Pérdida de la audición: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Varias son las causas de esta enfermedad, sin embargo, hay diferentes opciones para su tratamiento

Existen distintas formas para diagnosticar este padecimiento (Infobae/Jovani Pérez)

La pérdida auditiva que aparece progresivamente a medida que uno envejece (presbiacusia) es común. Casi la mitad de las personas en los Estados Unidos mayores de 65 años tienen cierto grado de pérdida auditiva.

Existen tres tipos de pérdida auditiva:

Conductiva (involucra el oído externo o medio) Neurosensorial (involucra el oído interno) Mixta (combinación de ambas)

Tanto el envejecimiento como la exposición crónica a los ruidos fuertes contribuyen a la pérdida auditiva. Otros factores, como el exceso de cera, pueden reducir temporalmente la capacidad de los oídos de conducir los sonidos.

La mayoría de los tipos de pérdida auditiva son irreversibles. Sin embargo, el médico o el especialista de la audición y tú pueden tomar algunas medidas para mejorar la audición.

Síntomas

Los signos y síntomas de la pérdida de la audición pueden ser los siguientes:

Amortiguación del habla y de otros sonidos Dificultad para comprender palabras, en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud Problema para oír las consonantes Pedirles frecuentemente a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y más alto Necesidad de subir el volumen de la televisión o de la radio Abstenerse de participar en las conversaciones Evitar algunos entornos sociales

Cuándo debes consultar con un médico

Si tienes una pérdida de la audición repentina, en particular, en un oído, busca atención médica inmediata.

Habla con tu médico si la dificultad para oír afecta tu vida diaria. La pérdida de audición relacionada con la edad ocurre gradualmente, por lo que es posible que no lo notes al principio.

Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Archivo)

Factores de riesgo

Los factores que pueden dañar el oído interno o que pueden llevar a la pérdida de los pelos y de las células nerviosas en el oído interno comprenden:

Envejecimiento.

Con el paso del tiempo, las estructuras del oído se degeneran.

Ruidos fuertes.

La exposición a sonidos fuertes puede dañar las células del oído interno. El daño puede aparecer con la exposición prolongada a sonidos fuertes o por un estallido breve, por ejemplo, un disparo de arma de fuego.

Factor hereditario.

Es posible que tu composición genética te haga más vulnerable al daño en el oído por ruidos o al deterioro por envejecimiento.

Ruidos laborales.

Los empleos en los que los ruidos fuertes son parte habitual del entorno laboral, por ejemplo, las tareas agrícolas, la construcción o el trabajo en una fábrica, pueden causar daño dentro del oído.

Deportes recreativos.

La exposición a ruidos explosivos, como las armas de fuego y las turbinas de un avión, pueden causar pérdida inmediata y permanente de la audición. Otras actividades recreativas con niveles de ruido peligrosamente altos comprenden el uso de motos de nieve, de motocicletas, la carpintería o escuchar música fuerte.

Algunos medicamentos.

Los medicamentos como el antibiótico gentamicina, sildenafilo (Viagra) y algunos medicamentos de quimioterapia pueden dañar el oído interno. Si tomas dosis muy altas de aspirina, de otros analgésicos, de medicamentos antipalúdicos o de diuréticos del asa, se pueden producir efectos temporales en la audición, como zumbidos en los oídos (tinnitus) o pérdida de la audición.

Algunas enfermedades.

Las enfermedades que causan fiebre alta, como meningitis, pueden dañar la cóclea.

Comparación de la intensidad de los sonidos frecuentes

En el cuadro que figura a continuación, se enumeran los sonidos frecuentes y sus niveles en decibelios. El nivel seguro de ruido según la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) es de 70 decibelios. Cuanto mayor es el ruido, menos tiempo tarda en causar un daño auditivo permanente.

Duraciones máximas de exposición al sonido

A continuación detallamos los niveles máximos de ruido en el trabajo a los cuales puedes estar expuesto sin protección auditiva y por cuánto tiempo.

Diagnóstico

Las pruebas para diagnosticar la pérdida de la audición pueden ser:

Exploración física.

El médico te mirará los oídos para detectar las posibles causas de la pérdida de la audición, como un cerumen o una inflamación por una infección. El médico también buscará causas estructurales de tus problemas de audición.

Análisis para detección generales.

Es posible que el médico utilice la prueba de susurros, en la que te pedirá que te tapes un oído por vez para ver cuán bien escuchas las palabras pronunciadas en distintos volúmenes y cómo respondes a otros sonidos. La precisión puede ser limitada.

Pruebas de audición con aplicaciones.

Hay aplicaciones móviles disponibles que puedes usar por tu cuenta en tu tableta para detectar una pérdida auditiva moderada.

Pruebas con diapasón.

El diapasón es un instrumento metálico con forma de horquilla que produce sonidos cuando se lo golpea. Las pruebas simples con diapasón pueden ayudarle al médico a detectar una pérdida de la audición. Esta evaluación también puede revelar dónde ha ocurrido el daño en el oído.

Pruebas con audiómetro.

Durante estas pruebas más exhaustivas realizadas por un audiólogo, te colocan auriculares y escuchas sonidos y palabras que se dirigen a cada oído. Cada tono se repite a niveles bajos para saber cuáles son los sonidos más tenues que puedes escuchar.

Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (Archivo)

Tratamiento

Si tienes problemas auditivos, puedes pedir ayuda. El tratamiento depende de la causa y la intensidad de la pérdida auditiva.

Estas son algunas opciones:

Extraer un tapón de cera.

La obstrucción con un tapón de cera es una causa reversible de la pérdida auditiva. El médico puede eliminar la cera mediante succión o una herramienta pequeña con un aro en el extremo.

Procedimientos quirúrgicos.

Algunos tipos de pérdida auditiva pueden tratarse con cirugía, incluidas las anomalías del tímpano o los huesos de la audición (huesecillos). Si has tenido infecciones reiteradas con líquido persistente, el médico puede insertarte sondas pequeñas para ayudar a drenar los oídos.

Audífonos.

Si la pérdida auditiva se debe a un daño en el oído interno, usar un audífono puede resultar útil. Un audiólogo puede analizar contigo los posibles beneficios de usar un audífono y colocártelo. Los audífonos de oído abierto son actualmente los más populares debido al calce y las características que ofrecen.

Implantes de cóclea.

Si tienes una pérdida auditiva más grave y los audífonos convencionales no te benefician del todo, un implante de cóclea puede ser una opción. A diferencia del audífono, que amplifica el sonido y lo dirige al interior del conducto auditivo, el implante de cóclea evita las partes del oído interno dañadas o que no funcionan y estimula directamente al nervio auditivo. El audiólogo, junto con un médico que se especializa en trastornos de oídos, nariz y garganta, pueden analizar los riesgos y beneficios.