La rotura del tendón de Aquiles es una lesión que afecta la parte trasera de la pantorrilla. Ocurre principalmente en las personas que practican deportes recreativos, pero puede sucederle a cualquiera.
El tendón de Aquiles es un fuerte cordón fibroso que conecta los músculos de la parte trasera de la pantorrilla con el hueso del talón. Si estiras excesivamente el tendón de Aquiles, puede desgarrarse (romperse) total o parcialmente.
Si el tendón de Aquiles se desgarra, es posible que oigas un chasquido, seguido inmediatamente de un dolor agudo en la parte trasera del tobillo y la pantorrilla, que probablemente afecte tu capacidad de caminar correctamente. Con frecuencia, se realiza cirugía para reparar la rotura. Sin embargo, para la mayoría de las personas, el tratamiento no quirúrgico también funciona.
Síntomas
Si bien es posible que no tengas síntomas ni signos de una ruptura del tendón de Aquiles, la mayoría de las personas tienen:
La sensación de haber recibido una patada en la pantorrilla
Dolor, generalmente intenso, e hinchazón cerca del talón
Incapacidad para doblar el pie hacia adentro o de "empujar" la pierna lastimada hacia adelante al caminar
Incapacidad de pararte en puntas de pie sobre la pierna lastimada
Un sonido de rotura o quiebre cuando ocurre la lesión
Cuándo debes consultar al médico
Consulta con el médico inmediatamente si oyes un chasquido en el talón, en especial, si no puedes caminar bien posteriormente.
Factores de riesgo
Los factores que pueden aumentar el riesgo de rotura del tendón de Aquiles son:
Edad. La edad pico para la rotura del tendón de Aquiles es de 30 a 40 años.
Sexo. Es cinco veces más probable que la rotura del tendón de Aquiles ocurra en hombres que en mujeres.
Deportes recreativos. Las lesiones del tendón de Aquiles ocurren con más frecuencia en deportes que implican correr, saltar e inicios y paradas repentinos, tales como el fútbol, el básquetbol y el tenis.
Inyecciones de esteroides. A veces los médicos inyectan esteroides en la articulación del tobillo para reducir el dolor y la inflamación. Si embargo, estos medicamentos pueden debilitar los tendones cercanos y se los ha asociado a roturas del tendón de Aquiles.
Determinados antibióticos. Antibióticos de fluoroquinolona, como la ciprofloxacina (Cipro) o la levofloxacina (Levaquin), aumentan el riesgo de rotura del tendón de Aquiles.
Obesidad. El sobrepeso puede ejercer más presión en el tendón.
Diagnóstico
Durante la exploración física, el médico te inspeccionará la parte inferior de la pierna para ver si tienes sensibilidad e hinchazón. Es posible que el médico sienta un espacio en el tendón si está completamente roto.
El médico podría pedirte que te arrodilles en una silla o que te recuestes boca abajo con los pies colgando de la camilla de exploración. A continuación, podría apretar el músculo de la pantorrilla para ver si el pie se flexiona automáticamente. Si no es así, probablemente tengas roto el tendón de Aquiles.
Si hay alguna duda acerca de la extensión de la lesión en el tendón de Aquiles (si está parcial o totalmente roto), es posible que el médico te pida una ecografía o una exploración por resonancia magnética. Estos procedimientos no provocan dolor y crean imágenes de los tejidos de tu cuerpo.
Tratamiento
El tratamiento para la rotura del tendón de Aquiles depende de la edad, el nivel de actividad y la gravedad de la lesión. En general, las personas más jóvenes y activas, especialmente los deportistas, suelen elegir la cirugía para reparar el tendón de Aquiles cuando está totalmente roto, mientras que es más probable que las personas mayores elijan el tratamiento no quirúrgico.
Sin embargo, estudios recientes han demostrado que ambos tratamientos son igualmente efectivos.
Tratamiento no quirúrgico
Este enfoque generalmente supone:
Mantener el tendón en reposo usando muletas
Colocar hielo en la zona
Tomar analgésicos de venta libre
Mantener el tobillo en reposo durante las primeras semanas, en general, con una bota para caminar con tacones de cuña o un yeso, o con el pie flexionado hacia abajo
Con este tratamiento no quirúrgico, evitas el riesgo asociado con la cirugía, como una infección.
No obstante, un enfoque no quirúrgico podría aumentar las probabilidades de que se vuelva a romper, por lo que la recuperación puede tardar más; aunque algunos estudios recientes muestran resultados favorables en personas que usaron tratamientos no quirúrgicos y comenzaron la rehabilitación con peso en forma temprana.
Cirugía
Por lo general, el procedimiento implica realizar una incisión en la parte inferior de la pierna y volver a unir el tendón desgarrado por medio de puntadas. Según el estado del tejido desgarrado, la reparación se podría reforzar con otros tendones.
Las complicaciones pueden comprender infecciones y lesión a los nervios. Los procedimientos mínimamente invasivos reducen las tasas de infección en comparación con las de los procedimientos abiertos.
Rehabilitación
Después de cualquier tratamiento, realizarás ejercicios de fisioterapia para fortalecer los músculos de la pierna y el tendón de Aquiles. La mayoría de las personas recupera su nivel de actividad normal en un período de cuatro a seis meses. Es importante continuar con el entrenamiento de fuerza y estabilidad posteriormente, dado que algunos problemas pueden persistir hasta por un año.
Un tipo de rehabilitación que se conoce como «rehabilitación funcional» también se centra en la coordinación de las partes del cuerpo y el movimiento. El objetivo es que recuperes tu mayor nivel de desempeño, como deportista o en la vida diaria.
En un estudio de revisión se concluyó que, si tienes acceso a la rehabilitación funcional, puedes obtener resultados igualmente buenos con el tratamiento no quirúrgico que con la cirugía. Se necesitan más estudios.
La rehabilitación después del tratamiento, quirúrgico o no quirúrgico, también tiende a lograr que se recupere el movimiento más pronto y se progrese más rápido. También se están llevando a cabo estudios en este campo.