Glaucoma: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Varias son las causas de este padecimiento, sin embargo, hay distintas opciones para su tratamiento

En muchas ocasiones se desconoce que se padece una enfermedad hasta que se presentan síntomas (Infobae/Jovani Pérez)

El glaucoma es un grupo de afecciones del ojo que dañan el nervio óptico. El nervio óptico es el encargado de enviar la información visual del ojo al cerebro y es vital para tener una buena visión. Los daños en el nervio óptico a menudo están relacionados con una presión alta en los ojos. Sin embargo, el glaucoma se puede producir incluso con una presión ocular normal.

El glaucoma puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en los adultos mayores. Se trata de una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 60 años.

Muchas formas de glaucoma no presentan signos de advertencia. El efecto es tan gradual que puede que no notes cambios en la visión hasta que la afección esté en sus etapas más avanzadas.

Es importante realizarse exámenes oculares periódicos, como los que miden la presión de los ojos. Si el glaucoma se diagnostica de forma temprana, la pérdida de la visión se puede reducir o prevenir. Si tienes glaucoma, necesitarás tratamiento o control durante el resto de tu vida.

Síntomas

Los síntomas del glaucoma dependen del tipo y la etapa de la afección.

Glaucoma de ángulo abierto

Ausencia de síntomas en las etapas iniciales Progresivamente aparecen puntos ciegos dispersos en la visión lateral. La visión lateral también se conoce como visión periférica En etapas posteriores, dificultad para ver cosas en la visión central

Glaucoma agudo de ángulo cerrado

Dolor de cabeza intenso Dolor de ojos intenso Náuseas o vómitos Visión borrosa Halos o anillos de colores alrededor de las luces Enrojecimiento de los ojos

Glaucoma de tensión normal

Ausencia de síntomas en las etapas iniciales Visión progresivamente borrosa En etapas más avanzadas, pérdida de la visión lateral

Glaucoma en niños

Visión opaca o nublada en el ojo (bebés) Aumento del parpadeo (bebés) Lágrimas sin llanto (bebés) Visión borrosa Miopía que empeora Dolor de cabeza

Glaucoma pigmentario

Halos alrededor de las luces Visión borrosa al hacer ejercicio Pérdida gradual de la visión lateral

Cuándo debes consultar con un médico

Si los síntomas aparecen repentinamente, es posible que tengas un glaucoma agudo de ángulo cerrado. Los síntomas incluyen un intenso dolor de cabeza y un fuerte dolor de ojos. En este caso, necesitas recibir tratamiento lo antes posible. Acude rápidamente a una sala de emergencias o llama de inmediato al consultorio de un médico especializado en los ojos (oftalmólogo).

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Christin Klose/dpa)

Factores de riesgo

El glaucoma puede dañar la visión antes de que notes algún síntoma. Por ello, hay que tener en cuenta los siguientes factores de riesgo:

Presión interna alta en el ojo, también conocida como presión intraocular Ser mayor de 55 años Ser de raza negra, asiática o tener ascendencia hispana Antecedentes familiares de glaucoma Determinadas afecciones, como diabetes, migrañas, presión arterial alta y anemia de células falciformes Córneas que son delgadas por la parte central Miopía o hipermetropía extrema Lesión ocular o determinados tipos de cirugía ocular Administración de medicamentos con corticoides, sobre todo colirios, durante un tiempo prolongado

Algunas personas tienen ángulos de drenaje estrechos, por lo que corren un riesgo mayor de desarrollar glaucoma de ángulo cerrado.

Diagnóstico

El proveedor de atención médica revisará tus antecedentes médicos y realizará un examen ocular exhaustivo. Es posible que haga diversas pruebas, entre ellas, las siguientes:

Medición de la presión intraocular (tonometría) Comprobación del daño en los nervios ópticos mediante un examen con dilatación de pupilas y pruebas por imágenes Verificar las áreas donde haya pérdida de la visión (prueba del campo visual) Medir el espesor de la córnea con un examen denominado paquimetría Examinar el ángulo de drenaje, lo que se denomina gonioscopía

Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (FERNANDO CARRANZA GARCIA/CUARTOSCURO)

Tratamiento

El daño que ocasiona el glaucoma no se puede revertir. Sin embargo, con tratamiento y controles regulares se puede disminuir o prevenir la pérdida de la visión, en especial, si se detecta la enfermedad en la etapa inicial.

El glaucoma se trata disminuyendo la presión intraocular. Las opciones de tratamiento incluyen gotas para los ojos de venta con receta médica, medicamentos orales, tratamiento con láser, cirugía o una combinación de métodos.

Gotas para los ojos

El tratamiento del glaucoma suele comenzar con gotas para los ojos de venta con receta médica. Algunas pueden disminuir la presión ocular porque drenan mejor el líquido del ojo. Otras disminuyen la cantidad de líquido que produce el ojo. Según cuán baja deba estar la presión ocular, es posible que te receten más de una gota para los ojos.

Las gotas para los ojos de venta con receta médica que contienen medicamentos incluyen las siguientes:

Prostaglandinas. Estas aumentan la salida de líquido del ojo, lo que ayuda a reducir la presión ocular. Los medicamentos de esta categoría incluyen latanoprost (Xalatan), travoprost (Travatan Z), tafluprost (Zioptan), bimatoprost (Lumigan) y latanoprostene bunod (Vyzulta).

Los posibles efectos secundarios incluyen enrojecimiento leve y escozor de los ojos, oscurecimiento del iris, oscurecimiento del pigmento de las pestañas o de la piel de los párpados y visión borrosa. Esta clase de medicamento se receta para usar una vez al día.

Betabloqueadores. Estos reducen la producción de líquido en el ojo, lo que ayuda a disminuir la presión ocular. Los ejemplos incluyen timolol (Betimol, Istalol, Timoptic) y betaxolol (Betoptic S).

Algunos de los posibles efectos secundarios son dificultad para respirar, disminución de la frecuencia cardíaca, presión arterial baja, impotencia y fatiga. Esta clase de medicamento se puede recetar para usar una o dos veces al día, según la afección.

Agonistas alfa adrenérgicos. Estos reducen la producción del líquido que fluye en el interior del ojo. También aumentan la salida de líquido del ojo. Los ejemplos incluyen apraclonidina (Iopidine) y brimonidina (Alphagan P, Qoliana).

Los posibles efectos secundarios comprenden frecuencia cardíaca irregular, presión arterial alta, fatiga, ojos rojos, irritados o inflamados y boca seca. Esta clase de medicamentos generalmente se receta para usar dos veces al día, pero a veces se puede indicar para usar tres veces al día.

Inhibidores de la anhidrasa carbónica.

Estos medicamentos reducen la producción de líquido en el ojo. Los ejemplos incluyen dorzolamida y brinzolamida (Azopt). Los posibles efectos secundarios incluyen un sabor metálico, necesidad de micción frecuente y hormigueo en los dedos de las manos y de los pies. Esta clase de medicamentos generalmente se receta para usar dos veces al día, pero a veces se puede indicar para usar tres veces al día.

Inhibidor de la rho quinasa.

Estos medicamentos reducen la presión ocular al suprimir las enzimas rho quinasas que generan el aumento de líquidos. Están disponibles como netarsudil (Rhopressa) y se indican para usar una vez al día. Los posibles efectos secundarios incluyen enrojecimiento y molestia en los ojos.

Agentes mióticos o colinérgicos.

Aumentan el flujo de líquido del ojo. Un ejemplo es la pilocarpina (Isopto Carpine). Los efectos secundarios incluyen dolor de cabeza, dolor de ojos, pupilas más pequeñas, posible visión borrosa o tenue y miopía. Esta clase de medicamentos generalmente se indican para usarse hasta cuatro veces al día. Debido a los posibles efectos secundarios y la necesidad de un uso diario frecuente, estos medicamentos ya no se recetan habitualmente.

Debido a que el torrente sanguíneo absorbe parte del medicamento que contienen las gotas para los ojos, es posible que presentes algunos efectos secundarios no relacionados con los ojos. Para minimizar esta absorción, cierra los ojos durante 1 o 2 minutos después de aplicar las gotas. También puedes presionar ligeramente en la esquina de los ojos cerca de la nariz para cerrar el conducto lagrimal durante 1 o 2 minutos. Quita del párpado las gotas no usadas.

Es posible que te hayan recetado varias gotas para los ojos o que necesites usar lágrimas artificiales. Asegúrate de esperar a que pasen al menos cinco minutos entre el uso de gotas distintas.

Medicamentos orales

Los colirios por sí solos quizás no reduzcan la presión ocular hasta el nivel deseado. Por lo tanto, el médico especialista en los ojos también puede recetarte un medicamento por vía oral. Este medicamento normalmente es un inhibidor de la anhidrasa carbónica. Sus efectos secundarios posibles comprenden micción frecuente, hormigueo en los dedos de las manos y de los pies, depresión, malestar estomacal y cálculos renales.

Cirugía y otros tratamientos.

Otras opciones de tratamiento pueden ser la terapia con láser y la cirugía. Las siguientes técnicas pueden ayudar a extraer el líquido del ojo y a disminuir la presión ocular:

Terapia con láser.

La trabeculoplastia con láser es una opción si no toleras las gotas para los ojos. También puede usarse si los medicamentos no han retrasado el progreso de la enfermedad. El oftalmólogo también puede recomendar cirugía láser antes de usar gotas para los ojos. Se hace en el consultorio del oftalmólogo. El oftalmólogo usa un láser pequeño para mejorar el drenaje del tejido localizado en el ángulo en el que se unen el iris y la córnea. Es posible que pasen unas semanas antes de que se pueda notar el efecto total de este procedimiento.

Cirugía de filtración.

Este es un procedimiento quirúrgico denominado trabeculectomía. El oftalmólogo realiza una abertura en la parte blanca del ojo (esclerótica). La cirugía crea otro espacio para que el líquido salga del ojo.

Conductos de drenaje.

En este procedimiento, el cirujano oftálmico inserta en el ojo un pequeño conducto para drenar el exceso de líquido y reducir la presión ocular.

Cirugía de invasión mínima para el glaucoma.

Es posible que el oftalmólogo te recomiende una

cirugía de invasión mínima para el glaucoma

para reducir la presión ocular. Estos procedimientos, por lo general, demandan menos cuidados en el período postoperatorio inmediato y tienen menos riesgos que la trabeculectomía o el uso de un dispositivo de drenaje. Suelen combinarse con una cirugía de cataratas. Existen varias técnicas para la

cirugía de invasión mínima para el glaucoma

y el oftalmólogo te explicará cuál es la mejor para ti.

Después de la cirugía, tendrás que ver al oftalmólogo para hacerte los exámenes de seguimiento. Además, es posible que con el tiempo tengan que realizarte otros procedimientos si la presión ocular comienza a aumentar o si aparecen otros cambios en el ojo.

Tratamiento para el glaucoma de ángulo cerrado agudo

El glaucoma de ángulo cerrado constituye una emergencia médica. Si te diagnostican esta afección, necesitarás un tratamiento de urgencia para reducir la presión ocular. Por lo general, se necesitan tratamientos con medicamentos y procedimientos quirúrgicos o con láser.

Es posible que tengas que someterte a un procedimiento llamado iridotomía periférica láser. El médico realiza un pequeño orificio en el iris con un láser. Esto permite que el líquido fluya por el iris. Además, ayuda a abrir el ángulo de drenaje del ojo y alivia la presión ocular.