- Un estudio de Harvard revela que la mayoría de los ataques de perros ocurren en el hogar.
- Los perros reaccionan agresivamente cuando se sienten amenazados o estresados en su entorno familiar.
- La Asociación Médica Veterinaria Estadounidense (AVMA) y expertos sugieren socializar a los perros desde cachorros para reducir los riesgos.
Lo esencial: en Estados Unidos se registran más de 4,5 millones de mordeduras de perro anuales, y un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard resalta que muchos de estos incidentes suceden en el hogar por perros que se sienten estresados o amenazados. Christopher Baugh, profesor de urgencias en Harvard, explicó que los ataques ocurren por situaciones territoriales o de protección de recursos como comida o juguetes. Según la AVMA, las mordeduras afectan más gravemente a menores, quienes suelen no reconocer las señales de incomodidad de los perros, razón por la cual es fundamental supervisar su interacción con ellos.
Por qué importa: la agresividad canina plantea serios riesgos, especialmente para los niños, en entornos familiares, donde muchas veces no se perciben los signos de estrés animal.
- Enseñar a los niños a no molestar a los perros en momentos críticos reduce el riesgo.
- La socialización temprana ayuda a que los perros manejen mejor su entorno.
- La AVMA recomienda supervisar la interacción entre niños y perros en casa para prevenir incidentes.
En Estados Unidos, ocurren más de 4,5 millones de mordeduras de perro al año y, según un estudio científico realizado por la Facultad de Medicina de Harvard, estos incidentes suceden principalmente en el hogar.
El estudio destaca que la mayoría de las mordeduras no son provocadas por perros desconocidos en espacios públicos, sino que se deben a reacciones de animales que sienten estrés, amenaza o miedo en su entorno familiar. El doctor Christopher Baugh, profesor asociado de medicina de urgencias en Harvard, explicó al respecto: “La gente no siempre presta atención a las señales de comportamiento que indican que un perro se siente incómodo”. En ese sentido, mencionó que la respuesta agresiva se puede dar especialmente en situaciones en las que el can se siente territorial o protector de sus recursos, como la comida o sus juguetes.
De acuerdo con la Asociación Médica Veterinaria Estadounidense (AVMA), estos incidentes ocurren a veces accidentalmente durante juegos o interacciones como el “tira y afloja”, pero frecuentemente los perros recurren a morder al sentir que su espacio, su comida o sus juguetes están en peligro.
Más de la mitad de las mordeduras de perro afectan a menores de edad, quienes además son más propensos a sufrir lesiones más graves que los adultos. Este riesgo mayor se debe, en parte, a que los niños suelen desconocer las señales de incomodidad en el comportamiento de los animales. Según el doctor Baugh, “estas situaciones pueden ser de alto riesgo, y los niños en particular tienen menos conciencia de ese riesgo”.
Es por ello que es fundamental enseñar a los niños a evitar molestar a los perros cuando comen, duermen o cuidan a sus crías, ya que en estos momentos suelen ser más propensos a responder con agresividad.
Medidas para prevenir las mordeduras
Para reducir el riesgo de mordeduras, la AVMA recomienda siempre supervisar la interacción de los niños con los perros y nunca dejarlos solos sin un adulto. Además, es importante enseñarles a respetar los momentos y espacios de los canes, evitando acariciarlos si muestra señales de temor o estrés.
Un perro que ha sido socializado adecuadamente desde cachorro es menos propenso a reaccionar de forma agresiva ante situaciones desconocidas. Según el estudio liderado por la Universidad de Harvard en colaboración con el Centro Waltham para Nutrición de Mascotas y la Universidad de Australia Occidental, socializar a las mascotas desde una edad temprana, exponiéndolos a diferentes entornos, personas y otros animales, reduce el riesgo de mordeduras. Esto permite que se adapte a distintos estímulos y sentirse más seguro. La socialización fomenta además un vínculo de obediencia y confianza, que es clave para prevenir comportamientos reactivos en situaciones inesperadas.
En caso de ser mordido, la Academia Estadounidense de Dermatología recomienda limpiar la herida con agua corriente y jabón suave y, si no es una lesión grave, cubrirla con un vendaje limpio.
Para heridas graves, especialmente en la cara o con sangrado abundante, es necesario acudir a urgencias, donde posiblemente se aplique un tratamiento con antibióticos para evitar infecciones, sobre todo en personas con sistemas inmunitarios debilitados o con diabetes. “A menudo, las personas se quedan en estado de shock después de ser mordidas y, comprensiblemente, centran toda su atención en la herida”, advirtió Baugh, quien también señaló que es fundamental obtener la información de contacto del dueño del perro y asegurarse de que el animal esté vacunado contra la rabia.
Estrategias para enfrentar perros desconocidos
Si un perro desconocido se aproxima, mantener la calma es esencial para reducir el riesgo de un ataque. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) aconsejan no hacer contacto visual directo y ponerse de pie con el costado del cuerpo hacia el animal. En palabras de los CDC, se recomienda “decir ‘no’ o ‘vete a casa’ con voz firme y profunda, esperando a que el animal se retire o alejándose lentamente”. De este modo, se evita generar una percepción de amenaza directa, que puede desatar una reacción agresiva.
Las mordeduras de perro no solo representan un riesgo para la salud, sino también posibles problemas legales para los dueños. Según el medio mexicano El Universal, la socialización y el entrenamiento en obediencia son herramientas importantes para minimizar riesgos legales y personales, ya que “un perro que no ha sido adecuadamente sociabilizado tiene una mayor probabilidad de morder a personas desconocidas”.
En caso de una mordedura, es vital que el propietario demuestre que ha tomado medidas de responsabilidad, como el adiestramiento y el aseguramiento de las vacunas del perro, especialmente contra la rabia.