Los cólicos se caracterizan por un llanto frecuente, prolongado e intenso, o irritabilidad en un bebé sano. Pueden ser frustrantes para los padres porque la aflicción del bebé se produce sin razón aparente y, al parecer, no hay forma de aliviarla. Estos episodios suelen producirse durante la noche, cuando los padres están cansados.
Los episodios de cólicos alcanzan su punto máximo cuando el bebé tiene aproximadamente 6 semanas y disminuyen de forma significativa después de los 3 o 4 meses de vida. Si bien el llanto excesivo se solucionará con el tiempo, lidiar con los cólicos agrega un estrés considerable al cuidado del recién nacido.
Puedes tomar medidas para reducir la intensidad y la duración de los episodios de cólicos, aliviar tu propio estrés y reforzar la confianza en el vínculo padre e hijo.
Síntomas
Se sabe que los bebés lloran y se quejan, especialmente durante los tres primeros meses de vida. El rango de lo que se considera un llanto normal es difícil de precisar. En general, el cólico se define como el llanto durante tres o más horas al día, tres o más días a la semana, durante tres o más semanas.
Las características del cólico pueden incluir lo siguiente:
Llanto intenso que puede parecer más bien un grito o una expresión de dolor Llanto sin razón aparente, a diferencia de llorar para expresar el hambre o la necesidad de un cambio de pañal Nerviosismo extremo, incluso después de que el llanto disminuyó Tiempo predecible, con episodios que a menudo ocurren en la noche Decoloración facial, como rubor o enrojecimiento de la piel Tensión corporal, por ejemplo, estira y tensiona las piernas, tensa los brazos, aprieta los puños, arquea la espalda o tensa el abdomen
A veces se produce un alivio de los síntomas después de que el bebé expulse gases o tenga una deposición. El gas es probablemente el resultado de la ingestión de aire durante el llanto prolongado.
Cuándo debes consultar a un médico
El llanto excesivo e inconsolable puede deberse a un cólico o ser una indicación de una enfermedad o afección que cause dolor o malestar. Si tu bebé tiene llanto excesivo u otros signos o síntomas de cólico, programa una cita con el proveedor de atención médica de tu hijo para que le haga un examen completo.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de los cólicos no son bien conocidos. Las investigaciones no han mostrado diferencias en el riesgo cuando se consideraron los siguientes factores:
Sexo del niño Embarazos prematuros y a término Bebés alimentados con fórmula y amamantados
Los bebés nacidos de madres que fumaron durante el embarazo o después del parto tienen un mayor riesgo de desarrollar cólicos.
Diagnóstico
El proveedor de atención médica de tu bebé realizará un examen físico completo para identificar las causas posibles de la aflicción del bebé. En el examen se hará lo siguiente:
Medir la estatura, el peso y el perímetro de la cabeza de tu bebé. Escuchar el corazón, los pulmones y los sonidos abdominales. Examinar las extremidades, los dedos de las manos y de los pies, los ojos, los oídos y los genitales. Evaluar la reacción al tacto o al movimiento. Buscar signos de erupción, inflamación u otros de infección o alergias.
Por lo general, no se necesitan análisis de laboratorio, radiografías u otros estudios de diagnóstico, pero en casos poco claros estos ayudan a descartar otras afecciones como posibles causas.
Tratamiento
Los objetivos principales son tranquilizar al niño tanto como sea posible con diferentes intervenciones y garantizar que los padres cuenten con el apoyo que necesitan para sobrellevar la situación.
Estrategias tranquilizantes
Te puede resultar útil tener un plan, es decir, una lista de estrategias tranquilizantes que puedes probar. Es posible que debas experimentar. Algunas pueden funcionar mejor que otras; y algunas pueden funcionar una vez, pero no siempre. Estas estrategias tranquilizantes pueden comprender lo siguiente:
Utilizar un chupete Llevar al bebé a dar un paseo en auto o en un cochecito Caminar con el bebé en brazos o mecerlo Envolver al bebé en una manta Darle al bebé un baño tibio Frotarle la panza al bebé o ponerlo boca abajo para frotarle la espalda Reproducir una grabación de audio con latidos del corazón o sonidos suaves y tranquilizantes Hacer ruido de fondo con una máquina de ruido blanco, una aspiradora o una secadora en una habitación cercana Atenuar las luces y limitar otras estimulaciones visuales
Prácticas de alimentación
Los cambios en las prácticas de alimentación también pueden proporcionar cierto alivio. Da el biberón a tu bebé en posición vertical y hazlo eructar frecuentemente durante y después de la alimentación. El uso de un biberón curvo ayudará a la alimentación vertical y un biberón de bolsa plegable puede reducir la entrada de aire.
Cambios de prueba en la dieta
Si las prácticas calmantes o la alimentación no reducen el llanto o la irritabilidad, el médico puede recomendar un ensayo a corto plazo de cambios alimenticios. Sin embargo, si tu bebé tiene una alergia alimentaria, es probable que haya otros signos y síntomas, como sarpullido, sibilancias, vómitos o diarrea. Los cambios en la dieta pueden incluir:
Cambio de la fórmula.
Si alimentas a tu bebé con fórmula para lactantes, el médico puede sugerirte una prueba de una semana de una fórmula hidrolizada extensa (Similac Alimentum, Nutramigen, Pregestimil u otras) que tiene proteínas descompuestas en tamaños más pequeños.
Dieta materna.
Si estás amamantando, puedes probar una dieta sin alérgenos alimentarios comunes, como los lácteos, los huevos, los frutos secos y el trigo. También puedes intentar eliminar alimentos potencialmente irritantes, como el repollo, la cebolla o las bebidas con cafeína.
Cuidado personal para padres
El cuidado de un bebé que tiene cólicos puede ser estresante y agotador, incluso para padres con experiencia. Las siguientes estrategias pueden ser útiles para cuidarte y obtener el apoyo que necesitas:
Descansa.
Túrnate con tu cónyuge o pareja, o pídele a un amigo que se haga cargo por un tiempo. Aprovecha la oportunidad de salir de casa si es posible.
Usa la cuna para descansos cortos.
Está bien dejar a tu bebé en la cuna por un tiempo durante un episodio de llanto si necesitas reponerte o calmar tus propios nervios.
Expresa tus sentimientos.
Es normal que los padres en esta situación se sientan deprimidos, culpables o enojados o que no saben qué hacer. Comparte tus sentimientos con los miembros de tu familia, con tus amigos y con el médico de tu hijo.
No te juzgues.
No midas tu éxito como padre en función de cuánto llora tu bebé. Los cólicos no son el resultado de una mala crianza y el llanto inconsolable no es una señal de que tu bebé te rechaza.
Cuida tu salud.
Consume alimentos saludables. Hazte un tiempo para hacer ejercicio, como por ejemplo una caminata a paso ligero todos los días. Si puedes, duerme cuando el bebé duerma, incluso durante el día. Evita el alcohol y otras drogas ilícitas.
Recuerda que es algo temporario.
Los episodios de cólicos suelen mejorar después de los 3 o 4 meses de vida.
Ten un plan de rescate.
Si es posible, organízate con un amigo o con un pariente para que intervengan cuando estés abrumado. Si es necesario, llama al proveedor de atención médica, a un servicio de intervención en caso de crisis o a una línea de ayuda para la salud mental en busca de apoyo adicional.
Posibles tratamientos futuros
Un factor que puede contribuir a los cólicos es el desequilibrio de bacterias útiles en el tubo digestivo del bebé. Un tratamiento que se encuentra bajo investigación es el uso de bacterias buenas (probióticos) para crear un equilibrio bacteriano adecuado a fin de mejorar la salud digestiva general.
Algunos estudios mostraron una disminución en el tiempo de llanto en los casos en que se trató a los bebés con cólicos con una bacteria llamada «Lactobacillus reuteri». Los estudios se realizaron con grupos pequeños y los resultados fueron algo diversos. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que, en este momento, no existe evidencia suficiente para justificar el uso de probióticos para tratar los cólicos.