Al igual que el muérdago, el acebo es una planta representativa de la época navideña, pero más allá de sus llamativos colores esta hierba se ha convertido en una de las grandes aliadas de la medicina alternativa gracias a sus múltiples beneficios para la salud.
Valorada desde la antigua Grecia por sus propiedades y valor ornamental, el acebo es un arbusto que puede llegar a vivir hasta 500 años, aunque por lo general no pasa de los 100 años; es capaz de crecer de entre 6 y 15 metros de altura, tiene un tronco recto, un porte piramidal y una densa copa que se ramifica desde la base.
Las flores pueden llegar a medir hasta 9 milímetros de diámetro y son de color blanco o rosado, con algunas manchas púrpura. Además, producen frutos de color verde que con el paso del tiempo, para los meses de octubre y noviembre, se pintan de un rojo brillante o amarillo vivo. Sus hojas son percioladas y de forma ovalada; mientras que las ramas son fuertemente espinosas y muy rígidas.
Usos medicinales
El filósofo Aristóteles le llamaba “paliuro” en sus libros y desatacaba que sus principales efectos medicinales se encuentran en las hojas: ilicina, ácido cafetánico, dextrosa, goma, cera, entre otras sustancias.
El acebo se caracteriza por tener tres principales propiedades medicinales: es un buen diurético, laxante y antipirético, efectos que se deben en su mayoría a una molécula llamada ácido iléxico, que ayudan al organismo a eliminar el exceso de líquido.
Las hojas también son sudoríferas, por lo que han sido usadas por mucho tiempo para tratar los resfriados, las fiebres intermitentes, la viruela, entre otros.
Otras propiedades de esta planta es que es un buen tónico y purgante para ayudar en la limpieza de los intestinos, aunque ésta última ha generado polémica por implicar altos niveles de intoxicación cuando se prepara con otros frutos.
Otro efecto que tiene es que funciona como un calmante, por lo que incluso se recomienda para las personas con epilepsia y episodios de histeria. Las hojas también son usadas en tratamientos de presión arterial alta y circulación sanguínea, lo que implica también el combate a mareos.
Cómo se prepara
Para prepararlo como diurético se necesitan cuatro cucharadas de hojas secas y se recomienda tomar como máximo tres tazas al día. También se puede hacer una decocción con las raíces secas en un litro de agua, luego éstas pueden ser usadas para aliviar reumas, gota e hidropesía (acumulación anormal de líquido).
Para usarlo como purgante se prepara una maceración en frío por doce horas de la corteza ya seca; posteriormente se pueden beber dos tazas como máximo entre las comidas principales.
Para usarlo como tranquilizantes se hace una infusión con la corteza seca en agua hirviendo durante 10 minutos.
Es importante destacar que bajo ninguna circunstancia se deben usar las bayas o frutos, ya que estos son muy tóxicos y en grandes dosis pueden provocar la muerte.
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