Mucho se habla de la demanda global de alimentos y cómo nos preparamos para estar a la altura de lo que el mundo necesita. La tecnología juega aquí un papel más que fundamental y Argentina presenta un escenario con grandes oportunidades para el desarrollo de una industria local que le acerque a los productores las mejores soluciones.
Hoy en día resultaría imposible pensar al agro por fuera de las innovaciones tecnológicas que han permitido una mayor eficiencia en el trabajo y un aumento en la productividad. La Agricultura de Precisión, para ser más exactos, marcó un antes y después en la ruralidad. Parece increíble, pero hemos llegado al punto donde el monitor de una maquina agrícola tiene más tecnología que un auto moderno. Imaginemos el impacto de estos desarrollos en la producción de alimentos.
John Deere ha sido pionera en la automatización de la agricultura. La compañía lanzó por primera vez tractores con funciones autónomas en 2002, mucho antes de que Google iniciara su proyecto de autos sin conductor. Es precisamente este ADN innovador lo que ha generado que, a lo largo de los años, los avances tecnológicos hayan tomado una magnitud inconmensurable.
La Agricultura de Precisión, para ser más exactos, marcó un antes y después en la ruralidad
Con la misión de crear maquinaria inteligente para resolver los desafíos de los clientes se han alcanzado logros alguna vez impensados. Innovaciones que permiten al profesional rural un mejor desempeño en todo el ciclo productivo y que van desde el piloto automático, el corte por surcos en la siembra, el manejo pico a pico en la pulverización hasta las plataformas digitales para la gestión de datos y la toma de mejores decisiones agronómicas.
Todas estas herramientas se unen en lo que denominamos el Ecosistema Conectado, que hace mucho más eficientes las labores, siguiendo las premisas de la producción en todo el mundo: tratar de reducir el costo de producción, aumentar la rentabilidad al máximo y ser sustentables.
Si bien la conectividad suele asociarse a lo urbano y citadino, lo cierto es que se ha vuelto cada vez más un elemento necesario para que los productores rurales puedan mejorar su rendimiento. Cabe destacar que este fenómeno de la digitalización y el intercambio de datos para la toma de decisiones lleva muchos años de gestación y fue fuertemente acelerado durante el aislamiento establecido a partir de la pandemia, lo que colocó a la industria en un lugar de mejora constante para poder abastecer al mercado en situaciones extraordinarias como la que nos tocó vivir en 2020.
Podemos decir con seguridad que la automatización ya no es un concepto, sino que se ha convertido en una práctica efectiva de la revolución agrícola
Sabemos que el presente y futuro del agro es la innovación, la conectividad, el análisis de datos. En plena revolución tecnológica, el campo argentino y su industria nacional son actores protagonistas a la hora de suplir la demanda mundial de alimentos, y enfrentar este desafío requiere de las mejores tecnologías para potenciar al sector. En este sentido, estamos pasando de ser una empresa de fabricación tradicional, que construye y vende equipos, a una empresa impulsada por los datos y centrada en todo el ciclo de vida del cliente.
En la actualidad, el productor puede contar con sembradoras inteligentes que permiten posicionar las semillas en el fondo del surco con la mayor precisión.
Podemos decir con seguridad que la automatización ya no es un concepto, sino que se ha convertido en una práctica efectiva de la revolución agrícola. Contar con equipos autónomos pensados específicamente para la producción a gran escala es un factor fundamental para hacerle frente al desafío de alimentar al mundo. En otras palabras, la evolución del proceso de producción ha alcanzado nuevos niveles altísimos que nos colocan en una buena posición de cara a lo que viene.
Contar con equipos autónomos pensados específicamente para la producción a gran escala es un factor fundamental para hacerle frente al desafío de alimentar al mundo
De acuerdo a la previsión media de las Naciones Unidas (ONU) elaborada en 2015, la población crecerá hasta alcanzar 8 300 millones en 2030, avanzando hacia 9.300 millones en 2050. Ahora bien, ¿estamos listos para alimentar a más de 9 millones de personas en 2050?
Este es un enorme desafío que tenemos no solo como industria sino como sociedad. Si seguimos apostando a la innovación tecnológica de la manera en que lo estamos haciendo, estaremos cada vez más cerca de lograr el objetivo. El horizonte es claro y depende de nuestra contribución asegurar que la vida de un salto hacia adelante.
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