El herpes genital es una infección de transmisión sexual causada por el virus del herpes simple, según explica la prestigiosa organización especializada en salud Mayo Clinic.
El contacto sexual es la principal vía de propagación del virus. Después de la infección inicial, el virus permanece inactivo en el cuerpo y puede reactivarse varias veces al año. Sin embargo, puedes contagiar si estás infectado, aun cuando no tengas síntomas visibles.
El herpes genital puede provocar dolor, picazón y llagas en la zona genital. Pero es posible que no tengas ningún signo ni síntoma.
Esta enfermedad de transmisión sexual no tiene cura, pero los medicamentos pueden aliviar los síntomas y reducir el riesgo de infectar a otras personas. Los preservativos también pueden ayudar a prevenir la propagación de una infección por herpes genital.
Cómo me doy cuenta que tengo herpes genital
La mayoría de las personas infectadas con el virus del herpes simple no saben que lo tienen porque no presentan signos o síntomas, o porque estos son muy leves. Cuando se presentan, los síntomas pueden aparecer entre dos y doce días después de la exposición al virus. Si experimentas síntomas de herpes genital, estos pueden incluir lo siguiente:
Dolor o comezón. Es posible que experimentes dolor y sensibilidad en la zona genital hasta que la infección desaparezca. Protuberancias rojas pequeñas o ampollas blancas diminutas. Es posible que aparezcan unos pocos días o semanas después de la infección.
Úlceras. Se pueden formar úlceras cuando las ampollas se rompen y exudan o sangran. Las úlceras pueden provocar dolor al orinar.
Costras. La piel formará costras a medida que las úlceras cicatrizan. Durante un brote inicial, es posible que tengas signos y síntomas similares a los de la gripe, como ganglios linfáticos hinchados en la ingle, dolor de cabeza, dolores musculares y fiebre.
Las llagas aparecen en el lugar en el que la infección ingresó al cuerpo. La infección se puede diseminar al tocar una llaga y después frotarse o rascarse otra zona del cuerpo, incluidos los ojos.
Los hombres y las mujeres pueden tener llagas en las siguientes partes del cuerpo:
- Glúteos y muslos
- Ano
- Boca
- Uretra (el tubo que permite que la orina drene desde la vejiga hacia el exterior)
Las mujeres también pueden tener llagas en las siguientes partes del cuerpo:
- Zona vaginal
- Genitales externos
- Cuello del útero
Los hombres también pueden tener llagas en las siguientes partes del cuerpo:
- Pene
- Escroto
Las recurrencias son frecuentes. El herpes genital es diferente según la persona. Los signos y síntomas pueden reaparecer de vez en cuando durante años. Algunas personas experimentan muchos episodios por año. No obstante, en muchas personas los brotes son menos frecuentes, a medida que pasa el tiempo.
Durante una recurrencia, poco antes de que surjan las llagas, puedes sentir lo siguiente: Ardor, hormigueo y picazón donde la infección ingresó por primera vez al cuerpo, así como dolor en la espalda lumbar, en los glúteos y en las piernas.
Sin embargo, por lo general, las recurrencias son menos dolorosas que el brote original y, a menudo, las llagas se curan con mayor rapidez.
Si sospechas que tienes herpes genital, o cualquier otra infección de transmisión sexual, consulta con tu médico.
Causas del herpes genital
Hay dos tipos de infecciones por el virus del herpes simple que pueden causar herpes genital:
Virus del herpes simple tipo 1: Este es el tipo que generalmente causa herpes labial o herpes febril en la zona de la boca. El virus del herpes simple tipo 1 generalmente se contagia por el contacto cutáneo, aunque puede extenderse a la zona de los genitales a través del sexo oral.
Virus del herpes simple tipo 2: Este es el tipo que usualmente provoca herpes genital. El virus se propaga a través del contacto sexual y del contacto con la piel. El virus del herpes simple tipo 2 es muy frecuente y sumamente contagioso, independientemente de que tengas o no una llaga. Como el virus muere rápidamente fuera del organismo, es casi imposible infectarse a través del contacto con inodoros, toallas u otros objetos utilizados por una persona infectada.
Factores de riesgo
El riesgo de infectarte con herpes genital puede aumentar si:
Eres mujer: Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener herpes genital. El virus se transmite sexualmente con mayor facilidad de hombres a mujeres que de mujeres a hombres.
Tienes múltiples parejas sexuales: Cada pareja sexual adicional aumenta tu riesgo de exposición al virus que provoca el herpes genital.
Complicaciones
Las complicaciones asociadas con el herpes genital comprenden las siguientes:
Otras infecciones de transmisión sexual: Las llagas genitales aumentan el riesgo de transmisión o contagio de otras infecciones de transmisión sexual, incluso el SIDA.
Infección de recién nacidos: Los bebés nacidos de madres infectadas pueden estar expuestos al virus durante el parto. Esto puede generar daño cerebral, ceguera o muerte del recién nacido.
Problemas en la vejiga: En algunos casos, las llagas asociadas con el herpes genital pueden provocar inflamación alrededor del tubo que transporta la orina desde la vejiga al exterior (uretra). La inflamación puede cerrar la uretra durante varios días, lo que requiere la inserción de una sonda para drenar la vejiga.
Meningitis: En ocasiones poco frecuentes, la infección por el virus del herpes simple produce la inflamación de las membranas y el líquido cefalorraquídeo que rodean el cerebro y la médula espinal.
Inflamación rectal: El herpes genital puede provocar una inflamación del recubrimiento del recto, en especial en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
Cómo prevenir el herpes genital
Las sugerencias para prevenir el herpes genital son las mismas que para prevenir otras infecciones de transmisión sexual: abstenerse de la actividad sexual o limitar el contacto sexual a una sola persona que no tenga infección.
Sin llegar a eso, puedes hacer lo siguiente:
- Usar, o hacer que tu pareja use, un preservativo de látex durante todos los contactos sexuales.
- Evitar la relación sexual si un miembro de la pareja tiene un brote de herpes en el área genital o en cualquier otro lado.
- Si estás embarazada y sabes que tienes herpes genital, avísale a tu médico.
- Si crees que puedes tener herpes genital, solicita una prueba de detección.
Tu médico puede recomendarte que empieces a tomar medicamentos antivirales para el herpes en la última etapa del embarazo para intentar prevenir un brote cerca del parto. Si tienes un brote al momento de entrar en trabajo de parto, tu médico probablemente te recomendará una cesárea para reducir el riesgo de transmitir el virus a tu bebé.
Diagnóstico
El médico generalmente puede diagnosticar herpes genital mediante una exploración física y los resultados de ciertos análisis de laboratorio:
Cultivo viral. Esta prueba implica tomar una muestra de tejido o raspado de las llagas para analizarla en el laboratorio.
Prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La reacción en cadena de la polimerasa se utiliza para copiar tu ADN a partir de una muestra de sangre, tejido de una llaga o líquido cefalorraquídeo Luego, se puede analizar el ADN para establecer la presencia del virus del herpes simple y determinar qué tipo de virus del herpes simple tienes.
Análisis de sangre. En esta prueba, se analiza una muestra de sangre para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus del herpes simple y determinar una infección por herpes previa
Tratamiento
El herpes genital no tiene cura. El tratamiento con medicamentos antivirales puede:
- Ayudar a sanar las llagas más rápidamente durante un brote inicial.
- Disminuir la gravedad y la duración de los síntomas en brotes recurrentes.
- Reducir la frecuencia de la recurrencia.
- Minimizar la posibilidad de transmitir el virus del herpes a otros.
Los medicamentos antivirales usados para el herpes genital son: Aciclovir y Valaciclovir.
El médico puede recomendarte que tomes el medicamento solo cuando tienes síntomas de un brote o bien, que tomes ciertos medicamentos diariamente, incluso cuando no tienes síntomas de un brote. Estos medicamentos se suelen tolerar bien y provocan pocos efectos secundarios.
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