En enero de este año, el Hospital Nacional Arzobispo Loayza advertía sobre la distimia, un trastorno depresivo caracterizado por un sentimiento de tristeza leve que puede pasar desapercibido durante años.
A diferencia de la depresión mayor, la distimia es más difícil de identificar porque se suele creer que no es una enfermedad sino un rasgo de la personalidad de quien padece este trastorno mental.
La distimia
La distimia, también conocida como trastorno depresivo persistente, es una enfermedad mental asociada al estado de ánimo y que afecta a las mujeres dos veces más que a los hombres.
Se caracteriza por la presencia de un estado de tristeza leve la mayor parte del día, pero que persiste durante más de 2 años en adultos; y en niños o adolescentes, el periodo se reduce a un año.
De acuerdo al Manual MSD, los síntomas de este trastorno mental suelen manifestarse inicialmente durante la adolescencia y extenderse durante años e incluso décadas si es que no se recibe el tratamiento adecuado.
Los pacientes con trastorno depresivo persistente también tienen más probabilidades de experimentar trastornos de ansiedad subyacentes, trastornos por abuso de sustancias o trastornos de la personalidad como el trastorno límite de la personalidad (TLP).
La diferencia entre el trastorno depresivo mayor, más conocido simplemente como depresión, y la distimia es que los síntomas de tristeza del primero son más graves o de alta intensidad que en el caso del segundo. Es importante destacar que la distimia puede presentar ocasionalmente episodios de depresión mayor, pero estos no se prolongan en el tiempo.
En cuanto al comportamiento de quien sufre distimia, se caracteriza por ser negativo, desalentador, pesimista, introvertido, quejumbroso e hipercrítico consigo mismo y con los demás. Además, al distímico le cuesta afrontar cualquier problema que se le presente porque su estado de ánimo interfiere en su capacidad resolutiva.
Aunque se trate de una depresión de baja intensidad, la distimia impacta negativamente en la vida de quien sufre este trastorno mental, debido a que afecta su capacidad para disfrutar de la vida, desenvolverse en el trabajo o los estudios, así como influye en las relaciones con familiares, amigos y parejas.
Síntomas de la distimia
Los síntomas de la distimia usualmente varían por encima y por debajo de la intensidad propia del episodio de depresión mayor. Entre los síntomas del trastorno depresivo persistente se encuentran los siguientes:
- Sentimientos persistentes de tristeza y ansiedad
- Baja autoestima
- Sentimientos de desesperanza
- Dificultad para tomar decisiones
- Falta o exceso de apetito
- Insomnio (no poder dormir) o hipersomnia (sueño excesivo)
- Fatiga o baja energía
- Dificultad para concentrarse
- Disminución de la capacidad para sentir placer
- Sentimientos de culpa
- Frustración
- Irritabilidad
- Pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban
Tratamiento para la distimia
En cuanto al tratamiento del trastorno depresivo persistente, uno de los principales obstáculos es que las personas con distimia se acostumbran a vivir con los síntomas de esta enfermedad y por ello no buscan ayuda para mejorar su salud mental.
Como en el caso del trastorno depresivo mayor, para el tratamiento de la distimia es necesario buscar atención médica de profesionales como psicólogos y psiquiatras que realicen un acompañamiento y seguimiento al paciente distímico.
Por un lado, la terapia psicológica es un espacio seguro para hablar de lo que el paciente siente y piensa, además ayuda a desarrollar habilidades para aliviar el estrés, mejorar la autoestima, aprender estrategias para la resolución de problemas y cómo lidiar con los pensamientos negativos. Las terapias psicológicas más empleadas para tratar la distimia son la terapia cognitivo conductual y la terapia interpersonal. Por otro lado, los medicamentos antidepresivos se recomiendan a la par de la terapia psicológica porque pueden reducir los síntomas de tristeza.