El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, en particular de los tipos de bacterias que no se encuentran comúnmente en esa parte del tubo digestivo. Esta afección a veces se llama síndrome del asa ciega.
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado comúnmente se produce cuando una circunstancia, como una cirugía o una enfermedad, ralentiza el paso de alimentos y desechos en el tubo digestivo y se crea un caldo de cultivo para las bacterias. El exceso de bacterias a menudo causa diarrea y puede provocar pérdida de peso y malnutrición.
Aunque el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es a menudo una complicación de la cirugía de estómago (abdominal), esta afección también puede ser el resultado de problemas estructurales y algunas enfermedades. A veces, es necesario realizar una cirugía para solucionar este problema, pero el tratamiento más común son los antibióticos.
Síntomas
Los signos y síntomas de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado a menudo incluyen:
Pérdida del apetito
Dolor abdominal
Náuseas
Hinchazón
Sensación incómoda de saciedad después de comer
Diarrea
Pérdida de peso involuntaria
Malnutrición
Cuándo debes consultar con un médico
La distensión, las náuseas y la diarrea son signos y síntomas de muchos problemas intestinales. Consulta a tu médico para una evaluación completa, especialmente si has tenido una cirugía abdominal, si tienes lo siguiente:
Diarrea persistente
Pérdida de peso rápida e involuntaria
Dolor abdominal que dura más de unos pocos días
Si tienes dolor abdominal grave, busca atención médica inmediata.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de SIBO incluyen:
Cirugía gástrica para tratar la obesidad o las úlceras
Un defecto estructural en el intestino delgado
Una lesión en el intestino delgado
Una vía de paso anormal (fístula) entre dos segmentos del intestino
Enfermedad de Crohn, linfoma intestinal o esclerodermia que compromete el intestino delgado
Antecedentes de radioterapia en el abdomen
Diabetes
Diverticulosis en el intestino delgado
Adherencias causadas por una cirugía abdominal previa
Diagnóstico
Para diagnosticar el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés), es posible que se te hagan pruebas para comprobar si hay un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, una mala absorción de grasas u otros problemas que puedan estar causando tus síntomas o contribuyendo a ellos. Las pruebas comunes incluyen:
Prueba de aliento. Este tipo de prueba no invasiva mide la cantidad de hidrógeno o metano que se exhala después de beber una mezcla de glucosa y agua. Un rápido aumento del hidrógeno o del metano exhalado puede indicar un crecimiento excesivo de las bacterias en el intestino delgado. Aunque está ampliamente disponible, la prueba de aliento es menos específica que otros tipos de pruebas para diagnosticar el sobrecrecimiento bacteriano.
Aspirado del intestino delgado y cultivo de líquidos. Esta es actualmente la prueba estándar principal para el sobrecrecimiento bacteriano. Para obtener la muestra del líquido, los médicos pasan un tubo largo y flexible (endoscopio) por la garganta y a través del tubo digestivo superior hasta llegar al intestino delgado. Se extrae una muestra del líquido intestinal y después se la analiza en un laboratorio para ver si existe crecimiento de bacterias.
Además de estos exámenes, el médico puede recomendarte un análisis de sangre para buscar la deficiencia de vitaminas o una evaluación de las heces para comprobar la malabsorción de grasa. En algunos casos, el médico puede recomendar pruebas de imagen, como radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética para buscar anomalías estructurales del intestino.
Tratamiento
Siempre que sea posible, los médicos tratan el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado tratando el problema subyacente, por ejemplo, reparando quirúrgicamente un asa posoperatoria, una constricción o una fístula. Pero el asa no siempre puede revertirse. En ese caso, el tratamiento se centra en corregir las deficiencias nutricionales y eliminar el crecimiento excesivo de bacterias.
Terapia con antibióticos
En la mayoría de las personas, la manera inicial de tratar el sobrecrecimiento bacteriano es con antibióticos. Los médicos pueden comenzar este tratamiento si tus síntomas y tus antecedentes médicos sugieren enfáticamente que esta es la causa, incluso cuando los resultados de las pruebas no son concluyentes o si no se realizó ninguna prueba. Se pueden realizar pruebas si el tratamiento con antibióticos no es eficaz.
Un tratamiento corto con antibióticos a menudo reduce significativamente el número de bacterias anormales. Pero las bacterias pueden reaparecer cuando se suspende la administración del antibiótico, por lo que es posible que el tratamiento deba ser a largo plazo. Algunas personas con un aza en el intestino delgado pueden pasar largos períodos sin necesitar antibióticos, mientras que otras pueden necesitarlos regularmente.
Los médicos también pueden alternar entre diferentes antibióticos para ayudar a prevenir la resistencia bacteriana. Los antibióticos eliminan la mayoría de las bacterias intestinales, tanto normales como anormales. Como resultado, los antibióticos pueden causar algunos de los problemas que están tratando de solucionar, incluida la diarrea. El alternar entre diferentes fármacos puede ayudar a evitar este problema.
Apoyo nutricional.
La corrección de las deficiencias nutricionales es una parte crucial del tratamiento del crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado , particularmente en personas con pérdida de peso severa. La malnutrición se puede tratar, pero el daño que causa no siempre se puede revertir.
Estos tratamientos pueden mejorar las deficiencias vitamínicas, reducir el dolor intestinal y ayudar con el aumento de peso:
Suplementos nutricionales. Las personas con crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado pueden necesitar inyecciones intramusculares de vitamina B-12, así como vitaminas orales y suplementos de calcio y hierro.
Dieta sin lactosa. El daño al intestino delgado puede hacer que pierdas la capacidad de digerir el azúcar en la leche (lactosa). En ese caso, es importante evitar la mayoría de los productos que contienen lactosa, o usar preparaciones de lactasa que ayudan a digerir el azúcar de la leche. Algunas personas afectadas pueden tolerar el yogur porque las bacterias utilizadas en el proceso de cultivo descomponen la lactosa de manera natural.