poder identificar situaciones de violencia que se encuentran naturalizadas en nuestra sociedad. “Hay que tener en cuenta que existe una cultura de la violación y de la pedofilia porque vivimos en una sociedad machista y patriarcal que ha naturalizado la violencia sexual contra niñas y adolescentes en el hogar, en la escuela y en el barrio. A través de la ESI, las menores aprenden que tienen derecho a vivir en una sociedad libre de violencia y que, ante cualquier agresión, tienen derecho a ser protegidas y a alzar la voz”, sostiene la especialista.