Oscar Wilde, uno de los literatos más influyentes del siglo XIX, pasó de la aclamación al exilio en una de las caídas más recordadas de la historia literaria. Famoso por su ingenio y su estilo mordaz, Wilde llegó a convertirse en una figura destacada del teatro y la prosa británica, con obras como El retrato de Dorian Gray y La importancia de llamarse Ernesto.
Su vida dio un giro dramático en 1895, cuando fue arrestado y encarcelado por “indecencia grave”, un cargo que derivaba de su orientación sexual y de la relación que mantenía con Lord Alfred Douglas. Este proceso judicial lo marcó para siempre, llevándolo a perder no solo su libertad, sino también su familia, quienes abandonaron su apellido, al tiempo que su nombre quedaba ligado a un escándalo público.
La madre de sus hijos, Constance, optó por cambiar su apellido a Holland para evitar el estigma asociado a Wilde, decisión que su nieto, Merlin Holland, ha explicado a The Telegraph en una entrevista reciente: “Se dio cuenta, una vez que se fueron de Inglaterra después de que Oscar fuera a prisión, de que esto iba a ser un escándalo a largo plazo para la familia”. De hecho, esta decisión marcó a las futuras generaciones, quienes no volvieron a usar el apellido Wilde.
Merlin Holland, único nieto de Wilde, ha dedicado su vida a comprender y difundir la obra y legado de su abuelo, enfrentando el peso de su historia familiar y la controversia que aún rodea la figura de Wilde en el Reino Unido. Holland ha expresado en varias ocasiones su visión crítica sobre cómo el escándalo eclipsó las “épocas más jóvenes y felices” de su abuelo, cuando Wilde “jugaba al golf, tenía un gato llamado el Gato Blanco y era un padre devoto de sus dos hijos”.
Además, Holland recuerda el impacto de este estigma incluso en su propia infancia, narrando cómo su padre evitaba mencionar la relación con Wilde: “Si alguien pregunta, simplemente diga que sí, que murió hace mucho tiempo y cambia de tema”.
La figura de Oscar Wilde sigue siendo objeto de homenajes y representaciones en distintas expresiones artísticas actuales. Un ejemplo reciente es la aclamada versión unipersonal de Sarah Snook de El retrato de Dorian Gray, que pronto se estrenará en Broadway, lo que destaca la vigencia de sus obras y el interés continuo por su figura. Sin embargo, uno de los homenajes más controvertidos ha sido la reciente inauguración de una monumental escultura de Eduardo Paolozzi en el barrio londinense de Chelsea. Esta obra, de casi dos metros de altura, representa la cabeza de Wilde en tres fragmentos y ha generado opiniones divididas.
Su nieto, Merlin Holland, ha sido uno de sus críticos más acérrimos, declarando que la escultura “no se parece en nada a Wilde y no logra transmitir nada del ingenio y la brillantez” de su abuelo. Para él, la obra parece enfocarse en el final trágico de Wilde, en lugar de reflejar la “alegría por vivir implícita en la obra de Oscar Wilde”, según declaraciones al medio español.
Holland, en una declaración a The Guardian, manifestó además: “Estoy a favor de las innovaciones del arte moderno, pero esto me parece inaceptable. Tiene un aspecto absolutamente horrible”. Y agregó que, en su opinión, un monumento a Wilde “debería estar fuera de Old Bailey o de la cárcel de Reading... un recordatorio... de que, si bien ahora puede ser considerado un ícono, una vez lo decapitaron y destruyeron su cerebro”.
Holland también ha trabajado intensamente en la reconstrucción de aspectos clave de la vida de su abuelo, lo que se refleja en su reciente libro, El marqués y el sodomita, en el que documenta el proceso judicial que condenó a Wilde en 1895 por su relación con Lord Alfred Douglas. El hombre reveló que este libro incluye detalles hasta ahora inéditos del juicio y que representa “una búsqueda muy detallada y ampliada de lo que sucedió” durante el proceso. Según explicó a la agencia EFE, Wilde comenzó el juicio con confianza, incluso arrogancia, una actitud vinculada a su éxito como dramaturgo, y a veces se comportaba “como un actor”, llegando a hacer bromas.
Aunque Oscar Wilde es hoy una figura literaria respetada, Merlin Holland sostiene que en el Reino Unido persiste cierta incomodidad hacia su legado, en especial por la forma en que se ha presentado en los medios. Según afirmó en una entrevista, Wilde aún tiene “una imagen de persona controvertida, pero irresistiblemente atractiva a la vez” en Inglaterra, y esto ha dificultado que su figura sea aceptada plenamente. En su opinión, cuando publicó El marqués y el sodomita, los “periódicos ‘respetables’ británicos... no mostraron interés en hacer una reseña, mientras que los independientes sí apostaron por publicar la información, aunque incidiendo en los aspectos escandalosos del proceso judicial”. Por el contrario, en Francia y Alemania, donde la autodefensa de Wilde y su obra son valoradas, el libro despertó gran fascinación, según el medio español, La razón.
La influencia de Oscar Wilde en la cultura popular se mantiene viva a través de adaptaciones y homenajes en diversos formatos artísticos, que reafirman su relevancia más de un siglo después de su muerte. Las obras de Wilde, con su estilo satírico y crítica aguda de la sociedad, han trascendido en la literatura y el teatro, convirtiéndolo en una figura cultural emblemática. Según Merlin Holland, el nieto y estudioso de Wilde, si viviera hoy en día, su personalidad destacaría de manera única. “Si me preguntas... cómo sería si viviera hoy, te digo que probablemente no destacaría”, afirma Holland. “Ahora todos somos individuos, mientras que él era un individuo en una época de conformidad. Hoy te darías cuenta de él, porque era único. Y sería un invitado habitual en todos los programas de entrevistas”.
Además de sus obras más conocidas, Wilde escribió artículos sobre temas de avanzada para su tiempo, como la educación de los pobres, la emancipación de las mujeres y la independencia de Irlanda, lo que demuestra su versatilidad y su compromiso con cuestiones sociales. Estos aspectos permiten que su nieto Merlin Holland desarrolle actualmente varios programas sobre la figura de Wilde para la radio de la BBC, resaltando así cómo su legado sigue siendo objeto de análisis y celebración.