Alergia alimentaria: causas, síntomas y tratamiento

Dependiendo el tipo de síntoma que se presente, se puede conocer el nivel de gravedad de una padecimiento

Muchas enfermedades no presentan síntomas o estos aparecen cuando ya es demasiado tarde, lo mejor es acudir al médico constantemente (Infobae/Jovani Pérez)

Una alergia alimentaria es una reacción del sistema inmunitario que ocurre poco después de haber ingerido un determinado alimento. Incluso una pequeña cantidad del alimento que causa la alergia puede ocasionar signos y síntomas, como problemas digestivos, urticaria o inflamación de las vías respiratorias. En algunos casos, una alergia alimentaria puede ocasionar síntomas graves o, incluso, una reacción que puede poner en riesgo la vida, llamada anafilaxia.

Se calcula que la alergia alimentaria afecta al 8 por ciento de los niños menores de 5 años y hasta al 4 por ciento de los adultos. A pesar de que no existe cura, algunos niños superan sus alergias alimentarias cuando crecen.

La alergia alimentaria puede fácilmente confundirse con una reacción mucho más frecuente llamada intolerancia alimentaria. Si bien es molesta, la intolerancia alimentaria es una afección de menor gravedad que no involucra al sistema inmunitario.

Síntomas

Para algunas personas, una alergia a un alimento específico puede resultar molesto, pero no grave. Para otras personas, una reacción alérgica a un alimento puede ser aterradora e, incluso, poner en riesgo su vida. Los síntomas de una alergia alimentaria normalmente se manifiestan de unos minutos a dos horas después de ingerir el alimento en cuestión. En raras ocasiones, los síntomas pueden aparecer varias horas más tarde.

Los signos y síntomas de alergia alimentaria más comunes incluyen los siguientes:

Hormigueo o picor en la boca

Urticaria, comezón o eccema

Hinchazón de los labios, la cara, la lengua y la garganta o de otras partes del cuerpo

Sibilancias, congestión nasal o dificultad para respirar

Dolor abdominal, diarrea, náuseas o vómitos

Mareos, aturdimiento o desmayos

Anafilaxia

En algunas personas, una alergia alimentaria puede causar una reacción alérgica grave llamada anafilaxia. Esto puede ocasionar signos y síntomas que pueden poner en riesgo la vida, entre ellos:

Constricción y opresión de las vías respiratorias

Inflamación o sensación de un nudo en la garganta que dificulta la respiración

Choque debido a un descenso abrupto de la presión arterial

Pulso acelerado

Mareos, aturdimiento o pérdida del conocimiento

En casos de anafilaxia, el tratamiento urgente es fundamental. Si no se trata, la anafilaxia puede causar un coma o incluso la muerte.

Cuándo debes consultar con un médico

Si tienes síntomas de alergia alimentaria inmediatamente después de comer, consulta con tu proveedor de atención médica o alergista. De ser posible, trata de ver a tu proveedor de atención médica cuando observes el comienzo de una reacción alérgica. Esto lo ayudará a realizar un diagnóstico.

Busca un tratamiento de urgencia si desarrollas signos o síntomas de anafilaxia, tales como:

Constricción de las vías respiratorias que dificulta la respiración

Choque debido a un descenso abrupto de la presión arterial

Pulso acelerado

Mareos o aturdimiento

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Getty Images)

Factores de riesgo

Algunos factores de riesgo de alergia alimentaria incluyen los siguientes:

Antecedentes familiares. Si en tu familia son frecuentes el asma, el eccema, la urticaria o las alergias como la rinitis alérgica, tendrás un mayor riesgo de alergia alimentaria.

Otras alergias. Si ya eres alérgico a algún alimento en particular, es posible que tengas un mayor riesgo de ser alérgico a otro. Asimismo, si ya tienes otros tipos de reacciones alérgicas, como rinitis alérgica o eccema, tu riesgo de padecer alergia alimentaria será mayor.

Edad. Las alergias alimentarias son más comunes en niños, especialmente en bebés y niños de uno a dos años. A medida que los niños crecen, sus aparatos digestivos maduran y es menos probable que sus cuerpos absorban alimentos o ingredientes que desencadenen alergias. Por suerte, los niños generalmente superan las alergias a la leche, la soja, el trigo y los huevos cuando crecen. Las alergias graves y las alergias a los frutos secos y a los mariscos suelen ser de por vida.

Asma. El asma y las alergias alimentarias generalmente se manifiestan juntas. En estos casos, es probable que los síntomas de ambas, tanto de las alergias alimentarias como del asma, sean graves.

Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una reacción anafiláctica incluyen los siguientes:

Tener antecedentes de asma

Ser adolescente o más joven

Demorar el uso de la epinefrina para tratar los síntomas de alergia alimentaria

No tener urticaria ni ningún otro síntoma que se manifieste en la piel

Diagnóstico

No existe una prueba infalible para confirmar o descartar la alergia alimentaria. Tu médico considerará varios factores antes de hacer un diagnóstico. Algunos de estos factores incluyen los siguientes:

Tus síntomas. Explícale al médico los antecedentes de tus síntomas en detalle (qué alimentos y qué cantidades parecen causarte problemas).

Tus antecedentes familiares de alergias. Comparte también información sobre los miembros de tu familia que tengan algún tipo de alergia.

Una exploración física. Con frecuencia, un examen minucioso puede ayudar a identificar o descartar otros problemas médicos.

Una prueba cutánea. Una prueba de punción epidérmica puede determinar tu reacción a un alimento en particular. Para esta prueba, se coloca sobre la piel del antebrazo o la espalda una pequeña cantidad del alimento del que se sospecha que podría causar una reacción alérgica. Luego, el médico u otro proveedor de atención médica pincha la piel con una aguja para permitir que una pequeña cantidad de la sustancia penetre debajo la superficie de la piel.

Si eres alérgico a la sustancia que se está probando, te aparecerá un pequeño bulto o una reacción. Ten en cuenta que una reacción positiva a esta prueba no es suficiente para confirmar una alergia al alimento en cuestión.

Un análisis de sangre. Un análisis de sangre puede medir la respuesta del sistema inmunitario ante un alimento en particular, ya que mide un anticuerpo, llamado inmunoglobulina E (IgE), que se relaciona con las alergias. Para realizar este análisis, se toma una muestra de sangre en el consultorio del médico y se la envía a un laboratorio médico, donde pueden analizarse distintos alimentos.

Una dieta de eliminación. Es posible que te pidan que elimines de tu dieta los alimentos sospechosos durante una o dos semanas y que luego los reincorpores de uno en uno. Este proceso ayuda a relacionar los síntomas con alimentos específicos. Sin embargo, las dietas de eliminación no son infalibles. Una dieta de eliminación no sirve para indicar si la reacción a un alimento en particular es una verdadera alergia o una sensibilidad alimentaria. Además, si has tenido una reacción grave a algún alimento en el pasado, una dieta de eliminación puede no ser un método seguro.

Prueba de provocación oral con alimentos. Durante esta prueba, que se realiza en el consultorio del médico, te darán pequeñas cantidades del alimento del que se sospecha que ocasiona tus síntomas y estas luego irán aumentando. Si no tienes una reacción durante esta prueba, es posible que puedas incorporar el alimento a tu dieta nuevamente.

Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (FERNANDO CARRANZA GARCIA/CUARTOSCURO)

Tratamiento

La única forma de evitar una reacción alérgica es no comer los alimentos que ocasionan los signos y síntomas. Sin embargo, a pesar de tus esfuerzos, puedes entrar en contacto con un alimento que causa una reacción.

En caso de una reacción alérgica leve, los antihistamínicos de venta libre o de venta con receta pueden ayudar a reducir los síntomas. Estos medicamentos pueden tomarse después de la exposición al alimento que causa la alergia para ayudarte a aliviar la picazón o la urticaria. Sin embargo, los antihistamínicos no sirven para tratar una reacción alérgica grave.

En caso de una reacción alérgica grave, es posible que debas acudir a la sala de emergencias para que te administren una inyección de epinefrina de inmediato. Muchas personas con alergias llevan consigo un autoinyector de epinefrina (Adrenaclick, EpiPen). Este dispositivo combina una jeringa y una aguja oculta que inyecta una única dosis del medicamento cuando se lo presiona contra el muslo.

Si tu médico te ha recetado un autoinyector de epinefrina, haz lo siguiente:

Asegúrate de saber cómo usar el autoinyector. Además, asegúrate de que las personas más cercanas a ti sepan cómo administrar el medicamento; si están contigo durante una urgencia anafiláctica, podrían salvarte la vida.

Llévalo contigo en todo momento. Quizá sea una buena idea tener un autoinyector adicional en el auto o en el escritorio del trabajo.

Asegúrate siempre de reemplazar la epinefrina antes de la fecha de caducidad, o esta podría no funcionar correctamente.

Tratamientos experimentales

Si bien hay investigaciones en curso para desarrollar mejores tratamientos para reducir los síntomas de la alergia alimentaria y prevenir los ataques de alergia, no hay ningún tratamiento comprobado que pueda prevenir o aliviar completamente los síntomas.

Una alternativa que se estudia actualmente como tratamiento para la alergia alimentaria es la inmunoterapia oral. Durante este tratamiento, se ingieren o se colocan debajo de la lengua (sublingual) pequeñas dosis de los alimentos a los que eres alérgico. La dosis del alimento que provoca las alergias se incrementa gradualmente.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos aprobó recientemente el primer fármaco oral de inmunoterapia, el polvo dnfp (Palforzia) alérgeno del cacahuate (Arachis hypogaea), para tratar a niños de 4 a 17 años con una alergia confirmada al maní. Este medicamento no está recomendado para personas con asma no controlada o con ciertas afecciones, como la esofagitis eosinofílica.