Las plantas medicinales y los suplementos han sido empleados por diversas culturas a lo largo de la historia como remedios para una variedad de dolencias y para mejorar la vitalidad del organismo.
En la actualidad, el interés por estas alternativas naturales se ha revitalizado, cada vez más personas buscan en estas opciones respuestas para cuidar su salud. Sin embargo, se debe tener cuidado con su uso y hacerlo siempre bajo el asesoramiento de un médico.
En esta ocasión nos enfocaremos en el agave, cuáles son sus beneficios, su nivel de seguridad y eficacia, efectos secundarios, así como su reacción al interactuar con medicamentos, alimentos y otras plantas curativas o suplementos, de acuerdo con el Diccionario de Plantas Medicinales de Dolores Manrique.
El agave es una planta de la que se conocen más de 150 especies, todas ellas muy similares en su aspecto y en sus propiedades, repartidas por México y Centroamérica, han sido empleadas con fines medicinales desde los antiguos aztecas. Tras la conquista, el agave fue introducido en España, donde se extendieron rápidamente por la costa mediterránea.
Las hojas carnosas de algunas especies de agave que se crían en México producen una savia o jugo azucarado, conocido como aguamiel. A partir de él se elaboran diversas bebidas alcohólicas como el pulque, el mezcal y el tequila.
Propiedades medicinales
El agave contiene una serie de sustancias conocidas como glucósidos esteroideos, entre los que destaca la hecogenina y la saponina, de estas provienen sus propiedades medicinales.
Esta planta medicinal se caracteriza por sus propiedades diuréticas, es decir, que ayuda al cuerpo a eliminar el exceso de sal y agua. En este mismo sentido, el agave se usa para depurar la sangre, por lo que se utiliza en caso de edemas y retención de líquidos.
En México y en los países de Centroamérica, el agave se utiliza tradicionalmente en enfermedades infecciosas, en trastornos digestivos y en casos de ictericia o de hepatitis.
Exteriormente, el jugo o savia que mana del tallo es vulnerario y cicatrizante. Se aplica en compresas sobre contusiones y heridas de la piel.
Cómo usar el agave
Para obtener los beneficios medicinales del agave, se puede preparar de dos formas principalmente, ya sea como infusión para beberla o como compresas para usarla sobres la piel.
En el caso de la infusión, se recomienda utilizar 30 gramos de raíz o de hojas secas trituradas y ponerlas a hervir en un litro de agua. Se recomienda beber de tres a cuatro tazas al día y endulzarlas con miel para un mejor sabor.
En cuando a las compresas, estas deben prepararse con el jugo o savia de las hojas, mismas que únicamente deben aplicarse sobre la zona de piel afectada.
Contraindicaciones y efectos secundarios
Sin importar el nivel de seguridad y eficacia que tenga una planta medicinal o suplemento, esta cuentan con una serie de contraindicaciones que deben de seguirse para evitar los desagradables efectos secundarios.
En el caso del agave, su uso en exceso puede provocar molestias gastrointestinales, como diarrea o malestar estomacal.
Además, el jarabe de agave es conocido por su alto contenido de fructosa. El consumo excesivo de fructosa se ha asociado con problemas de salud, como resistencia a la insulina y otros riesgos metabólicos. Es importante consumir cualquier tipo de azúcar, incluido el de agave, con moderación.
Debido al alto contenido de azúcar, las personas con diabetes deben tener precaución al consumir productos de agave y controlar su ingesta de azúcar.
Al igual que con cualquier alimento, algunas personas pueden ser alérgicas al agave. En caso de alergia conocida, se debe evitar su consumo.
Si estás tomando medicamentos, es importante consultar a un profesional de la salud antes de incorporar productos de agave a tu dieta, ya que podría haber interacciones.
Las mujeres embarazadas o lactantes deben tener precaución y consultar a un profesional de la salud antes de consumir grandes cantidades de productos de agave, especialmente aquellos con adiciones y procesamientos adicionales.
SEGUIR LEYENDO: