Síndrome de Reye: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Hay enfermedades que no presentan síntomas, por lo que es importante llevar una vida saludable y hacer revisiones constantes al médico

Muchas enfermedades no presentan signos o estos aparecen cuando ya es demasiado tarde, lo mejor es acudir al médico constantemente (Infobae/Jovani Pérez)

El síndrome de Reye es una afección poco frecuente, pero grave, que provoca hinchazón en el hígado y en el cerebro. El síndrome de Reye puede presentarse a cualquier edad, pero afecta más a menudo a niños y adolescentes después de una infección viral, por lo general, la influenza o la varicela.

Los síntomas, tales como la desorientación, las convulsiones y la pérdida del conocimiento, requieren tratamiento de emergencia. El diagnóstico y el tratamiento tempranos del síndrome de Reye pueden salvar la vida del niño.

Se ha relacionado la aspirina con el síndrome de Reye, así que ten cuidado si les das aspirina a niños o adolescentes para la fiebre o el dolor. Si bien el uso de la aspirina está aprobado en niños mayores de 3 años, los niños y adolescentes que se están recuperando de la varicela o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina.

Para el tratamiento de la fiebre o el dolor, considera darle a tu hijo acetaminofén (Tylenol, otros) o ibuprofeno (Advil, Motrin, otros) para bebés o niños. Son opciones más seguras que la aspirina. Habla con tu proveedor de atención médica si tienes inquietudes.

Síntomas

Por lo general, en el síndrome de Reye, el nivel de glucosa en la sangre del niño disminuye, mientras que los niveles de amoníaco y acidez en la sangre aumentan. Puede hincharse el hígado y pueden acumularse grasas. También puede hincharse el cerebro. Esto puede provocar ataques, convulsiones o pérdida del conocimiento.

Los síntomas del síndrome de Reye generalmente comienzan alrededor de 3 a 5 días después del comienzo de una infección viral. Esta infección puede ser una gripe, conocida como influenza, o varicela. El síndrome de Reye también puede desarrollarse después de una infección respiratoria superior, como un resfriado.

Síntomas iniciales

En niños menores de 2 años, estos son algunos de los primeros síntomas del síndrome de Reye:

Diarrea.

Respiración rápida.

En niños más grandes y adolescentes, los primeros síntomas pueden ser estos:

Vómitos que no se detienen.

Somnolencia o cansancio.

Síntomas adicionales

Mientras la afección avanza, los síntomas se pueden agravar y pueden provocar lo siguiente:

Conducta irritable, agresiva o irracional

Confusión o ver u oír cosas que no existen

Debilidad en los brazos y las piernas, o no poder moverlos

Convulsiones

Pereza excesiva

Disminución del nivel de conocimiento

Estos síntomas necesitan tratamiento de emergencia.

Cuándo debes consultar con un médico

El diagnóstico y el tratamiento tempranos del síndrome de Reye pueden salvar la vida del niño. Si sospechas que tu hijo tiene el síndrome de Reye, es importante actuar con rapidez.

Busca atención médica de emergencia si tu hijo:

Tiene convulsiones.

Pierde el conocimiento.

Ponte en contacto con el proveedor de atención médica de tu hijo si experimenta lo siguiente luego de un episodio de gripe o varicela:

Vomita en forma reiterada.

Está somnoliento o cansado de manera inusual.

Tiene cambios repentinos en el comportamiento.

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Christin Klose/dpa)

Factores de riesgo

Los siguientes factores, generalmente cuando se presentan juntos, podrían aumentar el riesgo de que tu hijo desarrolle el síndrome de Reye:

El uso de aspirina para tratar una infección viral, como la gripe, varicela o una infección de las vías respiratorias superiores.

Tener algún trastorno metabólico subyacente. Entre estos pueden encontrarse un trastorno en la oxidación de ácidos grasos u otro trastorno de la función mitocondrial.

Diagnóstico

No existe una prueba específica para detectar el síndrome de Reye. Los exámenes de detección suelen comenzar con análisis de sangre y orina. También pueden incluir pruebas de trastornos de oxidación de ácidos grasos y otros trastornos.

A veces, se necesitan otras pruebas para buscar otras posibles causas de problemas del hígado o problemas del sistema nervioso. Por ejemplo:

Una punción lumbar. La punción lumbar puede ayudar a identificar o descartar otras enfermedades con síntomas similares. La punción lumbar puede descubrir una infección del revestimiento del cerebro y la médula espinal, llamada meningitis. También puede ayudar a diagnosticar una inflamación o infección del cerebro, llamada encefalitis. Durante una punción lumbar, se inserta una aguja en la zona lumbar, en el espacio entre dos huesos. Se toma una pequeña muestra del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal y se envía a un laboratorio para su análisis.

Biopsia de hígado. Una biopsia de hígado puede ayudar a identificar o descartar afecciones que pueden afectar al hígado. En las personas con síndrome de Reye, una biopsia de hígado puede mostrar una acumulación de grasa en las células del hígado. Durante una biopsia de hígado, se inserta una aguja a través de la piel en la parte superior derecha del abdomen hasta el hígado. Se toma una pequeña muestra de tejido hepático y se envía a un laboratorio para que la analicen.

Tomografía computarizada o resonancia magnética . Una tomografía computarizada o una imagen por resonancia magnética de la cabeza pueden ayudar a identificar o descartar otras causas de cambios en la conducta o disminución de la atención. Estas pruebas pueden mostrar una hinchazón en el cerebro, que puede ser provocada por el síndrome de Reye. Una tomografía computarizada usa una serie de rayos X desde diferentes ángulos para crear una imagen detallada del cerebro. En una imagen por resonancia magnética , se usan un campo magnético potente y ondas de radio en lugar de rayos X para generar imágenes del cerebro.

Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (UNAM)

Tratamiento

El síndrome de Reye se trata generalmente en el hospital. Los casos más graves suelen tratarse en la unidad de cuidados intensivos. El personal del hospital supervisará de cerca la presión arterial y otros signos vitales de tu hijo. El tratamiento específico puede incluir lo siguiente:

Líquidos intravenosos. Es posible que se administre azúcar (glucosa) y una solución electrolítica a través de una vía intravenosa .

Diuréticos. Estos medicamentos pueden usarse para reducir la presión de los líquidos que rodean el cerebro. Los diuréticos también aumentan la pérdida de líquidos a través de la orina.

Medicamentos para prevenir el sangrado. El sangrado causado por problemas hepáticos puede requerir tratamiento con vitamina K, plasma y plaquetas.

Mantas de enfriamiento. Estas mantas ayudan a mantener la temperatura interna del cuerpo en un nivel seguro.

Si tu hijo tiene problemas para respirar, un respirador puede ayudarle.