Aspergilosis: cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Varias son las causas de esta enfermedad, sin embargo, hay diferentes opciones para su tratamiento

En muchas ocasiones no se sabe que se tiene un padecimiento hasta que se presentan síntomas (Infobae/Jovani Pérez)

La aspergilosis es una infección causada por un tipo de moho (hongo). Las enfermedades que derivan de la infección aspergilosis generalmente afectan al aparato respiratorio, pero los signos y la gravedad varían mucho.

El moho aspergillus, el cual desencadena las enfermedades, está en todas partes, tanto en interiores como al aire libre. La mayoría de las cepas de este moho son inofensivas, pero unas pocas pueden causar enfermedades graves cuando las personas con sistemas inmunitarios debilitados, enfermedad pulmonar subyacente o asma inhalan sus esporas fúngicas.

En algunas personas, las esporas desencadenan una reacción alérgica. Otras personas contraen infecciones pulmonares leves a graves. El tipo más grave de aspergilosis, la aspergilosis invasiva, ocurre cuando la infección se disemina a los vasos sanguíneos y más allá.

Según el tipo de aspergilosis, el tratamiento puede comprender observación, medicamentos antimicóticos o, en casos inusuales, cirugía.

Síntomas

Los signos y síntomas de la aspergillosis varían según el tipo de enfermedad:

Reacciones alérgicas

Algunas personas que tienen asma o fibrosis quística tienen una reacción alérgica al moho aspergillus. Los signos y síntomas de esta afección, conocida como "aspergilosis broncopulmonar alérgica", incluyen los siguientes:

Fiebre Tos que puede expulsar sangre o tapones de moco Empeoramiento del asma

Aspergiloma

Ciertas afecciones pulmonares crónicas, como el enfisema, la tuberculosis o la sarcoidosis avanzada, pueden hacer que se formen espacios de aire (cavidades) en los pulmones. Cuando las personas con cavidades pulmonares también están infectadas con aspergillus, las fibras fúngicas encuentran la forma de entrar en las cavidades y convertirse en masas enredadas (bultos fúngicos), conocidas como aspergilomas.

Puede que los aspergilomas no causen síntomas o causen solo una tos leve al principio. Sin embargo, con el tiempo y sin tratamiento, los aspergilomas pueden empeorar la afección pulmonar crónica subyacente y es posible que cause lo siguiente:

Una tos que a veces puede expulsar sangre (hemoptisis) Sibilancia Falta de aire Pérdida de peso involuntaria Fatiga

Aspergilosis invasiva

Este es el tipo más grave de aspergilosis. Se produce cuando la infección se extiende rápidamente desde los pulmones al cerebro, el corazón, los riñones o la piel. La aspergilosis invasiva solo se produce en personas cuyo sistema inmunitario está debilitado como consecuencia de la quimioterapia para el cáncer, el trasplante de médula ósea o una enfermedad del sistema inmunológico. Si no se trata, este tipo de aspergilosis puede ser mortal.

Los signos y síntomas dependen de los órganos afectados pero, por lo general, la aspergilosis invasiva puede causar lo siguiente:

Fiebre y escalofríos Una tos que produce sangre (hemoptisis) Falta de aire Dolor en el pecho o en las articulaciones Dolores de cabeza o síntomas en los ojos Lesiones en la piel

Otros tipos de aspergilosis

El hongo aspergillus puede invadir otras áreas del cuerpo además de los pulmones como, por ejemplo, los senos paranasales. En los senos paranasales, el hongo puede causar congestión nasal, a veces acompañada de secreción con sangre. También puede causar fiebre, dolor en la cara y dolor de cabeza.

Cuándo debes consultar con un médico

Si tienes asma o fibrosis quística, consulta con el médico cada vez que observes un cambio en tu respiración. Si bien la aspergilosis quizás no sea la causa, es importante evaluar la respiración anormal.

Si tu sistema inmunitario está debilitado y tienes fiebre sin causa aparente, falta de aire o tos con sangre, busca atención médica de inmediato. En el caso de la aspergilosis invasiva, el tratamiento inmediato es fundamental. En algunos casos, el tratamiento con medicamentos antimicóticos comienza apenas se sospecha la presencia de aspergillosis, incluso antes de que las pruebas confirmen el diagnóstico.

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Shutterstock)

Factores de riesgo

El riesgo de desarrollar aspergilosis depende de tu estado general de salud y del grado de exposición al moho. En general, estos factores te vuelven más vulnerable a una infección:

Sistema inmunitario debilitado.

Las personas que toman medicamentos inmunodepresores después de someterse a una cirugía de trasplante, especialmente trasplantes de médula ósea o de células madre, o las personas que tienen ciertos tipos de cáncer de la sangre tienen un riesgo más alto de contraer aspergilosis invasiva. Las personas que se encuentran en las etapas finales del SIDA también pueden tener un mayor riesgo.

Bajo nivel de glóbulos blancos.

Las personas que han recibido quimioterapia, un trasplante de órganos o leucemia tienen niveles más bajos de glóbulos blancos, lo que las hace más susceptibles a la aspergilosis invasiva. También lo hace la enfermedad granulomatosa crónica, un trastorno hereditario que afecta las células del sistema inmunitario.

Cavidades pulmonares.

Las personas que tienen espacios de aire (cavidades) en sus pulmones corren un mayor riesgo de desarrollar aspergilomas.

Asma o fibrosis quística.

Las personas con asma y fibrosis quística, especialmente aquellas cuyos problemas pulmonares son de larga data o son difíciles de controlar, tienen más probabilidades de tener una respuesta alérgica al moho aspergillus.

Tratamiento con corticoesteroides a largo plazo.

El uso a largo plazo de corticoesteroides puede aumentar el riesgo de infecciones oportunistas, dependiendo de la enfermedad subyacente que se está tratando y qué otros medicamentos se están utilizando.

Diagnóstico

El diagnóstico de un aspergiloma o de una aspergilosis invasiva puede ser difícil. El Aspergillus es común en todos los entornos, pero es difícil de distinguir de otros mohos en el microscopio. Los síntomas de la aspergilosis también son similares a los de otras afecciones pulmonares, como la tuberculosis.

Es probable que el médico utilice una o más de las siguientes pruebas para determinar la causa de tus síntomas:

Prueba de imagen

Una radiografía de tórax o una tomografía computarizada (TC), un tipo de radiografía que produce imágenes más detalladas que las radiografías convencionales, por lo general puede revelar una masa fúngica (aspergiloma) y signos característicos de aspergilosis broncopulmonar invasiva y alérgica.

Examen de secreción respiratoria (esputo).

En esta prueba, se coloca un tinte en la muestra de esputo y se examina para detectar la presencia de filamentos de aspergillus. Después, se coloca el espécimen en un cultivo que estimula el crecimiento del moho para ayudar a confirmar el diagnóstico.

Análisis de sangre y tejidos.

Las pruebas cutáneas, así como los análisis de esputo y de sangre, pueden ser útiles para confirmar la aspergilosis broncopulmonar alérgica. Para el análisis de piel, se inyecta en la piel del antebrazo una pequeña cantidad del antígeno del aspergillus. Si la sangre tiene anticuerpos contra el moho, tendrás un bulto rojo y duro en el sitio de la inyección. Los análisis de sangre se hacen para detectar niveles altos de determinados anticuerpos, lo que indica una respuesta alérgica.

Biopsia.

En algunos casos, es posible que sea necesario examinar una muestra de tejido de los pulmones o senos paranasales bajo el microscopio para confirmar el diagnóstico de aspergilosis invasiva.

Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (UNAM)

Tratamiento

Los tratamientos de la aspergilosis varían según el tipo de enfermedad. Estos son algunos posibles tratamientos:

Observación.

Los aspergilomas solos y simples generalmente no necesitan tratamiento y los medicamentos no suelen ser eficaces para tratar estas masas fúngicas. En cambio, los aspergilomas que no provocan síntomas pueden ser controlados simplemente mediante radiografías de tórax. Si la afección avanza, entonces se pueden recomendar medicamentos antimicóticos.

Corticoesteroides orales.

El objetivo para tratar la aspergilosis broncopulmonar alérgica es evitar que el asma existente o la fibrosis quística empeoren. La mejor manera de hacerlo es con corticoesteroides orales. Los medicamentos antimicóticos por sí mismos no son útiles para la aspergilosis broncopulmonar alérgica, pero se pueden combinar con corticoesteroides para reducir la dosis de esteroides y mejorar la función pulmonar.

Medicamentos antimicóticos. Estos medicamentos son parte del tratamiento estándar para la aspergilosis pulmonar invasiva. El tratamiento más eficaz es un nuevo medicamento antimicótico, el voriconazol (Vfend). La anfotericina B es otra opción.

Todos los medicamentos antimicóticos pueden tener efectos secundarios graves, incluso daños en los riñones y el hígado. Las interacciones entre los medicamentos antimicóticos y otros medicamentos también son comunes.

Cirugía.

Debido a que los medicamentos antimicóticos no penetran muy bien en un aspergiloma, la cirugía para extirpar la masa fúngica es el tratamiento de elección cuando un aspergiloma causa sangrado en los pulmones.

Embolización.

Este procedimiento detiene el sangrado pulmonar causado por un aspergiloma. Un radiólogo inyecta un material a través de un catéter que ha sido guiado a una arteria que alimenta una cavidad pulmonar donde un aspergiloma está causando pérdida de sangre. El material inyectado se endurece y bloquea el suministro de sangre a la zona y detiene el sangrado. Este tratamiento funciona temporalmente, pero es probable que el sangrado vuelva a empezar.