La leucemia linfocítica crónica es un tipo de cáncer de la sangre y de la médula ósea, que es el tejido esponjoso ubicado dentro de los huesos donde se producen las células sanguíneas.
El término "crónica" en leucemia linfocítica crónica proviene del hecho de que esta leucemia, por lo general, avanza más lentamente que otros tipos de leucemia. El término "linfocítica" en leucemia linfocítica crónica tiene que ver con las células afectadas por la enfermedad: un grupo de glóbulos blancos llamados linfocitos, que ayudan al cuerpo a combatir infecciones.
La leucemia linfocítica crónica afecta más comúnmente a los adultos mayores. Existen tratamientos para ayudar a controlar la enfermedad.
Síntomas
Muchas personas que tienen leucemia linfocítica crónica no tienen síntomas al principio. Los signos y síntomas podrían presentarse a medida que el cáncer progresa. Pueden incluir los siguientes:
Agrandamiento de los ganglios linfáticos, pero sin dolor Fatiga Fiebre Dolor en la parte superior izquierda del abdomen, que puede deberse al agrandamiento del bazo Sudores nocturnos Pérdida de peso Infecciones frecuentes
Cuándo consultar al médico
Pide una consulta con el médico si tienes signos y síntomas persistentes que te preocupen.
Factores de riesgo
Los factores que pueden aumentar el riesgo de leucemia linfocítica crónica incluyen los siguientes:
Tu edad.
La enfermedad afecta principalmente a los adultos mayores.
Tu raza.
Las personas de raza blanca tienen más probabilidades de desarrollar leucemia linfocítica crónica que las personas de otras razas.
Antecedentes familiares de cáncer de la sangre y de la médula ósea.
Los antecedentes familiares de leucemia linfocítica crónica u otros cánceres de la sangre y la médula ósea pueden aumentar el riesgo.
Exposición a sustancias químicas.
Ciertos herbicidas e insecticidas, incluido el Agente Naranja que se utilizó durante la guerra de Vietnam, se han relacionado con un mayor riesgo de padecer leucemia linfocítica crónica.
Una afección que causa exceso de linfocitos.
La linfocitosis monoclonal de células B provoca un aumento en la cantidad de un tipo de linfocitos (células B) en la sangre. En algunas personas que padecen
linfocitosis monoclonal de células B
, la afección puede desarrollar leucemia linfocítica crónica. Si padeces
linfocitosis monoclonal de células B
y también tienes antecedentes familiares de leucemia linfocítica crónica, es posible que corras un mayor riesgo de desarrollar cáncer.
Diagnóstico
Análisis de sangre
Las pruebas y los procedimientos utilizados para diagnosticar la leucemia linfocítica crónica incluyen análisis de sangre diseñados para:
Contar la cantidad de células en una muestra de sangre.
Para contar la cantidad de linfocitos en una muestra de sangre, se hace un hemograma completo. Una cantidad elevada de células B, un tipo de linfocitos, puede indicar leucemia linfocítica crónica.
Determinar el tipo de linfocitos involucrados. Una prueba que se llama citometría de flujo o inmunofenotipificación ayuda a determinar si una cantidad de linfocitos superior a la normal se debe a una leucemia linfocítica crónica, a otro trastorno sanguíneo o a la reacción de tu cuerpo ante otro proceso, como una infección.
Si hay leucemia linfocítica crónica, la citometría de flujo también puede ayudar a analizar las células leucémicas para encontrar características que ayuden a predecir su grado de agresividad.
Analizar los linfocitos para detectar cambios genéticos.
Una prueba llamada hibridación fluorescente in situ examina los cromosomas dentro de los linfocitos cancerosos con el objeto de detectar cambios. A veces, los médicos usan esta información para determinar tu pronóstico y ayudar a elegir un tratamiento.
Otros estudios
En algunos casos, el médico puede solicitar pruebas y procedimientos adicionales para facilitar el diagnóstico, por ejemplo:
Pruebas de las células de leucemia que detectan características que podrían afectar tu pronóstico Aspiración y biopsia de médula ósea Pruebas por imágenes, como la tomografía computarizada y la tomografía por emisión de positrones
Estadificación
Una vez que se confirma un diagnóstico, el médico usa la información sobre tu cáncer para determinar el estadio de tu leucemia linfocítica crónica. El estadio le indica al médico cuál es la agresividad del cáncer y cuáles son las probabilidades de que empeore rápidamente.
Los estadios de la leucemia linfocítica crónica pueden usar letras o números. En general, los estadios más tempranos de la enfermedad no necesitan tratamiento de inmediato. Las personas con cáncer en las etapas finales pueden considerar comenzar un tratamiento de inmediato.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento de la leucemia linfocítica crónica dependen de varios factores, tales como el estadio de la enfermedad, si experimentas signos y síntomas, tu estado general de salud y tus preferencias.
Es posible que no se necesite tratamiento de inmediato
Si la leucemia linfocítica crónica no causa síntomas y no muestra signos de empeoramiento, podría no necesitar un tratamiento inmediato. Algunos estudios demostraron que el tratamiento temprano no prolonga la vida de las personas que tienen leucemia linfocítica crónica en su estadio inicial.
En lugar de exponerte a los efectos secundarios y complicaciones posibles del tratamiento antes de que lo necesites, los médicos controlan cuidadosamente la afección y reservan el tratamiento para cuando la leucemia avance.
El médico planeará un programa de controles para ti. Es posible que tengas que ver al médico y hacerte análisis de sangre cada algunos meses para controlar el progreso de la afección.
Tratamientos para etapa intermedia y etapa avanzada
Si el médico determina que tu leucemia linfocítica crónica requiere tratamiento, las opciones serán:
Quimioterapia.
La quimioterapia es un tratamiento con medicamentos que destruye las células en crecimiento, lo que incluye las células cancerosas. Los tratamientos de quimioterapia pueden administrarse a través de una vena o en forma de píldora. Según cuál sea tu situación el médico te administrará un único medicamento de quimioterapia o una combinación de varios.
Terapia con medicamentos dirigidos.
Los tratamientos con fármacos dirigidos se enfocan en anomalías específicas presentes dentro de las células cancerosas. Al bloquear las anomalías, este tipo de tratamientos puede producir la muerte de las células cancerosas.
Inmunoterapia.
La inmunoterapia usa tu sistema inmunitario para combatir el cáncer. Es posible que el sistema inmunitario de tu organismo que lucha contra las enfermedades no ataque el cáncer porque las células cancerosas producen proteínas que las ayudan a esconderse de las células del sistema inmunitario. La inmunoterapia actúa mediante la interferencia en ese proceso.
Trasplante de médula ósea. En un trasplante de médula ósea, también conocido como trasplante de células madre, se usan medicamentos potentes de quimioterapia para eliminar las células madre presentes en la médula ósea que crea linfocitos afectados por la enfermedad. Luego, se infunden en tu sangre células madre de la sangre de un adulto sano, que se trasladan a tu médula ósea y comienzan a producir células sanguíneas sanas.
Dado que se desarrollaron combinaciones medicamentosas más eficaces, el trasplante de médula ósea ya no es tan frecuente para el tratamiento de la leucemia linfocítica crónica. Aun así, puede ser una opción de tratamiento en ciertas situaciones.
Los tratamientos pueden usarse solos o en combinación.
Atención médica de apoyo
Tu médico te verá regularmente para controlar cualquier complicación que puedas tener. Las medidas de cuidados de apoyo pueden ayudar a prevenir o aliviar los signos o síntomas.
La atención de apoyo puede incluir:
Estudios de detección de cáncer.
El médico evaluará tu riesgo de padecer otros tipos de cáncer y puede recomendar exámenes de detección para buscar signos de otros tipos de cáncer.
Vacunas para prevenir infecciones.
El médico puede recomendarte determinadas vacunas para reducir tu riesgo de contraer infecciones, como neumonía e influenza.
Control de otros problemas de salud.
El médico puede recomendarte controles periódicos para controlar tu salud durante y después del tratamiento de la leucemia linfocítica crónica.