Alergia a la leche: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Dependiendo el tipo de síntoma que se presente, se puede conocer el nivel de gravedad de una padecimiento

Además conoce la forma en la que se diagnostica esta enfermedad, cómo evitarla y cuáles son los factores de riesgo (Infobae/Jovani Pérez)

La alergia a la leche es una respuesta atípica del sistema inmunitario a esta y a los productos que la contienen. Es una de las alergias alimentarias más comunes en niños. La leche de vaca es la causa usual de alergia a la leche, pero la leche de oveja, de cabra, de búfala y de otros mamíferos también puede causar una reacción.

Por lo general, una reacción alérgica sucede inmediatamente después de que tu hijo consume la leche. Los signos y síntomas de la alergia a la leche varían de leves a graves y pueden incluir sibilancia del pecho, vómitos, urticaria y problemas digestivos. La alergia a la leche también puede causar anafilaxia, una reacción grave que pone en riesgo la vida.

El tratamiento primario para la alergia a la leche es evitar la leche y los productos derivados de ella. Por suerte, la mayoría de los niños superan la alergia a la leche. En caso contrario, es posible que tengan que seguir evitando los productos derivados de la leche.

Síntomas

Los síntomas de alergia a la leche, que difieren de una persona a otra, se manifiestan de unos minutos a unas pocas horas después de que tú o tu hijo tomen leche o ingieran productos lácteos.

Los signos y síntomas inmediatos de alergia a la leche pueden incluir los siguientes:

Ronchas

Sibilancias

Sensación de picazón u hormigueo alrededor de los labios o la boca

Hinchazón de los labios, lengua o garganta

Tos o dificultad para respirar

Vómitos

Los signos y síntomas que pueden manifestarse más tarde incluyen los siguientes:

Heces blandas o diarrea, que pueden contener sangre

Calambres abdominales

Secreciones nasales líquidas

Ojos llorosos

Cólicos, en bebés

¿Alergia a la leche o intolerancia a la leche?

Una alergia verdadera a la leche difiere de la intolerancia a las proteínas de la leche o de la intolerancia a la lactosa. A diferencia de una alergia a la leche, en la intolerancia no interviene el sistema inmunológico. La intolerancia a la leche requiere un tratamiento diferente al de una alergia verdadera a la leche.

Los signos y síntomas comunes de intolerancia a las proteínas de la leche o intolerancia a la lactosa incluyen problemas digestivos, tales como hinchazón, gases o diarrea, después de consumir leche o productos lácteos.

Anafilaxia

La alergia a la leche puede ocasionar anafilaxia, una reacción que pone en riesgo la vida y que produce el estrechamiento de las vías respiratorias y puede bloquear la respiración. La leche es el tercer alimento más común, después de los cacahuates (maní, cacahuetes) y los frutos secos, que causa anafilaxis.

Si tú o tu hijo tienen una reacción a la leche, informa al proveedor de atención médica por más leve que sea la reacción. Las pruebas pueden ayudar a confirmar la alergia a la leche para que puedas evitar reacciones futuras y potencialmente peores.

La anafilaxia es una emergencia médica y requiere tratamiento con una inyección de epinefrina (adrenalina, se presenta en el mercado como EpiPen, Adrenaclick u otros) y un traslado a la sala de emergencias. Los signos y síntomas aparecen poco después de consumir leche y pueden incluir los siguientes:

Constricción de las vías respiratorias, que incluye inflamación de garganta que dificulta la respiración

Enrojecimiento facial

Picazón

Choque, con un marcado descenso de la presión arterial

Cuándo debes consultar a un médico

Consulta a tu proveedor de atención médica o alergista si tú o tu hijo presentan síntomas de alergia a la leche poco después de haberla consumido. De ser posible, consulta al proveedor de atención médica durante la reacción alérgica para ayudarlo a hacer un diagnóstico. Busca tratamiento de emergencia si tú o tu hijo manifiestan signos o síntomas de anafilaxia.

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Shutterstock)

Factores de riesgo

Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar alergia a la leche:

Otras alergias. Muchos niños alérgicos a la leche también tienen otras alergias. A menudo, la alergia a la leche puede manifestarse antes que otras alergias.

Dermatitis atópica. Los niños que tienen dermatitis atópica (una inflamación cutánea crónica y frecuente) son mucho más propensos a desarrollar una alergia alimentaria.

Antecedentes familiares. El riesgo de tener una alergia alimentaria aumenta si uno o ambos padres tienen una alergia alimentaria u otro tipo de enfermedad alérgica, como la rinitis alérgica (fiebre del heno), el asma, la urticaria o el eccema.

Edad. La alergia a la leche es más frecuente en los niños. A medida que crecen, el aparato digestivo madura y sus cuerpos son menos propensos a reaccionar a la leche.

Diagnóstico

Cuando los alimentos causan una reacción alérgica, no siempre es fácil descubrir qué alimento la provocó. Para evaluar si tú o tu hijo tienen alergia a la leche, el proveedor de atención médica puede:

Hacer preguntas detalladas sobre los signos y síntomas.

Hacer un examen físico.

Pedirte que lleves un diario detallado de los alimentos que tú o tu hijo consumen.

Pedirte que elimines la leche de tu alimentación o la alimentación de tu hijo (dieta de eliminación) y que luego vuelvas a incorporar el alimento para ver si provoca una reacción.

También es posible que te recomiende una o ambas de las siguientes pruebas:

Prueba cutánea. En esta prueba, se pincha la piel y se expone a pequeñas cantidades de las proteínas que se encuentran en la leche. Si eres alérgico, probablemente se formará un bulto elevado (roncha) en el lugar de la piel donde se realizó la prueba. Los especialistas en alergias, en general, son los más preparados para realizar e interpretar pruebas cutáneas para alergias. Ten en cuenta que este tipo de prueba no es completamente preciso para detectar la alergia a la leche.

Análisis de sangre. Un análisis de sangre puede evaluar la respuesta del sistema inmunitario a la leche al determinar la cantidad de anticuerpos de inmunoglobulina E (IgE) en la sangre. Pero este análisis no es completamente preciso para identificar la alergia a la leche.

Si tu examen y los resultados del análisis no pueden confirmar una alergia a la leche, el proveedor de atención médica podría administrar una prueba de provocación oral: recibes diferentes alimentos que pueden o no contener leche en cantidades cada vez mayores para ver si reaccionas a los que contienen leche. Se recomienda que un alergista capacitado para controlar reacciones graves realice las pruebas de alergia.

Si el proveedor de atención médica sospecha que tus síntomas se deben a otra causa distinta a una alergia alimentaria, es posible que necesites otras pruebas para identificar, o descartar, otros problemas médicos.

Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (EFE)

Tratamiento

La única forma de prevenir una reacción alérgica es evitar la leche y sus proteínas. Esto puede ser difícil porque la leche es un ingrediente común en muchas comidas. Asimismo, algunas personas con alergia a la leche pueden tolerarla en algunas formas, como cuando está cocinada en productos horneados o cuando está presente en algunos alimentos procesados, como el yogur. Habla con el proveedor de atención médica sobre lo que debes evitar.

Si tú o tu hijo presentan una reacción alérgica grave (anafilaxia), es posible que necesiten de forma urgente una inyección de epinefrina (adrenalina) y una visita a la sala de emergencias. Si corren riesgo de sufrir una reacción grave, quizá sea necesario que tú o tu hijo lleven epinefrina inyectable (EpiPen, Adrenaclick, otros) en todo momento. Pídele al proveedor de atención médica o farmacéutico que te muestre cómo usar este dispositivo para que estés preparado en caso de emergencia.