La caída de la Dinastía Alayón, una banda criminal extranjera que actuaba como una facción del Tren de Aragua en Lima, dedicada a la explotación sexual, trata de personas, extorsión, secuestro y otros delitos, desentrañó toda una maquinaria de lavado de activos en el Perú. Un arduo trabajo de inteligencia de la Policía Nacional y el Ministerio Público permitió desarticular al grupo y poner freno a sus millonarias ganancias que provenían de lo ilícito.
Las indagaciones de la División de Investigación de delitos de Alta Complejidad (Diviac) y la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado (Feccor) revelaron que esta célula delictiva de la megabanda venezolana ‘blanqueaba’ millonarias sumas de dinero, a través de sus comprobados vínculos con hábiles testaferros.
En este proceso de lavado de dinero, que llegaba en grandes cantidades hacia Venezuela, donde aún seguiría Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero, número uno del Tren de Aragua, se había elaborado un circuito de envíos y prestaciones, bajo las figuras de empresas ‘fantasma’ y ‘cuevas’ financieras, según la investigación.
Las autoridades policiales y fiscales calculan que solo la Dinastía Alayón (también hay otras bandas como los Hijos de Dios, Puros hermanos sicarios, etcétera) podía mover anualmente casi tres millones de soles, siendo la explotación sexual su principal fuente de ingresos.
Expediente judicial revelador
Un expediente del Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria del Poder Judicial, a cargo del caso de la Dinastía Alayón, reveló que la banda sacaba dos tipos de ganancias cada semana: ‘por ingreso de plaza’ (21400 soles) y ‘por uso de plaza’ (26.750 soles). La suma resultaba que casi se hacían con más de 2.8 millones de soles.
Para la Diviac, este monto solo es una parte de un montó mayor en favor del Tren de Aragua y su facciones criminales. Las autoridades tienen claro que la desarticulación de la Dinastía Alayón fue un duro golpe para la megabanda extranjera, pues se configuró un recorte de las remezas enviadas hacia Venezuela.
De los testimonios brindados por las víctimas de explotación sexual a la Policía, se desprende que alias Kevin, cuyo nombre es André Rodríguez Lucena, y Nino, identificado como Yomar Delgado Palacios, eran el cabecilla y el lugarteniente de la Dinastía Alayón, respectivamente.
Las investigaciones también revelaron que estos peligrosos ciudadanos venezolanos no solo extorsionaban a cientos de trabajadores sexuales, negociantes o empresarios, sino también su poder le permitía sacarle dinero a prestamistas ‘gota a gota’. El temo que infundían era solo equiparable con los Gallegos, otra banda desactivada.
En sus filas tenían a la sucesora de Wanda
En el distrito de San Juan de Lurigancho, al este de la capital peruana, funcionaba el bunker de la Dinastía Alayón. El pasado miércoles 4 de octubre, agentes policiales llegaron hasta este lugar y capturaron a alias Nino. Estaba en compañía de Yesmith Adriana Cabarga, llamada la ‘sucesora de Wanda del Valle’.
Junto a Niño, la nueva Bebecita del crimen y Kevin cayeron otro centenar de venezolanos, todos con prontuario, que eran parte de esa célula criminal del Tren de Aragua. A todos ellos, un juez les impuso entre 30 y 36 meses de prisión preventiva.
Jorge Chávez Cotrina, fiscal superior titular y coordinador nacional de las Fiscalías Especializadas contra la Criminalidad Organizada, aseguró que la desarticulación de la dinastía “fue uno de los más duros golpes que ha sufrido el Tren de Aragua”.
Según datos fiscales, en lo que va del 2023, se logró desarticular 57 organizaciones criminales (16 en Lima y 41 en provincias), lo que permitió capturar a 379 personas.
“De los 379 detenidos, 159 están con prisión preventiva, 61 con comparecencia restringida, 32 con comparecencia simple y uno tiene arresto domiciliario. La situación de otros 56 se está por definir y cuatro por sustentar prisión preventiva”, dijo.