Agosto es el mes para afrontar la epidemia de la obesidad en nuestro país

El Congreso retoma actividades este mes y, si el proyecto de ley de Promoción de la Alimentación Saludable -conocido como Ley de Etiquetado Frontal- se aprobara sin modificaciones, podría ser en un ejemplo a nivel regional y mundial al proteger especialmente los derechos de los niñas, niños y adolescentes

(Archivo DEF)

Argentina se encuentra a punto de dar un paso histórico en materia de salud: el proyecto de ley de Promoción de la Alimentación Saludable -conocido como Ley de Etiquetado Frontal- podría aprobarse en los próximos días, ya que cuenta con media sanción del Senado y con dictamen por mayoría de la Cámara de Diputados. El Congreso Nacional retoma actividades este mes: si el proyecto de ley se aprobara sin modificaciones, podría transformarse en un ejemplo a nivel regional y mundial al proteger especialmente los derechos de los niñas, niños y adolescentes. Agosto es el mes para afrontar la epidemia de la obesidad en el país: la ley es una medida clave para poner un freno a la obesidad, que es una de las manifestaciones de la malnutrición.

Para caracterizar la dimensión de la problemática en niños, niñas y adolescentes, tomemos por ejemplo los datos de exceso de peso: según la segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, afecta a 1 de cada 10 niños y niñas menores de 5 años y a 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años. Asimismo, la cuarta Encuesta Mundial de Salud Escolar muestra un aumento progresivo y sostenido del sobrepeso y la obesidad en los adolescentes, que hoy afectan al 37,7% de los jóvenes de 13 a 17 años (30,3% sobrepeso y 7,4% obesidad).

En contexto de pandemia, podría parecer inoportuno hablar de malnutrición por exceso. Sin embargo, la evidencia muestra que las chances de tener obesidad son mayores en los hogares más pobres y que padecen la inseguridad alimentaria. Los adolescentes de bajo nivel socioeconómico tienen un 31% más de probabilidades de tener sobrepeso respecto de los adolescentes con nivel socioeconómico más alto (UNICEF-FIC, 2016).

Uno de los principales motivos, es el alto consumo de alimentos y bebidas industrializados -ultraprocesados- de bajo valor nutricional, que se caracterizan por tener una cantidad excesiva de calorías y de ciertos nutrientes (como azúcares, grasas y sodio) y que, generalmente, son más baratos y accesibles. Los ultraprocesados son fuertemente publicitados y las distintas estrategias de marketing son particularmente eficaces cuando se dirigen a chicos, chicas y otros grupos vulnerables. El patrón alimentario de niños, niñas y adolescentes es significativamente menos saludable: consumen un 40% más bebidas azucaradas, el doble de productos de copetín y el triple de golosinas que los adultos (Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, 2019).

Estos datos evidencian la urgencia en implementar políticas públicas regulatorias, como las planteadas en el proyecto de ley, que aborden estas problemáticas de manera integral y que permitan transformar los entornos en los que estamos inmersos y avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles.

Para la elaboración de este proyecto se tuvieron en cuenta los mejores estándares globales que existen, las recomendaciones de las agencias de Naciones Unidas, UNICEF, la OPS y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), evidencia científica libre de conflictos de interés y la experiencia de otros países que ya avanzaron con este tipo de marcos regulatorios.

UNICEF, junto con OPS y FAO, celebra el enorme proceso recorrido e insta a que la Honorable Cámara de Diputados apruebe, sin cambios y sin más dilaciones, el Proyecto de Ley, para proteger especialmente a las infancias y adolescencias y dar pasos concretos para poder poner fin a la malnutrición en todas sus formas.

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