En el panorama global de la salud pública, una revolución silenciosa está tomando forma. Mientras el mundo aún lucha por liberarse del hábito del tabaquismo, un puñado de países están mostrando signos prometedores en la batalla contra el humo. ¿Qué tienen en común estos pioneros? La respuesta yace en su apertura hacia alternativas innovadoras de nicotina.
En el corazón de Europa Central, la República Checa ha emergido como un líder en la carrera hacia un futuro libre de humo con una impresionante caída del 7% en las tasas de tabaquismo desde 2020. La clave de su triunfo radica en un entorno regulatorio que apoya activamente los productos alternativos de nicotina. En este país, los vapeadores no están gravados con impuestos, y tanto estos como los productos de tabaco calentado son bienvenidos en muchos espacios donde los cigarrillos son “persona no grata”.
Grecia, otrora sinónimo de fumadores empedernidos, está escribiendo su propio capítulo de éxito. El gobierno helénico ha dado un paso audaz al permitir que los fabricantes comuniquen mensajes sobre la reducción de riesgos de sus productos. El resultado ha sido una disminución del 6 por ciento en las tasas de tabaquismo desde 2020. Esta transparencia en la comunicación de riesgos se ha revelado como una herramienta poderosa, permitiendo a los fumadores tomar decisiones informadas y girar hacia alternativas innovadoras.
Pero la joya de la corona en los esfuerzos antitabaquismo de la Unión Europea (UE) se encuentra en Escandinavia. Suecia está al borde de un triunfo en salud pública, con tasas de prevalencia que rondan el codiciado 5 por ciento que define el estatus de país libre de humo. ¿El arma secreta del país nórdico? Un buffet de alternativas al cigarrillo, desde bolsas de nicotina hasta snus, vapeadores y productos de tabaco calentado, todos fácilmente accesibles, aceptables y asequibles.
El éxito observado en algunos países miembros de la UE que han abrazado alternativas al tabaquismo encuentra eco en tendencias similares en otros países europeos fuera de la UE, así como en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Japón.
En Inglaterra, la prevalencia del tabaquismo diario ha caído al 10,4 por ciento en 2023, una cifra muy alejada del 16,4 por ciento registrado hace solo ocho años. Esta notable disminución es fruto de una estrategia integral que se atreve a pensar de manera diferente, integrando los vapeadores en su arsenal de salud pública
Suiza, por su parte, ha roto un estancamiento persistente con una disminución del 3 por ciento en las tasas de tabaquismo desde 2017, coincidiendo con una mayor disponibilidad de tabaco calentado, vapeo y otras alternativas.
En Estados Unidos, un estudio reciente revela una disminución acelerada en las tasas de tabaquismo desde la introducción del vapeo en 2007, especialmente notable en los grupos de edad hasta los 54 años.
Nueva Zelanda ha emergido como líder en la lucha global contra el tabaquismo, estableciendo el ambicioso objetivo de convertirse en un país libre de humo para 2025. Su enfoque integral incluye el reconocimiento de los vapeadores como una alternativa menos dañina al tabaquismo, contribuyendo a una disminución constante en las tasas de tabaquismo.
Japón ofrece un caso de estudio fascinante. Entre 2019 y 2022, el fumar disminuyó del 16,7 por ciento al 14,8 por ciento, coincidiendo con un aumento en el uso de productos de tabaco calentado. Este cambio ha llevado a una asombrosa reducción del 52 por ciento en las ventas de cigarrillos desde 2014, demostrando el potencial de los productos de nicotina más seguros para reducir las tasas de tabaquismo.
Al analizar estos casos de éxito, surge una pregunta crucial: ¿No deberíamos todos aprender de estas experiencias y adoptar enfoques similares? La evidencia es clara: los países que han abierto sus brazos a alternativas innovadoras de nicotina están cosechando los beneficios.
La lección es que proporcionar a los fumadores alternativas más seguras puede conducir a reducciones sustanciales en las tasas de tabaquismo. Ya sea a través de vapeadores, productos de tabaco calentado o bolsas de nicotina, estas opciones ofrecen a los fumadores una salida del ciclo adictivo del cigarrillo.
Así, la experiencia global ofrece valiosas claves para Argentina. Un cambio crucial sería revisar las políticas prohibicionistas actuales sobre vapeo y tabaco calentado, implementando en su lugar un marco regulatorio inteligente y basado en evidencia. Esta evolución no sólo brindaría a los fumadores argentinos acceso a opciones más seguras, sino que también atraería inversión al país en este campo innovador e incluso podría incrementar los ingresos fiscales.
En efecto, el mercado emergente de productos alternativos de nicotina presenta una oportunidad significativa para el crecimiento económico. A medida que los fumadores que desean dejar el hábito optan cada vez más por estos productos, se crean nuevas vías para la creación de empleo, la innovación y beneficios económicos más amplios. El crecimiento de este mercado puede ser particularmente influyente en el apoyo a sectores como el comercio minorista, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
Al abrazar estas alternativas, podemos ofrecer a los fumadores actuales una salida más segura. En última instancia, el objetivo debe ser reducir el daño del tabaquismo. Y como demuestran estos casos de éxito, abrazar la innovación puede acercarnos significativamente a ese objetivo. Es hora de que la Argentina se una a esta revolución silenciosa y coseche los beneficios de un enfoque más abierto en la lucha contra el tabaquismo.