Conocimiento “a la carta”: los beneficios de la educación on demand

Tres son las características de esta modalidad de aprendizaje que la destacan y le imprimen potencialidad futura: la adaptabilidad del usuario, la efectividad de la narrativa audiovisual y su frecuente formato “píldora”

La educación on demand es una tendencia que se consolida en el mercado (Foto: Finn Winkler/dpa)

Aprender desde la comodidad del hogar. Estudiar sin ajustarse a horarios preestablecidos. Acceder a las voces más destacadas de cada ciencia o disciplina desde cualquier lugar del mundo. Pausar, acelerar o volver a escuchar una lección cuantas veces uno desee. La educación on demand es una tendencia que se consolida en el mercado.

Tres son las características de esta modalidad de aprendizaje que la destacan y le imprimen potencialidad futura: la adaptabilidad del usuario, la efectividad de la narrativa audiovisual y su frecuente formato “píldora”.

Adaptabilidad. La acelerada transformación digital a la que asistimos como contrapartida de la pandemia puso de manifiesto, para muchos, las virtudes del e-learning. Prescindir de calendarios y agendas fijas para el acceso al conocimiento así como de la presencialidad en instituciones educativas, es una de las grandes bondades del aprendizaje on demand. La flexibilidad de dosificar la formación y adaptar el aprendizaje a los tiempos, lugares y necesidades personales de cada usuario hace que cada vez más personas elijan el “self-paced-learning”.

Narrativa. La fuerza de combinar imágenes, textos y audios en la generación de contenidos audiovisuales (atravesados por metodologías apropiadas para la enseñanza) permite lograr productos de alta calidad y fuerte impacto orientados a la rápida y sencilla comprensión de los alumnos. A esta altura, no es una novedad que la narrativa audiovisual puede ser muy efectiva para la comunicación de ideas o conceptos. Puesta al servicio de la enseñanza, favorece los tiempos y la retención del aprendizaje.

Formato píldora. La velocidad del mundo actual exige propuestas de capacitación de duración corta y contenido efectivo. En este contexto, el formato “píldora de conocimiento” toma especial relevancia: son cursos cortos, de aprendizaje autónomo, marcados por una estructura dinámica y ágil y presentados como experiencias integrales que, además de las clases audiovisuales generalmente se ofrecen con materiales adicionales para profundizar el estudio. No reemplazan -tampoco podrían hacerlo- la magia que se produce en el encuentro cara a cara; esa que se da en un taller o un aula, mesa mediante, y lápiz en mano. Son una propuesta distinta, alternativa que, gracias a la tecnología, permiten un acceso masivo de usuarios de cualquier lugar del mundo.

Frente a la multiplicidad de ofertas online y la sobreabundancia de información que promete continuar en alza, quienes ofrecemos este servicio, debemos poner principal foco en la curaduría e innovación de los cursos e instructores, para brindar un servicio de calidad pensado exclusivamente en beneficio de la experiencia del usuario. Algo necesario frente a estos nuevos hábitos de consumo.

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