El andador es uno de los recursos de crianza más controvertidos en relación a su uso. Mientras los fabricantes los arman cada vez más atractivos para el bebé, la Sociedad Argentina de Pediatría (también la americana y española) los desaconseja tanto como muchos pediatras.
En lugar de propiciar que los chicos aprendan a caminar más rápido y con seguridad, hoy está considerado como un recurso dañino para el desarrollo motriz del bebé. Tal como explica la jefa del servicio de pediatría del Sanatorio Modelo de Caseros, Celeste Celano, su contraindicación radica en que, al ser una unidad móvil ambulatoria ajena al cuerpo del chico, de alguna manera distorsiona su esquema corporal y retrasa el inicio del caminar. Tampoco ayuda a que se internalice naturalmente el compás entre las piernas y los brazos, necesario para caminar. Además, no promueve el gateo con el que fortalecen la columna y desarrollan fuerza muscular. Y Celano concluye que es mejor que el bebé use un camión de juguete o una sillita para empujar porque emplea su propia potencia.
textos MARA DERNI (mderni@atlantida.com.ar)
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