Uno de los preceptos que sostienen al método llamado Alquimia Femenina es que el linaje de mujeres que nos precede determina mucho más de lo que creemos (porque estamos unidas secretamente a ellas). Se trata de una propuesta de bienestar que parece ser reveladora a la hora de identificar síntomas de malestar y conflicto y desactivarlos. La herramienta se enfoca en borrar las huellas que dejaron inscriptas nuestras madres y abuelas y reprogramarnos para empezar a andar en sintonía con lo que realmente queremos y necesitamos.
O al menos así lo promete Natalia Barrera, directora de la Escuela Nefer y creadora de esta técnica que empieza a resonar en el mundo. Para la especialista, el modo en el que metabolizamos inconscientemente la figura materna (y las del resto de la familia del árbol genealógico) y las memorias familiares incide en las posibilidades de que nos vaya bien en las distintas esferas de la vida y en la manera en la que nos sostenernos emocional y materialmente. Dice Barrera: "Todos aquellos bloqueos emocionales que vivieron las mujeres de las familias van a tener una impronta en las siguientes generaciones".
PUNTO CERO
El territorio de influencia de las madres, según esta teoría, que es también para sus seguidores una filosofía de vida, es extensísimo y lo es desde mucho antes del momento mismo de la concepción. Algunos problemas, desde la mirada de la alquimia, tienen una motivación lejana: una mujer embarazada, temerosa del momento del parto, puede que, sin saberlo, segregue una hormona capaz de volver a actualizarse en ciertas adicciones como al alcohol o la comida, y en especial a lo dulce, que es el símbolo materno.
Si en esa familia hubo muertes de hijos, puede que el que nazca después sienta una falta de energía para concretar lo que quiere o se sabotee el éxito. O que los hijos de una mujer abandonada por su propia madre críen descendencia que la cuide: mujeres "madres" de sus padres. Incluso un desamor primario deriva en carencias de dinero o laborales. Aquí, una secuencia de pensamientos posible: me desvalorizo porque no fui importante para mi madre, no merezco ni amor ni afecto.
Pero, y aquí lo fundamental del método, es que todas esas cadenas de premisas o creencias suelen estar basadas en percepciones transmitidas. Eso explica que el primer paso de este método sea investigar las ideas que circularon no solo en nuestra historia sino las de aquellas mujeres que forman parte de ese "hilo invisible" que compartimos. Una vez detectadas, el segundo paso es ocuparnos de desactivarlas. ¿Cómo? Apelando a la reprogramación del inconsciente con diferentes técnicas que abrevan de algunas disciplinas, hoy muy en boga, como la descodificación, la epigenética, la hipnosis, la programación neurolingüística, el estudio del árbol genealógico, la física cuántica.
“Todos aquellos bloqueos emocionales que vivieron las mujeres de las familias van a tener una impronta en las siguientes generaciones”
Alquimia Femenina integra algunos ejercicios para transmutar nuestros malestares y volver a nacer siguiendo un guión propio y no impuesto, y tiene como herramienta principal la palabra. Eso sí, creyentes del psicoanálisis, absténganse: lo que sigue a continuación les va a sonar descabellado.
Entre las técnicas, hay una que solemos hacer espontáneamente entre amigas: halagarnos con énfasis. Barrera propone hacerlo explícito y pedirle a alguna de las más íntimas que cada vez que nos encontremos nos destaque aquello que hacemos bien o muy bien, aunque suene exagerado: "Estoy orgullosa de vos", "Es increíble el trabajo que estás haciendo", "Estás divina".
Otra forma de reprogramar: grabarte un audio empoderador en el que te perfiles, como si lo hiciera otra persona, un horizonte positivo. Y como la voz materna tiene poder, hablarles a los chicos mientras duermen puede ser un gran motor de transformación. No hace falta que sea personalmente: podés, cuenta Barrera, imaginar que vas a la cama de tus hijos y les susurrás palabras tranquilizadoras: "Mañana cuando te despiertes te vas a sentir en paz y feliz". Pueden ser frases que apunten a reparar vivencias que pudieron haber sido traumáticas o que los ayuden a reforzar algunas actitudes o habilidades que no tienen tan entrenadas.
EL MANTRA COTIDIANO
Los primeros segundos antes de levantarnos y acostarnos son los más efectivos a la hora de diseñar esas otras historias que queremos vivir. Si antes de salir de la cama nos decimos, "qué bajón levantarse, dormiría todo el día", es probable que el cerebro se programe para mantenernos en estado de somnolencia hasta la noche. Distinto es si decretamos: "Va a ser un día excelente, voy a recibir una noticia importante y me voy a sentir súper vital". También hay que tener en cuenta que para construir nuevas realidades es importante imaginar eventos inéditos, ajenos al universo de experiencias propias y en contra de la tendencia de nuestra mente, que tiende a construir futuro en base a lo que dejó atrás.
Texto: Mara Derni.
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