A través de una rápida búsqueda en internet, los peruanos pueden encontrar fácilmente clases de seducción que prometen enseñarles a los hombres cómo atraer a las mujeres, bajo la premisa de que cualquiera puede convertirse en un maestro del arte de seducir.
Sin embargo, tal vez lo que no se les explique a los participantes de estas clases es algo que resulta muy útil en el contexto de la seducción: la diferencia que existe entre la atracción sexual y la tensión sexual.
Estos dos conceptos suelen confundirse o usarse como sinónimos, pero es importante diferenciarlos porque de eso depende, en gran medida, el resultado que se puede obtener cuando se realiza un acercamiento a la persona que nos resulta atractiva.
La atracción sexual
La atracción sexual es un fenómeno complejo que implica una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales que determinan que en una persona se despierte el interés hacia alguien, el cual es impulsado básicamente por el deseo sexual.
Se puede experimentar atracción sexual por alguien no solo debido a su apariencia física, sino que abarca una amplia gama de factores: desde los rasgos de personalidad hasta la forma de vestir, el olor corporal e incluso la voz de una persona.
Por eso los mecanismos de la atracción sexual son un componente clave en las dinámicas de elección de pareja y reproducción humana.
En conclusión, la atracción sexual es lo que hace que alguien sienta interés sexual en otra persona o deseos de tener contacto sexual con dicha persona.
La tensión sexual
La tensión sexual es un tipo de interacción humana que ocurre cuando dos personas experimentan atracción sexual mutua sin consumar dicho deseo sexual que las une.
Esta situación caracterizada por el deseo sexual recíproco pero no expresado puede ocurrir tanto en entornos laborales como en círculos de amistad y a menudo conlleva complicaciones emocionales y sociales para ambas partes involucradas.
La tensión sexual no solo surge entre individuos que nunca han mantenido relaciones íntimas sino también en aquellos que sí las han tenido pero optan por no reanudarlas por diferentes motivos, entre ellos, el impacto potencial en otras relaciones personales o la dinámica de su entorno social.
El deseo sexual característico de la tensión no resuelta puede ser evidente para los observadores externos, a pesar de que los implicados nieguen o ignoren la atracción sexual existente entre ellos.
Diferencia entre atracción sexual y tensión sexual
La diferencia entre atracción sexual y tensión sexual es que mientras la primera es unilateral, la segunda es bilateral. Esto quiere decir que una persona puede experimentar una atracción sexual hacia alguien sin ser correspondida. Pero, en el caso de la tensión sexual se trata de una atracción sexual que dos personas sienten la una por la otra, es decir, que es recíproca, mutua o correspondida.
Para reconocer con mayor facilidad y precisión si existe tensión sexual entre dos personas, se pueden tomar en cuenta algunas señales del lenguaje corporal como las siguientes:
- Mirarse a los ojos constantemente es una muestra de tensión sexual y mientras más dure la mirada, la tensión será mayor entre ambos.
- Cuando hay tensión sexual ambos están pendientes de la presencia de la otra persona, de tal manera que cada uno es consciente de la ubicación y la cercanía del otro.
- Sonrojarse es común cuando existe tensión sexual porque es fácil que ambos sientan cierta timidez o vergüenza.
- Los dos buscan el contacto físico por más mínimo o sutil que sea, como el rozar las manos o tocar el hombro en medio de una conversación.
- Cuando se encuentran en un mismo lugar ambos inventan cualquier excusa para acercarse al otro impulsados por el deseo sexual que los une.
- La atracción sexual recíproca se manifiesta también a través de las sonrisas compartidas. Sonreír es una de las señales más comunes de tensión sexual.