Hepatitis B: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Hay enfermedades que no presentan síntomas, por lo que es importante llevar una vida saludable y hacer revisiones constantes al médico

Muchos padecimientos no presentan síntomas o estos aparecen cuando ya es demasiado tarde, lo mejor es acudir al médico constantemente (Infobae/Jovani Pérez)

La hepatitis B es una infección hepática grave causada por el virus de la hepatitis B (VHB). En la mayoría de los casos, la hepatitis B es de corta duración, también se denomina aguda y dura menos de seis meses. Sin embargo, en otros, la infección de la hepatitis B se vuelve crónica, lo que significa que dura más de seis meses. Tener hepatitis B crónica aumenta el riesgo de desarrollar insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis, que consiste en una afección que deja cicatrices permanentes en el hígado.

La mayoría de los adultos que tienen hepatitis B se recuperan por completo, aunque los síntomas sean graves. Los bebés y niños son más propensos a desarrollar una infección de hepatitis B de larga duración. Esto se conoce como infección crónica.

La vacuna puede prevenir la hepatitis B, pero no existe cura si ya tienes la afección. Si tienes la infección, tomar determinadas precauciones puede prevenir que se disemine el virus a otras personas.

Síntomas

Los síntomas de la hepatitis B aguda varían de leves a graves. Normalmente, estos aparecen de 1 a 4 meses después de haberte infectado, aunque podrían manifestarse a las dos semanas de haberte infectado. Algunas personas, por lo general los niños pequeños, pueden no tener síntomas.

Estos son algunos de los signos y síntomas de la hepatitis B:

Dolor abdominal

Orina oscura

Fiebre

Dolor en las articulaciones

Pérdida del apetito

Náuseas y vómitos

Debilidad y fatiga

Color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos (ictericia)

Cuándo consultar al médico

Si sabes que has estado expuesto a la hepatitis B, comunícate con el proveedor de atención médica de inmediato. Un tratamiento preventivo puede reducir el riesgo de infección si lo recibes dentro de las 24 horas posteriores a la exposición al virus.

Si crees que tienes síntomas de la hepatitis B, comunícate con el proveedor de atención médica.

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Shutterstock)

Factores de riesgo

La hepatitis B se transmite mediante el contacto con la sangre, el semen u otros líquidos corporales de una persona infectada. El riesgo de tener infección de hepatitis B aumenta si:

Tienes relaciones sexuales sin protección con múltiples parejas sexuales o con alguien que está infectado con el virus de la hepatitis B .

Compartes agujas durante el consumo de drogas endovenosas.

Eres un hombre que tiene relaciones sexuales con otros hombres.

Vives con alguien que tiene infección crónica causada por el virus de la hepatitis B .

Se trata de un bebé de una madre infectada.

Tienes un trabajo que te expone al contacto con sangre humana.

Viajas a regiones que presentan índices altos de infección por virus de la hepatitis B , como Asia, las Islas del Pacífico, África y Europa Oriental.

Diagnóstico

El proveedor de atención médica te examinará para detectar signos de daño hepático, como color amarillento en la piel o dolor en el vientre. Entre las pruebas que pueden ayudar a diagnosticar la hepatitis B o sus complicaciones, se encuentran las siguientes:

Análisis de sangre. Los análisis de sangre pueden detectar signos del virus de la hepatitis B en el organismo y le indicarán al proveedor de atención médica si la infección es aguda o crónica. Un análisis de sangre sencillo también puede determinar si presentas inmunidad ante la afección.

Ecografía de hígado. Una ecografía específica denominada elastografía transitoria puede mostrar la extensión del daño hepático.

Biopsia de hígado. El proveedor de atención médica podría extraer una pequeña muestra del hígado para analizarla y comprobar si hay daño en el hígado. Este procedimiento se denomina biopsia de hígado. Durante esta prueba, el proveedor de atención médica introduce una aguja delgada a través de la piel y la dirige hacia el hígado a fin de extraer una muestra de tejido para analizarla en el laboratorio.

Análisis para la detección de hepatitis B para personas sanas

Algunas veces, los proveedores de atención médica realizan pruebas a determinadas personas sanas para detectar la infección por hepatitis B, ya que el virus puede dañar el hígado antes de causar signos y síntomas. Consulta a tu proveedor de atención médica para que te realice un examen de detección de la hepatitis B en los siguientes casos:

Estás embarazada

Vives con alguien que tiene hepatitis B

Has tenido muchas parejas sexuales

Tuviste relaciones sexuales con alguien que tiene hepatitis B

Eres un hombre que tiene relaciones sexuales con hombres

Tienes antecedentes de una enfermedad de trasmisión sexual

Tienes una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o hepatitis C

Te realizaron un examen de enzimas hepáticas cuyos resultados fueron anormales sin causa aparente

Recibes diálisis renal

Tomas medicamentos que inhiben el sistema inmunitario, como los que se usan para prevenir el rechazo después de un trasplante de órganos

Consumes drogas ilícitas inyectables

Estás en la cárcel

Naciste en un país donde la hepatitis B es común, incluidos países de Asia y de las islas del Pacífico, de África y Europa del Este

Tienes padres o hijos adoptivos que son de lugares donde la hepatitis B es frecuente, como Asia, las islas del Pacífico, África y Europa del Este

Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (Getty Images)

Tratamiento

Tratamiento para prevenir la infección de hepatitis B después de la exposición

Si sabes que has estado expuesto al virus de la hepatitis B, comunícate con el proveedor de atención médica de inmediato. Es importante saber si tienes la vacuna de la hepatitis B. Tu proveedor de atención médica querrá saber cuándo estuviste expuesto y el tipo de exposición.

Una inyección de inmunoglobulina (un anticuerpo) administrada en las 24 horas siguientes a la exposición al virus puede ayudar a protegerte contra la hepatitis B. Como el tratamiento solo ofrece protección a corto plazo, también deberías recibir la vacuna de hepatitis B al mismo tiempo si no lo has hecho.

Tratamiento para la infección aguda de hepatitis B

Si el proveedor de atención médica determina que la infección por hepatitis B es aguda (es decir, que no durará mucho tiempo y que desaparecerá por su cuenta), es posible que no necesites tratamiento. No obstante, es posible que el proveedor de atención médica recomiende reposo, una alimentación correcta, muchos líquidos y un estrecho control mientras el organismo lucha contra la infección. En los casos graves, se necesitan medicamentos antivíricos o una hospitalización para evitar complicaciones.

Tratamiento para la infección crónica de hepatitis B

La mayoría de las personas con una infección crónica de hepatitis B necesitan tratamiento durante el resto de sus vidas. La decisión de comenzar un tratamiento depende de muchos factores, entre los que se incluyen los siguientes: si el virus provoca inflamación o cicatrización del hígado (cirrosis), si tienes otras infecciones como la hepatitis C o el VIH, o si tu sistema inmunitario está deprimido por efecto de una enfermedad o de medicamentos. El tratamiento reduce el riesgo de tener una enfermedad hepática y evita que trasmitas la infección a otras personas.

El tratamiento para la hepatitis B crónica puede incluir lo siguiente:

Medicamentos antivirales. Varios medicamentos antivirales, como el entecavir (Baraclude), el tenofivir (Viread), la lamivudina (Epivir), el adefovir (Hepsera) o la telbivudina, pueden ayudar a combatir el virus y reducir su capacidad para dañar el hígado. Estos medicamentos se administran por vía oral. Tu proveedor de atención médica podrá recomendarte la combinación de dos medicamentos de los mencionados o combinar uno de ellos con interferón para mejorar la respuesta al tratamiento.

Inyecciones de interferón. El interferón alfa-2b (Intron A) es la versión sintética de una sustancia que produce el organismo para combatir las infecciones. Se usa, principalmente, en jóvenes con hepatitis B que no quieren someterse a un tratamiento a largo plazo o en mujeres que quieren quedar embarazadas dentro de pocos años, al finalizar un tratamiento completo. Las mujeres deben utilizar métodos anticonceptivos durante el tratamiento con interferón. El interferón no debe utilizarse durante el embarazo. Los efectos secundarios pueden incluir náuseas, vómitos, dificultad para respirar y depresión.

Trasplante de hígado. Si tienes el hígado muy dañado, un trasplante hepático puede ser una opción. Durante un trasplante hepático, el cirujano extrae el hígado dañado y lo reemplaza por uno sano. Si bien la mayoría de los hígados trasplantados provienen de donantes fallecidos, hay una pequeña cantidad que proviene de donantes vivos que donan una porción de sus hígados.

Se están desarrollando otros medicamentos para tratar la hepatitis B.