Cálculos renales: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Hay enfermedades que no presentan síntomas, por lo que es importante llevar una vida saludable y hacer revisiones constantes al médico

En muchas ocasiones no se sabe que se padece una enfermedad hasta que se presentan síntomas (Infobae/Jovani Pérez)

Los cálculos renales (también llamados nefrolitiasis o urolitiasis) son depósitos duros hechos de minerales y sales que se forman dentro de los riñones.

La dieta, el exceso de peso corporal, algunas afecciones médicas y ciertos suplementos y medicamentos se encuentran entre las muchas causas de los cálculos renales. Los cálculos renales pueden afectar cualquier parte de las vías urinarias, desde los riñones hasta la vejiga. En general, los cálculos se forman cuando la orina se concentra, lo que permite que los minerales se cristalicen y se unan.

Expulsar los cálculos renales puede ser bastante doloroso, aunque, normalmente, los cálculos no producen daños permanentes si se detectan oportunamente. Según sea el caso, es posible que solo tengas que tomar analgésicos y mucha agua para expulsar un cálculo renal. En otros casos (por ejemplo, si los cálculos se alojan en las vías urinarias, están asociados con una infección de las vías urinarias o causan complicaciones), es posible que necesites una cirugía.

Tu médico puede recomendarte un tratamiento preventivo para disminuir el riesgo de tener cálculos renales recurrentes si corres un mayor riesgo de volver a tenerlos.

Síntomas

Un cálculo renal no suele causar síntomas hasta que comienza a desplazarse por el riñón o pasa a uno de los uréteres. Los uréteres son los conductos que conectan los riñones y la vejiga.

Si un cálculo renal queda alojado en los uréteres, puede bloquear el flujo de orina y hacer que el riñón se hinche y el uréter tenga espasmos, lo que puede ser muy doloroso. En ese momento, podrías experimentar los siguientes síntomas:

Dolor punzante e intenso en los costados y la espalda, debajo de las costillas

Dolor que se propaga hacia la parte baja del abdomen y la ingle

Dolor que viene en oleadas y cuya intensidad fluctúa

Dolor o sensación de ardor al orinar

Otros signos y síntomas pueden incluir los siguientes:

Orina de color rosado, rojo o marrón

Orina turbia o con olor desagradable

Necesidad constante de orinar, necesidad de orinar con mayor frecuencia u orinar en pequeñas cantidades

Náuseas y vómitos

Fiebre y escalofríos si existe una infección

El dolor causado por un cálculo renal puede cambiar (por ejemplo, puede trasladarse a una ubicación diferente o aumentar su intensidad) a medida que se desplaza a través de las vías urinarias.

Cuándo debes consultar a un médico

Pide una cita con el médico si tienes signos y síntomas que te preocupan.

Busca atención médica inmediata si presentas:

Dolor tan intenso que no puedes sentarte en posición derecha o encontrar una posición cómoda

Dolor acompañado por náuseas y vómitos

Dolor acompañado por fiebre y escalofríos

Sangre en la orina

Dificultad para orinar

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Archivo)

Factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar cálculos renales son los siguientes:

Antecedentes familiares o personales. Si alguien de tu familia ha tenido cálculos renales, es más probable que tú también los tengas. Si ya has tenido uno o más cálculos renales, el riesgo de que se forme otro es mayor.

Deshidratación. No beber suficiente agua todos los días puede aumentar el riesgo de tener cálculos renales. Las personas que viven en climas cálidos y secos y las que sudan mucho pueden correr un mayor riesgo que otras.

Ciertas dietas. Consumir alimentos con grandes niveles de proteínas, sodio (sal) y azúcar puede aumentar el riesgo de que se formen algunos tipos de cálculos renales, como ocurre con las dietas ricas en sodio. El exceso de sal en la dieta aumenta la cantidad de calcio que deben filtrar los riñones e incrementa considerablemente el riesgo de tener cálculos renales.

Obesidad. Un índice de masa corporal alto, un perímetro de la cintura ancho y el aumento de peso se pueden asociar con un incremento del riesgo de tener cálculos renales.

Cirugía y enfermedades digestivas. La cirugía de baipás gástrico, la enfermedad intestinal inflamatoria o la diarrea crónica pueden causar cambios en el proceso digestivo que afectan a la absorción de calcio y agua, lo cual aumenta las cantidades de sustancias que forman cálculos en la orina.

Otras afecciones médicas como la acidosis tubular renal, la cistinuria, el hiperparatiroidismo y las infecciones recurrentes de las vías urinarias también pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales.

Ciertos suplementos y medicamentos, como la vitamina C, los suplementos alimentarios, los laxantes (cuando se usan en exceso), los antiácidos a base de calcio y ciertos medicamentos utilizados para tratar las migrañas o la depresión, pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales.

Diagnóstico

Si el médico sospecha que tienes un cálculo renal, es posible que te hagan pruebas y procedimientos de diagnóstico, como, por ejemplo, los siguientes:

Análisis de sangre. Los análisis de sangre pueden revelar un exceso de calcio o de ácido úrico en la sangre. Los resultados de los análisis de sangre sirven para controlar la salud de los riñones y pueden hacer que el médico quiera comprobar si tienes otras enfermedades.

Análisis de orina. El análisis de orina de 24 horas puede mostrar que estás eliminando demasiados minerales que forman cálculos o muy pocas sustancias que previenen la formación de cálculos. Para este análisis, el médico puede pedirte que hagas dos recogidas de orina en dos días consecutivos.

Pruebas de diagnóstico por imágenes. Las pruebas por imágenes pueden mostrar cálculos renales en las vías urinarias. La tomografía computarizada de alta velocidad o de doble energía puede revelar incluso cálculos diminutos. Los rayos X abdominales simples se usan con menos frecuencia porque pueden pasar por alto los cálculos renales pequeños.

La ecografía, una prueba no invasiva que es rápida y fácil de realizar, es otra opción de prueba por imágenes para diagnosticar cálculos renales.

Análisis de los cálculos expulsados. Es posible que te pidan que orines a través de un filtro para retener los cálculos que lograron pasar. El análisis de laboratorio revelará la composición de los cálculos renales. El médico usa esta información para determinar el origen de los cálculos renales y establecer un plan para evitar que se formen otros.

Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (Europa Press)

Tratamiento

El tratamiento de los cálculos renales varía en función del tipo de cálculo y de la causa.

Cálculos pequeños con síntomas mínimos

La mayoría de los cálculos renales pequeños no requiere un tratamiento invasivo. Es posible que puedas expulsar un cálculo pequeño de las siguientes maneras:

Consumo de agua. Beber entre 2 y 3 cuartos de galón (1,8 a 3,6 litros) por día mantiene la orina diluida y puede prevenir la formación de cálculos. A menos que tu médico te indique lo contrario, bebe suficiente líquido, idealmente agua, para que la orina sea transparente o casi transparente.

Analgésicos. Expulsar un cálculo pequeño puede provocar cierta molestia. Para aliviar el dolor leve, es posible que el médico te recomiende analgésicos, como ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) o naproxeno sódico (Aleve).

Tratamiento médico. El médico puede administrarte un medicamento para ayudarte a expulsar el cálculo renal. Este tipo de medicamento, conocido como alfabloqueador, relaja los músculos del uréter y te ayuda a expulsar el cálculo renal más rápido y con menos dolor. Los alfabloqueadores incluyen, por ejemplo, tamsulosina (Flomax) y la combinación de dutasterida y tamsulosina (Jalyn).

Cálculos grandes y cálculos que producen síntomas

Los cálculos renales que son demasiado grandes para expulsar con la orina o que causan hemorragias, daños en los riñones o infecciones de las vías urinarias en curso pueden requerir un tratamiento más extenso. Los procedimientos pueden incluir:

Usar ondas sonoras para romper los cálculos. Para ciertos cálculos renales, según el tamaño y la ubicación, el médico puede recomendar un procedimiento llamado "litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOCH)". La litotricia extracorpórea por ondas de choque usa ondas sonoras para crear vibraciones fuertes (ondas de choque) que rompen los cálculos en pequeños pedazos para que puedan expulsarse con la orina. El procedimiento dura entre 45 y 60 minutos y puede producir dolor moderado; por lo tanto, es posible que estés sedado o que te den anestesia suave para que te sientas cómodo. La litotricia extracorpórea por ondas de choque puede provocar sangre en la orina, formación de hematomas en la espalda o en el abdomen, sangrado alrededor del riñón y otros órganos cercanos y molestias cuando eliminas los fragmentos del cálculo a través de las vías urinarias.

Cirugía para extraer los cálculos renales muy grandes. Un procedimiento llamado "nefrolitotomía percutánea" consiste en la extracción quirúrgica de un cálculo renal mediante instrumentos y telescopios pequeños que se introducen a través de una pequeña incisión que se realiza en la espalda. Te darán una anestesia general durante la cirugía y permanecerás en el hospital durante uno o dos días para recuperarte. Su médico puede recomendar esta cirugía si la litotricia extracorpórea por ondas de choque no tiene éxito.

Usar un endoscopio para extraer los cálculos. Para extraer un cálculo pequeño alojado en el uréter o en el riñón, el médico puede introducir un tubo delgado que posee una luz y una cámara (ureteroscopio) a través de la uretra y de la vejiga hasta llegar al uréter. Una vez que se localiza el cálculo, las herramientas especiales pueden atrapar el cálculo y romperlo en trozos que se eliminarán con la orina. Después, el médico puede colocar un pequeño tubo (estent) en el interior del uréter para mejorar la hinchazón y promover la cicatrización. Posiblemente, necesites anestesia local o general durante este procedimiento.

Cirugía de la glándula paratiroides. Algunos cálculos de fosfato de calcio se forman a causa de glándulas paratiroides hiperactivas, las cuales están ubicadas en los cuatro extremos de la glándula tiroides, justo debajo de la nuez de Adán. Cuando esas glándulas producen demasiada hormona paratiroidea (hiperparatiroidismo), los niveles de calcio pueden aumentar demasiado y, en consecuencia, se pueden formar cálculos renales. A veces, el hiperparatiroidismo aparece cuando se forma un pequeño tumor benigno en una de las glándulas paratiroides o si manifiestas otra afección que hace que estas glándulas produzcan más hormona paratiroidea. Extirpar el crecimiento de la glándula detiene la formación de los cálculos renales. O bien, tu médico puede recomendarte un tratamiento para la afección que provoca que las glándulas paratiroides produzcan la hormona.

Prevención

La prevención de los cálculos renales puede requerir una combinación de cambios de estilo de vida y de medicamentos.

Cambios en el estilo de vida

Cosas que puedes hacer para reducir el riesgo de cálculos renales:

Bebe agua todo el día. En el caso de las personas con antecedentes de cálculos renales, los médicos suelen recomendar que beban suficientes líquidos para eliminar unos 2,1 cuartos de galón (2 litros) de orina al día. Tu médico puede pedirte que midas la cantidad de orina que eliminas para asegurarse de que bebes suficiente agua. Si vives en un lugar de clima caluroso y seco, o si haces ejercicios con frecuencia, tal vez tengas que beber más cantidad de agua para producir suficiente orina. Si la orina es clara y transparente, es probable que estés tomando la cantidad suficiente de agua.

Consume menos alimentos ricos en oxalatos. Si tienes tendencia a formar cálculos de oxalato de calcio, tu médico puede recomendarte que reduzcas los alimentos ricos en oxalatos. Entre ellos se encuentran el ruibarbo, la remolacha, el quimbombó, las espinacas, la acelga suiza, las batatas, los frutos secos, el té, el chocolate, la pimienta negra y los productos de soja.

Elige una dieta con bajo contenido de sal y proteínas animales. Reduce la cantidad de sal que comes y elige fuentes de proteína no animales, como las legumbres. Considera usar un sustituto de la sal, como Mrs. Dash.

Sigue consumiendo alimentos ricos en calcio, pero ten cuidado con los suplementos de calcio. El calcio de los alimentos no afecta el riesgo de cálculos renales. Sigue consumiendo alimentos ricos en calcio, a menos que tu médico te aconseje lo contrario. Pregúntale a tu médico antes de tomar suplementos de calcio, ya que estos se asociaron con un aumento del riesgo de cálculos renales. Puedes reducir el riesgo si tomas los suplementos junto con las comidas. En algunas personas, las dietas con bajo contenido de calcio pueden aumentar la formación de cálculos renales. Pídele a tu médico que te derive a un dietista para que te ayude a elaborar un plan de alimentación a fin de reducir el riesgo de tener cálculos renales.

Medicamentos

Los medicamentos pueden controlar la cantidad de minerales y sales en la orina y pueden ser útiles para aquellas personas que desarrollan ciertos tipos de cálculos. El tipo de medicamento que te prescriba el médico dependerá de la clase de cálculo renal que tengas. A continuación se describen algunos ejemplos:

Cálculos de calcio. Para prevenir la formación de cálculos de calcio, el médico puede recetarte un diurético con tiazida o una preparación que contenga fosfato.

Cálculos de ácido úrico. El médico puede recetarte alopurinol (Zyloprim, Aloprim) para bajar los niveles de ácido úrico en la sangre y en la orina, además de un medicamento para que la orina se mantenga alcalina. En algunos casos, el alopurinol y un agente alcalinizante pueden disolver los cálculos de ácido úrico.

Cálculos de estruvita. Para prevenir los cálculos de estruvita, el médico puede recomendar estrategias para mantener la orina libre de bacterias que producen infecciones, incluida la ingesta de líquidos para mantener un buen flujo de orina y la micción frecuente. En casos poco frecuentes, el uso prolongado de antibióticos en dosis pequeñas o intermitentes puede ayudar a lograr este objetivo. Por ejemplo, para tratar los cálculos renales, el médico puede recomendarte un antibiótico antes y un tiempo después de la cirugía.

Cálculos de cistina. El médico puede recomendarte que bebas más líquidos para que produzca mucha más orina, además de una dieta baja en sal y proteínas. Si eso solo no ayuda, el médico también puede recetarte un medicamento que aumente la solubilidad de la cistina en la orina.