Una fractura de cadera es una lesión grave, con complicaciones que pueden poner en riesgo la vida. El riesgo de fractura de cadera aumenta con la edad.
El riesgo aumenta porque los huesos tienden a debilitarse con la edad (osteoporosis). El uso de varios medicamentos, la vista deficiente y los problemas de equilibrio también hacen que las personas mayores sean más propensas a caer, una de las causas más frecuentes de la fractura de cadera.
Una fractura de cadera casi siempre requiere una reparación o reemplazo quirúrgico, seguido de fisioterapia. Tomar medidas para conservar la densidad ósea y evitar caídas puede ayudar a prevenir una fractura de cadera.
Síntomas
Los signos y síntomas de una fractura de cadera son los siguientes:
Incapacidad para caminar o levantarte tras una caída
Dolor intenso en la cadera o la ingle
Incapacidad para cargar peso sobre la pierna del lado de la cadera lesionada
Hematomas e hinchazón en la zona de la cadera y alrededor de ella
Pierna más corta del lado de la cadera lesionada
Giro hacia afuera de la pierna del lado de la cadera lesionada
Factores de riesgo
Muchos otros factores pueden aumentar el riesgo de fracturas de cadera.
Tu edad y sexo
La densidad ósea y la masa muscular tienden a disminuir con la edad. Las personas mayores también pueden tener problemas de vista y de equilibrio, los cuales podrían provocar caídas.
Las mujeres tienen fracturas de cadera con una frecuencia aproximadamente tres veces mayor que los hombres. Las mujeres pierden densidad ósea más rápido que los hombres, en parte porque la caída de los niveles de estrógeno que se produce con la menopausia acelera la pérdida de la masa ósea. Sin embargo, los hombres también pueden tener niveles peligrosamente bajos de densidad ósea.
Afecciones médicas
El riesgo de tener una fractura de cadera puede aumentar si presentas lo siguiente:
Osteoporosis. Esta afección debilita los huesos y los hace más propensos a quebrarse.
Problemas de tiroides. Una tiroides hiperactiva puede hacer que los huesos se vuelvan frágiles.
Trastornos intestinales. Las afecciones que reducen la absorción de vitamina D y de calcio también pueden producir un debilitamiento óseo.
Problemas de equilibrio. La enfermedad de Parkinson, los accidentes cerebrovasculares y las neuropatías periféricas pueden aumentar el riesgo de tener caídas. Un nivel bajo de glucosa en la sangre o la presión arterial baja también contribuyen al riesgo de tener caídas.
Ciertos medicamentos
Los medicamentos con cortisona, como la prednisona, pueden debilitar los huesos si se toman de manera prolongada. Algunos medicamentos o ciertas combinaciones de medicamentos pueden provocar mareos, lo que puede aumentar el riesgo de sufrir caídas. Los medicamentos más comunes asociados a las caídas incluyen aquellos para dormir, los antipsicóticos y los sedantes.
Problemas de nutrición
La falta de calcio y de vitamina D en la dieta de los jóvenes disminuye la masa ósea máxima y aumenta el riesgo de sufrir una fractura en el futuro. También es importante obtener suficiente calcio y vitamina D en la edad adulta para tratar de mantener la densidad ósea. Tener un peso inferior al normal también aumenta el riesgo de perder masa ósea.
Opciones de estilo de vida
La falta de ejercicio regular para soportar el peso, como las caminatas, puede debilitar los huesos y músculos, lo que aumenta la probabilidad de sufrir caídas y fracturas.
El tabaco y el alcohol pueden afectar los procesos normales de desarrollo y de mantenimiento de los huesos, lo que provoca la pérdida de masa ósea.
Diagnóstico
El proveedor de atención médica a menudo puede diagnosticar una fractura de cadera en función de los síntomas y de la posición anómala de la cadera y la pierna. Por lo general, una radiografía confirmará la fractura y mostrará con exactitud su ubicación en el hueso.
Si en la radiografía no se observa una fractura, pero todavía tienes dolor de cadera, el proveedor de atención médica puede indicar una resonancia magnética o una gammagrafía ósea para detectar una fractura fina.
La mayoría de las fracturas de cadera se produce en una de las dos partes del hueso largo que se extiende desde la pelvis hacia la rodilla (fémur):
Cuello del fémur . Esta zona está situada en la parte superior del fémur, justo debajo de la parte esférica (cabeza del fémur) de la articulación esférica.
Región intertrocantérea . Esta región está un poco más abajo de la articulación de la cadera, en la parte del fémur superior que se proyecta hacia afuera.
Tratamiento
El tratamiento de la fractura de cadera generalmente implica repararla de inmediato mediante una cirugía, hacer rehabilitación y tomar medicamentos para aliviar el dolor y prevenir el desarrollo de coágulos e infecciones.
Cirugía
El tipo de cirugía generalmente depende del lugar y la gravedad de la fractura, de si los huesos fracturados no están bien alineados (fractura desplazada), de tu edad y de tus afecciones médicas subyacentes. Estas son algunas opciones:
Reparación interna con tornillos. Se insertan tornillos de metal en el hueso para mantenerlo unido mientras la fractura se cura. A veces, los tornillos están sujetos a una placa de metal ubicada a lo largo del hueso del muslo (fémur).
Reemplazo total de cadera. El extremo superior del fémur y el acetábulo del hueso pélvico se reemplazan con piezas artificiales (prótesis). Los estudios muestran cada vez más que el reemplazo total de cadera es más conveniente y está relacionado con mejores resultados a largo plazo en adultos sanos que viven de forma independiente.
Reemplazo parcial de cadera. En algunos casos, no es necesario remplazar el acetábulo de la cadera. El reemplazo parcial de cadera puede ser recomendable para adultos que tienen otras afecciones médicas o que ya no viven de manera independiente.
El cirujano podría recomendar un reemplazo parcial o total de cadera si el suministro de sangre a la parte esférica de la articulación de la cadera se dañó durante la fractura. Este tipo de lesión, que se produce con mayor frecuencia en personas mayores con fracturas del cuello femoral, significa que el hueso tiene menos probabilidades de curarse adecuadamente.
Rehabilitación
Al comienzo, la fisioterapia se centrará en ejercicios de amplitud de movimiento y fortalecimiento. Según el tipo de cirugía y de la ayuda que tengas en tu casa, puede que debas acudir a un centro de atención prolongada.
En el centro de atención prolongada y en tu casa, un terapeuta ocupacional te enseñará técnicas para lograr la independencia en la vida diaria, como usar el baño, bañarte, vestirte y cocinar. El terapeuta ocupacional determinará si un andador o una silla de ruedas puede ayudarte a recuperar el movimiento y la independencia.
Con información de Mayo Clinic
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