Síndrome de Sjögren: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Dependiendo el tipo de síntoma que se presente, se puede conocer el nivel de gravedad de una padecimiento

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En muchas ocasiones se desconoce
En muchas ocasiones se desconoce que se tiene un padecimiento hasta que se presentan síntomas (Infobae/Jovani Pérez)

El síndrome de Sjögren es un trastorno del sistema inmunitario que se identifica por sus dos síntomas más frecuentes: ojos y boca secos.

Esta afección suele acompañar otros trastornos del sistema inmunitario, como la artritis reumatoide y el lupus. Por lo general, el síndrome de Sjögren afecta primero las membranas mucosas y las glándulas que producen humedad en los ojos y la boca, lo que da como resultado menos lágrimas y saliva.

Aunque se puede padecer el síndrome de Sjögren a cualquier edad, en el momento del diagnóstico la mayoría de las personas son mayores de 40. El trastorno es mucho más frecuente en las mujeres. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas.

Síntomas

Los dos síntomas principales del síndrome de Sjögren son:

Ojos secos. Es posible que los ojos te ardan, te piquen o sientas como si tuvieras arena adentro.

Sequedad de boca. Es posible que sientas que tienes la boca llena de algodón, lo que dificulta tragar o hablar.

Algunas personas con síndrome de Sjögren presentan uno o más de lo siguiente:

Dolor articular, hinchazón y rigidez

Inflamación de las glándulas salivales, sobre todo, las que se ubican debajo de la mandíbula y delante de las orejas

Erupciones cutáneas o piel reseca

Sequedad vaginal

Tos seca persistente

Fatiga prolongada

 Ante cualquier malestar lo
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Christin Klose/dpa)

Factores de riesgo

Por lo general, el síndrome de Sjögren afecta a las personas que tienen uno o más factores de riesgo conocidos, entre ellos:

Edad. El síndrome de Sjögren se diagnostica generalmente en personas mayores de 40 años.

Sexo. Las mujeres son más propensas a padecer el síndrome de Sjögren.

Enfermedad reumática. Es frecuente que las personas que padecen el síndrome de Sjögren también tengan una enfermedad reumática, como artritis reumatoide o lupus.

Diagnóstico

El síndrome de Sjögren puede ser difícil de diagnosticar porque sus signos y síntomas varían de persona a persona y pueden ser similares a los causados por otras enfermedades. Los efectos secundarios de varios medicamentos también son similares a algunos signos y síntomas del síndrome de Sjögren.

Las pruebas pueden ayudar a descartar otras enfermedades y a determinar con exactitud un diagnóstico de síndrome de Sjögren.

Análisis de sangre

Es posible que el médico te solicite análisis de sangre para determinar:

Los niveles de distintos tipos de células sanguíneas

La presencia de anticuerpos frecuentes en el síndrome de Sjögren

Evidencia de trastornos inflamatorios

Indicios de problemas hepáticos y renales

Exámenes oculares

El médico puede evaluarte la sequedad de los ojos con una prueba llamada «prueba de Schirmer». Se coloca una pequeña tira de papel de filtro debajo del párpado inferior para medir la producción de lágrimas.

Es posible que un médico especializado en el tratamiento de los trastornos de los ojos (oftalmólogo) también te examine la superficie de los ojos con un microscopio especial llamado «lámpara de hendidura». El oftalmólogo puede colocarte gotas en el ojo para que sea más fácil ver cualquier posible daño de la córnea.

Diagnóstico por imágenes

Algunas pruebas de diagnóstico por imágenes pueden verificar la función de las glándulas salivales.

Sialograma. Con esta radiografía especial, se puede detectar el tinte que se inyecta en las glándulas salivales ubicadas delante de las orejas. Este procedimiento muestra cuánta saliva fluye a la boca.

Centellografía de las glándulas salivales. Esta prueba de medicina nuclear consiste en la inyección de un radionúclido en una vena, cuya trayectoria se sigue durante una hora para ver cuánto tarda en llegar a todas las glándulas salivales.

Biopsia

Es posible que el médico también te realice una biopsia del labio para detectar la presencia de grupos de células inflamatorias, lo que puede indicar síndrome de Sjögren. Para esta prueba, se extrae un pequeño trozo de tejido de las glándulas salivales del labio y se lo examina con un microscopio.

 Cada enfermedad tiene uno
Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (Europa Press)

Tratamiento

El tratamiento del síndrome de Sjögren depende de las partes del cuerpo que estén afectadas. Muchas personas controlan la sequedad de ojos y de boca que provoca el síndrome de Sjögren usando gotas para los ojos de venta libre y tomando agua con mayor frecuencia. Sin embargo, algunas personas necesitan medicamentos de venta con receta o incluso procedimientos quirúrgicos.

Medicamentos

En función de tus síntomas, el médico te podría sugerir medicamentos que:

Disminuyan la inflamación ocular. El médico puede recomendarte gotas para los ojos recetadas, como ciclosporina (Restasis) o lifitegrast (Xiidra), si sufres de ojos secos de manera moderada a grave.

Incrementen la producción de saliva. Los medicamentos como pilocarpina (Salagen) y cevimelina (Evoxac) pueden incrementar la producción de saliva y, a veces, de lágrimas. Los efectos secundarios pueden comprender sudoración, dolor abdominal, enrojecimiento y mayor micción.

Aborden complicaciones específicas. Si manifiestas síntomas de artritis, podrías tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) u otros medicamentos para la artritis. La candidosis oral se debe tratar con medicamentos antifúngicos.

Traten los síntomas de manera integral. Por lo general, la hidroxicloroquina (Plaquenil), un medicamento para tratar la malaria, también ayuda a tratar el síndrome de Sjögren. Asimismo, es posible que te receten medicamentos que inhiben el sistema inmunitario, como el metotrexato (Trexall).

Cirugía

Un procedimiento sencillo para sellar los conductos lagrimales que drenan las lágrimas de los ojos (tapones lagrimales) podría ayudar a aliviar los ojos secos. Se insertan tapones de colágeno o silicona en los conductos para ayudar a preservar las lágrimas.

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