La autora que escribió 1.789 poemas pero en vida solo publicó 6: ¿quién fue Emily Dickinson?

Su estilo, con el enfoque minimalista y emocionalmente intenso, ha inspirado a poetas y escritores contemporáneos, consolidándola como una figura clave de la poesía moderna

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En su vida de reclusión,
En su vida de reclusión, Dickinson encontró inspiración en la naturaleza, el amor y la muerte, temas recurrentes en sus poemas

Emily Dickinson, nacida el 10 de diciembre de 1830 en Amherst, Massachusetts, es reconocida en la actualidad como una de las figuras más influyentes en la literatura estadounidense y mundial. Sin embargo, durante su vida, su obra permaneció prácticamente desconocida, pues de los 1.789 poemas que escribió, solo seis fueron publicados, y muchos de ellos sin su consentimiento. Este dato refleja un misterio y una paradoja en torno a su vida: ¿por qué una autora tan prolífica decidió no compartir su producción con el mundo en vida?

El contexto de la vida de Dickinson da algunas pistas sobre sus decisiones. Nacida en el seno de una familia acomodada y educada, recibió una formación que pocas mujeres de su época tuvieron el privilegio de obtener. Desde temprana edad, Emily mostró una gran pasión por el conocimiento, destacándose en materias como la literatura, botánica, geografía, griego y latín. No obstante, a pesar de su destacada inteligencia, Dickinson llevó una vida marcada por el aislamiento voluntario, lo cual influyó profundamente en la forma en que desarrolló su carrera literaria.

Tras la muerte de Dickinson
Tras la muerte de Dickinson en 1886, su hermana encontró 40 cuadernos llenos de poemas escritos en trozos de papel

La vida en reclusión y su relación con la poesía

Dickinson es conocida tanto por su obra como por el estilo de vida que adoptó en su madurez. A medida que envejecía, se volvió cada vez más reclusa, retirándose casi por completo del mundo exterior. Se dice que desde los cincuenta años, su vida social se redujo a la correspondencia escrita y a muy pocas interacciones personales directas. A partir de entonces, vestía exclusivamente de blanco y pasaba gran parte del día en su habitación, observando el paisaje a través de la ventana y escribiendo.

Este aislamiento no fue solo físico, sino también literario. Dickinson rechazó el proceso editorial. En vida, solo publicó seis de sus poemas, y la mayoría aparecieron en publicaciones locales sin su autorización. Esta aversión a compartir su obra con el público contrasta con la magnitud de su producción poética. Sus versos exploraban temas profundos como la muerte, la naturaleza, el amor y la eternidad, con un enfoque innovador que rompía con las convenciones literarias de su tiempo.

Uno de los motivos principales por los que Dickinson evitó la publicación de su obra fue su rechazo a modificar su estilo. La poesía de Dickinson se caracterizaba por un uso innovador de la puntuación, el uso de mayúsculas en palabras clave y una métrica no convencional, lo que la diferenciaba de los poetas de su tiempo. Thomas Wentworth Higginson, uno de los pocos críticos literarios con quienes Dickinson mantuvo correspondencia, le sugirió modificaciones que, según él, harían sus poemas más “publicables”. Sin embargo, Emily se negó a hacer esos cambios, defendiendo su voz poética original.

Emily rechazó cambiar su estilo
Emily rechazó cambiar su estilo a pesar de las sugerencias de críticos como Thomas Higginson, defendiendo su voz poética original - (Getty Images)

El legado póstumo de Dickinson

Fue tras su muerte, el 15 de mayo de 1886, cuando el mundo pudo conocer la magnitud de su obra. Su hermana Lavinia Dickinson fue quien jugó un papel fundamental en este proceso. Al entrar en la habitación de Emily, Lavinia descubrió más de 40 cuadernos que contenían casi dos mil poemas escritos a lápiz en pequeños trozos de papel, sobres y recortes de periódicos. A pesar de la promesa que Emily le había hecho hacer, de quemar sus escritos tras su muerte, Lavinia decidió desobedecerla. Reconociendo el valor de la obra de su hermana, Lavinia buscó la manera de que estos poemas vieran la luz.

En un primer intento, Lavinia se dirigió a Susan Gilbert, amiga íntima y cuñada de Emily, quien había sido una de las pocas personas en leer sus poemas en vida. Sin embargo, Susan no mostró gran iniciativa para llevar a cabo la tarea de publicar la obra de Dickinson. Fue entonces cuando Lavinia se acercó a Mabel Loomis Todd, esposa de un profesor de Amherst College y amante del hermano de Emily, Austin Dickinson. Junto con Thomas Wentworth Higginson, Loomis Todd compiló y editó el primer volumen de poemas de Emily Dickinson, que se publicó en 1890, solo cuatro años después de la muerte de la poeta.

El trabajo editorial de Higginson y Loomis Todd no estuvo exento de controversia. En su intento por hacer los poemas más accesibles al público de la época, modificaron la puntuación y añadieron títulos que Dickinson nunca había puesto. Aun así, esta primera edición fue recibida con entusiasmo, lo que llevó a la publicación de varios volúmenes más en los años siguientes.

En su vida de reclusión,
En su vida de reclusión, Dickinson encontró inspiración en la naturaleza, el amor y la muerte, temas recurrentes en sus poemas

La influencia de Dickinson en la poesía contemporánea

Aunque Dickinson no buscó el reconocimiento en vida, su poesía ha tenido un impacto profundo y duradero en la literatura mundial. Su estilo revolucionario, marcado por una economía de palabras y la intensidad emocional, ha sido fuente de inspiración para generaciones de poetas, desde los modernistas hasta los escritores contemporáneos.

La obra de Emily Dickinson sigue siendo objeto de estudio y admiración. A medida que se han ido publicando ediciones más fieles a sus manuscritos originales, se ha hecho evidente su maestría para tratar temas universales desde una perspectiva única. En la actualidad, Dickinson es considerada no solo una de las poetas más importantes de la literatura estadounidense, sino también una pionera en la ruptura con las formas poéticas tradicionales.

El hecho de que solo seis de sus poemas fueran publicados en vida no es un reflejo de su talento, sino más bien de su compromiso inquebrantable con su estilo personal. Emily Dickinson escribió para sí misma, y tal vez, como han señalado algunos críticos, para los lectores del futuro. Su legado literario es una prueba del poder de la poesía para trascender el tiempo y el espacio, encontrando su lugar en un mundo al que tal vez nunca aspiró a pertenecer en vida.

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