El trastorno reactivo de apego es una enfermedad poco frecuente, pero grave, en la cual un bebé o niño pequeño no establece vínculos saludables con los padres o las personas encargadas del cuidado. Este trastorno puede manifestarse si no se cumplen las necesidades básicas del niño en cuanto a comodidad, afecto y nutrición y si no se establecen vínculos estables de cariño y cuidados con los demás.
Con el tratamiento adecuado, el niño con trastorno reactivo de apego puede desarrollar relaciones más estables y saludables con las personas encargadas de su cuidado y con los demás. Los tratamientos para el trastorno reactivo de apego incluyen aprender a crear un ambiente de crianza estable y propiciar interacciones positivas entre el niño y la persona encargada de su cuidado. La educación y los consejos de los padres o la persona encargada del cuidado también pueden ayudar.
Síntomas
El trastorno reactivo de apego suele comenzar en la infancia. Hay pocas investigaciones sobre los signos y síntomas del trastorno reactivo de apego después de la primera infancia y aún no se sabe con certeza si se presenta en niños mayores de 5 años.
Los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:
Timidez, miedo, tristeza o irritabilidad inexplicables
Aspecto triste y desganado
No buscar consuelo ni reaccionar al recibir consuelo
Incapacidad de sonreír
Observar atentamente a los demás, pero sin interactuar socialmente
Incapacidad de reaccionar a un ofrecimiento de ayuda
Falta de interés por juegos como las escondidas u otros juegos interactivos
Problemas de conducta
Incapacidad de pedir apoyo o ayuda
Diagnóstico
Para diagnosticar el trastorno reactivo de apego se necesita un examen exhaustivo y profundo hecho por un psiquiatra o psicólogo de niños.
La evaluación de tu hijo puede comprender lo siguiente:
Observación directa de la interacción con los padres o personas encargadas del cuidado
Información sobre los patrones de comportamiento con el paso del tiempo
Ejemplos de comportamientos en distintas situaciones
Información sobre las interacciones con los padres, las personas encargadas del cuidado y otras personas
Preguntas sobre el hogar y las condiciones de vida desde el nacimiento
Una evaluación de los estilos y habilidades de crianza y cuidado
El proveedor de atención médica de salud mental también querrá descartar otros trastornos psiquiátricos y determinar si coexisten otras afecciones de salud mental, como las siguientes:
Discapacidad intelectual
Trastornos de adaptación
Trastorno del espectro autista
Trastornos depresivos
Trastorno por estrés postraumático
El proveedor de salud mental de tu hijo puede usar los criterios para el trastorno reactivo de apego en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Generalmente, no se diagnostica antes de los 9 meses de edad. Generalmente, los signos y síntomas aparecen antes de los 5 años.
Los criterios para el diagnóstico del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales incluyen los siguientes:
Un patrón constante de comportamiento emocionalmente retraído hacia las personas encargadas del cuidado, que se manifiesta en la falta de búsqueda de consuelo o de respuesta a este en momentos de dolor
Problemas emocionales y sociales persistentes que comprenden respuesta mínima a terceros, respuestas no positivas a las interacciones, o irritabilidad, tristeza o miedo sin causa aparente durante las interacciones con las personas encargadas del cuidado
Falta persistente de necesidades emocionales de consuelo, estimulación y afecto por parte de las personas encargadas del cuidado, o cambios reiterados de las principales personas encargadas del cuidado que limitan las oportunidades para generar un apego estable, o cuidados en ambientes que limitan mucho las oportunidades de crear apego (como una institución)
No se ha diagnosticado trastorno del espectro autista
Tratamiento
Se cree que los niños que tienen trastorno reactivo de apego tienen la capacidad de establecer vínculos, pero que esta habilidad se vio inhibida por sus primeras experiencias de su desarrollo.
La mayoría de los niños son resilientes por naturaleza. E incluso aquellos que sufrieron desatención, que vivieron en orfanatos u otras instituciones, o que estuvieron a cargo de varios cuidadores son capaces de desarrollar relaciones saludables. La intervención temprana parece mejorar los resultados.
No existe un tratamiento estándar para el trastorno reactivo de apego, pero debe involucrar tanto al niño como a los padres o a sus principales cuidadores. Los objetivos del tratamiento son ayudar a asegurar que el niño:
Tenga una calidad de vida segura y estable
Logre interacciones positivas y refuerce el vínculo con sus padres y cuidadores
Un profesional de la salud mental puede brindar tanto educación como asesoramiento en habilidades que ayuden a mejorar los signos y síntomas del trastorno reactivo de apego. Las estrategias de tratamiento incluyen las siguientes:
Alentar el desarrollo del niño brindando apoyo, sensibilidad y comprensión
Contar con cuidadores que sean afines con el objeto de alentar una vinculación estable para el niño
Proporcionar un ambiente positivo, estimulante e interactivo para el niño
Abordar las necesidades médicas, de seguridad y de vivienda del niño, según corresponda
Otros servicios que pueden beneficiar al niño y a la familia incluyen lo siguiente:
Asesoramiento psicológico individual y familiar
Educación de sus padres y cuidadores acerca de la afección
Clases de habilidades parentales
Técnicas controvertidas y coercitivas
La American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente) ha criticado las técnicas de tratamiento peligrosas y no comprobadas para el trastorno reactivo de apego.
Estas técnicas comprenden cualquier tipo de restricción física o fuerza utilizada para romper lo que se cree que es la resistencia del niño al apego, una teoría no comprobada de la causa del trastorno reactivo de apego. No hay evidencia científica que respalde estas prácticas controvertidas, que pueden generar un daño psicológico y físico y que produjeron muertes accidentales.
Si consideras algún tipo de tratamiento no convencional, habla primero con el psiquiatra o psicólogo de tu hijo para asegurarte de que se base en evidencias y no sea perjudicial.