Osteoartritis: causas, síntomas y tratamiento

Dependiendo el tipo de síntoma que se presente, se puede conocer el nivel de gravedad de una padecimiento

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La osteoartritis es la forma más común de artritis y afecta a millones de personas en todo el mundo. Se produce cuando el cartílago protector que amortigua los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo.



Aunque la osteoartritis puede dañar cualquier articulación, el trastorno afecta más comúnmente a las articulaciones de las manos, las rodillas, las caderas y la columna vertebral.



Los síntomas de la osteoartritis generalmente se pueden controlar, aunque el daño a las articulaciones no se puede revertir. Mantenerse activo, mantener un peso saludable y recibir ciertos tratamientos pueden retrasar el avance de la enfermedad y ayudar a mejorar el dolor y la función de las articulaciones.


Síntomas


Los síntomas de la artrosis con frecuencia se desarrollan con lentitud y empeoran con el tiempo. Los signos y síntomas de la artrosis incluyen los siguientes:



Dolor. Las articulaciones afectadas pueden doler durante o después del movimiento.

Rigidez. La rigidez en las articulaciones puede ser más notoria al despertar o después de estar inactivo.

Sensibilidad. Es posible que su articulación esté sensible cuando aplicas un poco de presión sobre ella o cerca de ella.

Pérdida de flexibilidad. Es posible que no puedas mover la articulación en todo su rango de movimiento.

Sensación chirriante. Es posible que sientas una sensación chirriante al usar la articulación y que oiga chasquidos.

Osteofitos. Estos pedazos adicionales de hueso se sienten como bultos duros y pueden formarse alrededor de la articulación afectada.

Hinchazón. Esto puede producirse por la inflamación de los tejidos blandos alrededor de la articulación.


Cuándo debes consultar con un médico


Pide una consulta con el médico si experimentas dolor o rigidez persistente en las articulaciones.


Salud
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (iStock)

Factores de riesgo


Los factores que pueden aumentar su riesgo de artrosis incluyen los siguientes:



Edad avanzada. El riesgo de tener artrosis aumenta con la edad.

Sexo. Las mujeres son más propensas a padecer artrosis, aunque no está claro por qué.

Obesidad. Tener sobrepeso contribuye a la artrosis de varias maneras y mientras más peso tengas, mayor será tu riesgo. Un peso mayor agrega estrés a las articulaciones que soportan peso, como las caderas y las rodillas. Además, el tejido graso produce proteínas que pueden causar inflamación en las articulaciones y alrededor de estas.

Lesiones articulares. Las lesiones, como las que ocurren al practicar deportes o por un accidente, pueden aumentar el riesgo de artrosis. Incluso las lesiones que ocurrieron hace muchos años y que aparentemente ya sanaron pueden aumentar el riesgo de artrosis.

Tensión repetida en la articulación. Si tu trabajo o un deporte que practicas someten a una articulación a un esfuerzo repetitivo, esa articulación podría presentar artrosis con el tiempo.

La genética. Algunas personas heredan la tendencia a desarrollar artrosis.

Deformidades óseas. Algunas personas nacen con articulaciones malformadas o cartílagos defectuosos.

Ciertas enfermedades metabólicas. Estas incluyen diabetes y una afección en la cual su cuerpo tiene demasiado hierro (hemocromatosis).

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Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (EFE)

Diagnóstico


Durante el examen físico, el médico revisará la articulación afectada para detectar sensibilidad, inflamación, enrojecimiento y flexibilidad.




Pruebas por imágenes


Para obtener imágenes de la articulación afectada, el médico podría recomendarte lo siguiente:



Radiografías. El cartílago no aparece en las radiografías, pero la pérdida de cartílago se revela por el estrechamiento del espacio entre los huesos de la articulación. Una radiografía también puede mostrar espolones óseos alrededor de una articulación.

Imágenes por resonancia magnética (RM). Una RM utiliza ondas de radio y un fuerte campo magnético para producir imágenes detalladas de los huesos y los tejidos blandos, incluido el cartílago. No suele ser necesario realizar una resonancia magnética para diagnosticar la artrosis, pero puede ayudar a proporcionar más información en casos complejos.


Análisis de laboratorio


El análisis de sangre o del líquido articular puede ayudar a confirmar el diagnóstico.



Análisis de sangre. Aunque no hay análisis de sangre para la artrosis, ciertos exámenes pueden ayudar a descartar otras causas de dolor articular, como la artritis reumatoide.

Análisis del líquido sinovial. El médico podría usar una aguja para extraer líquido de una articulación afectada. Luego, se examina el líquido para detectar inflamación y determinar si el dolor es causado por gota o una infección en lugar de por artrosis.

Tratamiento


La artrosis no se puede revertir, pero los tratamientos pueden reducir el dolor y ayudarte a moverte mejor.




Medicamentos


Algunos de los medicamentos que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la osteoartritis, principalmente el dolor, son los siguientes:



Paracetamol. Se ha demostrado que el paracetamol (Tylenol, otros) ayuda a algunas personas con artrosis que tienen dolor leve a moderado. Si tomas una cantidad de paracetamol superior a la recomendada, el hígado puede verse afectado.

Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE). Los AINE de venta libre, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el naproxeno sódico (Aleve), tomados en las dosis recomendadas, suelen aliviar el dolor de la osteoartritis. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides más potentes se venden bajo receta médica.

Los AINE pueden causar malestar estomacal, problemas cardiovasculares, problemas de hemorragia y daño hepático y renal. Los AINE en forma de geles, aplicados en la piel sobre la articulación afectada, tienen menos efectos secundarios y pueden aliviar el dolor de la misma manera.



Duloxetina (Cymbalta). Normalmente usado como antidepresivo, este medicamento también está aprobado para tratar el dolor crónico, como el dolor de la osteoartritis.


Terapia


Fisioterapia. Un fisioterapeuta puede mostrarte ejercicios para fortalecer los músculos alrededor de la articulación, aumentar la flexibilidad y reducir el dolor. La actividad física de baja intensidad periódica que haces por tu cuenta, como nadar o caminar, puede ser igual de efectiva.

Terapia ocupacional. Un terapeuta ocupacional puede ayudarte a descubrir maneras de hacer las tareas cotidianas para que no requieran un sobre esfuerzo por parte de tu articulación dolorosa. Por ejemplo, un cepillo de dientes con un agarre grande podría facilitar el cepillado de los dientes si tienes artrosis en las manos. Un banco en la ducha podría ayudar a aliviar el dolor de estar de pie si tienes osteoartritis de la rodilla.

Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Se utiliza una corriente eléctrica de bajo voltaje para aliviar el dolor. Proporciona alivio a corto plazo para algunas personas con osteoartritis de rodilla y cadera.


Cirugía y otros procedimientos


Si los tratamientos conservadores no ayudan, podrías considerar procedimientos como los siguientes:



Inyecciones de cortisona. Las inyecciones de corticosteroides en la articulación pueden aliviar el dolor durante unas semanas. El médico adormece la zona alrededor de la articulación, luego coloca una aguja en el espacio dentro de la articulación e inyecta el medicamento. El número de inyecciones de cortisona que se puede recibir al año suele limitarse a tres o cuatro, porque con el tiempo el medicamento puede empeorar el daño articular.

Inyecciones de lubricación. Las inyecciones de ácido hialurónico podrían aliviar el dolor al proporcionar cierta amortiguación en la rodilla, aunque algunas investigaciones sugieren que estas inyecciones no ofrecen más alivio que un placebo. El ácido hialurónico es similar a un componente que normalmente se encuentra en el líquido articular.

Realineación de los huesos. Si la osteoartritis ha dañado un lado de la rodilla más que el otro, una osteotomía podría ayudar. En una osteotomía de rodilla, el cirujano corta el hueso por encima o por debajo de la rodilla y luego quita o añade una cuña de hueso. Esto desplaza el peso del cuerpo lejos de la parte desgastada de la rodilla.

Reemplazo articular. En la cirugía de reemplazo articular, el cirujano retira las superficies articulares dañadas y las sustituye por piezas de plástico y metal. Los riesgos quirúrgicos incluyen infecciones y coágulos de sangre. Las articulaciones artificiales pueden desgastarse o aflojarse y, con el tiempo, podrían tener que reemplazarse.

Con información de Mayo Clinic

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