Nació un bebé. ¿Qué queremos? ¡Conocerlo, obvio! Pero antes de comprar un regalito y averiguar dónde están internados la mamá y el bebé, lo mejor es considerar algunas cosas.
No es lo mismo
Por de pronto, no es lo mismo si se trata de un pariente muy cercano o nuestra mejor amiga que una compañera de trabajo o la esposa de un allegado.
Es probable que en el primer caso sepamos mejor cómo manejarnos y en el segundo debamos tantear un poco el panorama, para no importunar. ¿Qué hay que tener en cuenta?
Primero y principal, en el caso de un parto normal, no suele haber problemas, sólo que hay que averiguar que estén todavía en la clínica, porque a veces no llegan a las 48 horas de internación. Pero si fue necesario hacer una cesárea, la situación es bien diferente. Si bien es un tipo de práctica usual, a veces perdemos de vista que se trata de una intervención quirúrgica y esto supone un período de posparto pero también de posoperatorio.
Mundo nuevo
Con respecto al bebé, habrá que ver si por algún motivo, se encuentra en neonatología. De ser así, habrá que postergar la visita. Es decir, aunque suene grosero, podemos tener las mejores intenciones, pero hay que ver si la mamá y el bebé están en condiciones de recibir visitas.
Sobre esto, el neonatólogo Ernesto Lupo señala que lo más importante es tomar conciencia de que el nacimiento es un cambio profundo, como quizás no haya otro en la vida, tanto para los padres y la familia – especialmente si es el primero–, como para el recién nacido, que debe enfrentarse con un mundo nuevo del que no conoce casi nada y al que debe adaptarse. Dice que algunas de estas adaptaciones se darán rápida y espontáneamente ni bien el bebé nazca, pero otras llevarán un tiempo más prolongado y requerirán la ayuda y la guía de los padres.
"Sin embargo, también nos parece importante recordar que un niño nace porque 'está listo para hacerlo', es decir que ha adquirido la maduración y desarrollado las capacidades necesarias para afrontar esta nueva etapa sin complicaciones; etapa que incluye la familia que 'le ha tocado' con sus hábitos, sus costumbres y su manera de vivir. Es decir que habrá que hacer adaptaciones y cambios en ambos lados de la ecuación", señala el médico.
Tiempo de adaptación
Respecto a las visitas entonces, hay dos opciones: ir al sanatorio o directamente a la casa, tras el alta.
En términos generales, se podría decir que los que no son tan allegados prefieren hacerlo en la clínica, para no molestar en el hogar (sobre todo en los primeros días, cuando todos se están adaptando a la nueva situación), mientras que la familia muchas veces es bienvenida en casa, para dar una mano con el recién nacido o algún hermanito.
"No hay una receta específica que se adecue a todos los casos, y la manera de encarar estos primeros días estará influenciado no sólo por las necesidades del bebé, sino por las condiciones de la madre para asumir sus nuevas funciones y por los hábitos familiares para ingresar un nuevo miembro a su estructura", indica el especialista, y continúa: "Serán los padres los encargados de tomar estas primeras decisiones y, muchas veces, habrá que probar y, eventualmente, cambiar.
Ninguna de las situaciones planteadas son buenas o malas per se. Lo importante es que se sientan cómodos, confiados y que se den el tiempo y el espacio que necesiten, lo que podrá ser con más o menos gente alrededor, tanto en la maternidad como en la casa". Por último, el profesional destaca el importante rol del padre con respecto a las visitas, ya que considera que es quien debería actuar como administrador de las mismas, según el acuerdo familiar alcanzado. "Si hay alguna contraindicación médica habrá que ajustarse a ella", sostiene Lupo.
La manera de encarar estos primeros días estará influenciado no sólo por las necesidades del bebé, sino por las condiciones de la madre .
Importantísimo
Aunque parezca elemental, conviene recordar que no deben estar en contacto con el bebé personas con enfermedades contagiosas, de tal manera que, si por ejemplo el tío o la abuela están resfriados o cosa similar, deberán tomar todas las precauciones necesarias para no contagiarlo. Lo mismo podemos decir del lavado de manos: debe ser una práctica obligatoria para todas las personas que se contactan con el recién nacido.
Por Florencia Romeo / Asesoró: Dr. Ernesto Lupo, neonatólogo del Hospital Italiano, M.N. 42.072.
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