Seeding: el polémico método en el que untan a los bebés nacidos por cesárea con el flujo vaginal de sus mamás

En Inglaterra, Estados Unidos y Australia crece esta tendencia para equiparar –supuestamente– las condiciones de inmunidad de los nacidos en forma natural. Para Ti Mamá consultó a especialistas argentinos. Qué opinan ellos sobre este método.

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Seeding, método utilizado para inmunizar
Seeding, método utilizado para inmunizar a bebés (Foto: Archivo Atlántida / Para Ti Mamá)

La práctica médica llamada Seeding se realiza en Inglaterra, Australia y Estados Unidos y despertó la polémica: consiste en untar al bebé recién nacido por cesárea con el flujo vaginal de su mamá. Sí, así como lo leés.

Aparentemente los bebés nacidos por parto natural son expuestos a ciertas bacterias benéficas ubicadas en el canal de parto durante el alumbramiento y algunos especialistas alegan que eso les daría un grado de inmunidad mayor que a los nacidos por cesárea. De hecho algunos estudios asocian el nacimiento por cesárea con la mayor incidencia de enfermedades como la obesidad, las alergias en general y el asma en particular, todo relacionado con deficiencias en el sistema inmunológico.

A esto se agrega, según los defensores de esta técnica, que las cesáreas –como en toda operación– implican antibióticos y no se sabe a ciencia cierta cuánto afectan esos medicamentos a la inmunidad del bebé . Por eso, lo que se hace es untar con un hisopo embebido en el flujo materno la cara, la boca y el cuerpo del recién nacido. El riesgo sería pasarle bacterias dañinas al bebé. Sin embargo, los médicos que adhieren a esta práctica indican que los riesgos son equivalentes a los de un parto vaginal normal.

Las contras del Seeding

Este procedimiento médico llamó la atención del Imperial College de Londres, cuya preocupación fue expuesta en un artículo del British Medical Journal (BMJ), donde manifestó que a pesar de la creciente demanda de esta práctica, no hay documentada ninguna evidencia científica que permita afirmar que este sistema resulte beneficioso para la salud de los niños. Por ende, dada la inexistencia de pruebas a favor, creen que los profesionales médicos no están en posición de sugerir o alentar el procedimiento. Entre otros motivos, señalan en el artículo del BMJ que "hay un potencial peligro de transmitir bacterias perjudiciales a los bebés por esta vía".

 
A pesar de la creciente demanda de esta práctica, no hay documentada ninguna evidencia científica que permita afirmar que este sistema resulte beneficioso para la salud de los niños.

La postura de médicos argentinos

"La ciencia crece cuando a alguien se le ocurre algo nuevo, pero no alcanza con eso, hay que investigarlo", señala el Dr. Samuel Seiref, obstetra y ginecólogo, expresidente de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO), M.N. 65.407 – M.P. 1.949, quien desconoce que en nuestro país se esté haciendo esta práctica.

Al respecto, agrega: "Francamente, no podemos decir que sea ni bueno ni malo porque la realidad es que no hay evidencia científica ni a favor ni en contra. No se ha investigado como corresponde. Para ello, se debe realizar un proyecto de investigación donde se randomice correctamente (en castellano se suele usar aleatorice), de manera de armar dos grupos perfectamente comparables, en este caso uno en el que se untan a los niños nacidos por cesárea con el flujo vaginal de la madre y otro a los que no y luego se estudian los resultados, lo que puede llevar bastante tiempo y costos. Claramente esto es una simplificación del método científico, pero a lo que vamos es que no se hace de un día para otro o según lo que parezca o pueda parecer. Además, a la luz de los conocimientos, este tipo de estudios podría ser éticamente cuestionable".
En consonancia con este punto de vista, el Dr. Guillermo Poli, ginecólogo y obstetra del Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (IADT), M.N. 82.660, nos invita a reflexionar con él: "Pensemos un poco con sentido común. Supuestamente, cuando el bebé pasa por el canal de parto, la vagina fue barrida por la salida de líquido amniótico. En una cesárea eso no sucede, con lo cual estaríamos untando el recién nacido con flujo sin diluir nada".

Además, Poli recuerda que las embarazadas se hacen de rutina un cultivo prenatal para estreptococo grupo B, y si da positivo, hay que darles dos gramos de ampicilina o similar durante el trabajo de parto. En ese caso, se le estaría pasando a propósito ese flujo con estreptococo al recién nacido. Concluye: "Si bien en medicina no hay verdades absolutas, esto parece una idea pseudonaturista, que habría que estudiar seriamente para validarla".  

La declaración de The American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG)

Por su parte, The American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), emitió una declaración, en respuesta a la creciente atención dada por los medios internacionales de comunicación sobre este tema. En resumen, manifiesta que: "Debido a la falta de datos acerca de la seguridad y eficacia de esta práctica, no la fomenta ni recomienda fuera del contexto de la investigación institucional aprobada. Por falta de datos suficientes, considera que los riesgos reales superan a los beneficios potenciales". Por último, asegura: "La lactancia materna los primeros 6 meses de vida sigue siendo la mejor manera de superar la falta de exposición a la flora vaginal maternal en el nacimiento".

Por Florencia Romeo.

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