Hablar con médicos paliativistas es comprender que hay personas dotadas de una capacidad especial. Personas con una gran sensibilidad que día a día se proponen mejorar la calidad de vida de los pacientes. En los encuentros que tuve con ellos, compartieron experiencias muy profundas. Uno, por ejemplo, contó que cuando comenzó a trabajar en cuidados paliativos la primera pregunta que le hizo a una paciente fue qué le dolía. La respuesta que tuvo fue “el alma”.
Para quienes realizan asistencia paliativa estas respuestas son casi habituales. Los médicos paliativistas aman su profesión. Dicen que reciben mucho más de lo que dan y aprenden de los pacientes y sus familias. Una doctora lo ejemplificó con una historia. La hija de un paciente que murió de cáncer le dijo que había disfrutado a su padre hasta el último momento. Esa, sin dudas, es la mayor recompensa que puede tener alguien que da asistencia, aliviando y acompañando hasta el final.
El pasado 8 de octubre se celebró el Día Mundial de los Cuidados Paliativos. La fecha, sin dudas, nos invita a sensibilizar sobre el cuidado que reciben, y el que deben recibir, las personas con enfermedades graves. También, nos permite tomar conciencia sobre lo que aún debe desarrollar el sistema de salud, para que los pacientes que lo necesiten, y sus familias, tengan acceso temprano a este tipo de tratamiento.
Una asistencia paliativa temprana mejora la calidad de vida de los pacientes, reduce las hospitalizaciones innecesarias y el uso de los servicios de salud. Además, este tipo de cuidado alcanza su mayor grado de eficacia cuando se considera en una etapa temprana en el curso de la enfermedad.
Lo que hoy conocemos como cuidados paliativos, comenzó a mediados de los años 60, en Londres. Quien desarrolló este tipo de tratamiento consideraba que la persona importaba hasta el último momento de su vida. Por eso los médicos hacían que todo estuviera al alcance para que ese paciente transcurriera sus días con dignidad.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, se estima que cada año solo un 14% de la población mundial que necesita esta asistencia la recibe. En nuestro país, menos del 5% de los pacientes acceden a esta atención, de acuerdo a estimaciones de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos (AAMyCP).
La medicina paliativa propone una mirada activa, holística, de la salud. Este abordaje integral de la salud se puso de manifiesto durante la pandemia. Miles de personas debieron ser internadas, sin posibilidad de estar acompañadas. En ese momento, todos escuchamos historias de humanización de la asistencia. Los médicos cuidaron con el corazón, poniéndose en el lugar de los pacientes. Se compadecieron del sufrimiento de cada persona e hicieron todo lo que pudieron para ayudarlos.
La compasión es lo que motiva a las personas a intentar aliviar el dolor de quien sufre. Eso se logra cuando hay inmersión total en los sentimientos del otro. Los médicos sienten compasión porque pueden ponerse en el cuerpo de cada paciente. Entienden cuál es su dolor y cómo los afecta. A partir de allí, hacen todo lo que está a su alcance para mitigarlo. La compasión es la empatía en acción. Porque cuando comprendemos profundamente el dolor del otro, podemos hacer algo para ayudarlo. El sufrimiento ajeno sensibiliza, compromete y mueve a actuar.
En la Ciudad, se desarrolla el Programa Estar, formado por equipos de hospitales porteños y organizaciones de la sociedad civil. Conversé con muchos de los integrantes. Consideran que la comunicación, el acompañamiento y el acercamiento familiar tienen tanto valor como el abordaje de la enfermedad. Asisten generando cercanía, brindando contención y comprensión.
Los cuidados paliativos están reconocidos expresamente en el contexto del derecho humano a la salud. Este año se aprobó a nivel nacional la Ley de Cuidados Paliativos. Todas las personas deben tener acceso a un conjunto de servicios sanitarios básicos, incluidos los cuidados paliativos. Por eso presenté un proyecto en la Legislatura para la creación del Programa de Cuidados Paliativos en el ámbito de la Ciudad.
El Día Mundial de los Cuidados Paliativos nos invita a generar conciencia sobre el derecho al acceso a estos tratamientos en el sistema de salud. El mundo, para los pacientes y sus familias, se transforma en un lugar mucho más amable cuando se respeta la dignidad de cada persona para decidir sobre los procedimientos y cuidados que recibirá durante su enfermedad.
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