El paro cardíaco repentino es la pérdida abrupta de la función cardíaca, la respiración y el conocimiento, según explica la organización sin fines de lucro y experta en salud Mayo Clinic.
Por lo general, la afección surge de un problema con el sistema eléctrico del corazón, que interrumpe la acción de bombeo del corazón y detiene el flujo sanguíneo al cuerpo.
El paro cardíaco repentino es diferente de un ataque cardíaco, que se produce cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del corazón. Sin embargo, un ataque cardíaco a veces desencadena una alteración eléctrica que conduce a un paro cardíaco repentino.
Este primero puede provocar la muerte si no se trata inmediatamente. Se puede sobrevivir con una atención médica adecuada y rápida. La reanimación cardiopulmonar (RCP), usar un desfibrilador, o incluso solo dar compresiones rápidas en el pecho, pueden aumentar las probabilidades de sobrevivir hasta que llegue el personal de urgencia.
Síntomas del paro cardiaco
Los síntomas del paro cardíaco repentino son inmediatos y drásticos, entre ellos están el colapso súbito, la falta de pulso y de respiración, así como la pérdida del conocimiento.
A veces, otros signos preceden al paro cardíaco, entre estos se podrían incluir molestia en el pecho, falta de aire, debilidad, corazón que late rápido, está agitado o palpita fuertemente (palpitaciones).
No obstante, el paro cardíaco repentino suele ocurrir sin previo aviso.
Causas del paro cardiaco
La causa más común del paro cardíaco es una arritmia, definida como un ritmo cardíaco anormal que se presenta cuando el sistema eléctrico del corazón no funciona correctamente.
El sistema eléctrico del corazón controla el ritmo y la frecuencia de los latidos. Si algo no está bien, el corazón puede latir demasiado rápido, demasiado lento o de forma irregular. Estos episodios suelen ser breves e inofensivos, pero algunos tipos de arritmia pueden provocar un paro cardíaco repentino.
Las personas, sin enfermedades cardíacas conocidas, pueden sufrir paros cardíacos repentinos. Sin embargo, por lo general, una arritmia que pone en riesgo la vida se desarrolla en una persona con una enfermedad cardíaca preexistente, posiblemente sin diagnosticar.
Las siguientes son algunas de las afecciones que pueden provocar un paro cardíaco repentino:
Enfermedad de las arterias coronarias: la mayor parte de los casos de paros cardíacos repentinos se producen en las personas que tienen enfermedad de las arterias coronarias, en la que las arterias se tapan con colesterol y otros depósitos, lo que hace que se reduzca el flujo sanguíneo al corazón.
Ataque cardíaco: si se produce un ataque cardíaco, a menudo como consecuencia de una enfermedad grave de las arterias coronarias, puede desencadenar la fibrilación ventricular y el paro cardíaco repentino. Además, un paro cardíaco puede dejar zonas de tejido cicatricial en el corazón. Los cortocircuitos eléctricos alrededor del tejido cicatricial pueden conducir a anomalías en el ritmo cardíaco.
Corazón dilatado: esto se produce cuando las paredes musculares del corazón se estiran o agrandan o engrosan. Entonces el músculo del corazón es anormal, una afección que a menudo causa arritmias.
Enfermedad valvular cardíaca: la pérdida o el estrechamiento de las válvulas cardíacas pueden conducir al estiramiento o engrosamiento del músculo cardíaco. Cuando las cavidades se agrandan o debilitan debido al estrés causado por una válvula ajustada o con una pérdida, existe un mayor riesgo de desarrollar una arritmia.
Defectos cardíacos presentes al nacer: cuando se produce un paro cardíaco repentino en los niños o adolescentes, puede deberse a una enfermedad cardíaca congénita. Los adultos que han tenido una cirugía correctiva para un defecto cardíaco congénito todavía tienen un mayor riesgo de paro cardíaco repentino.
Problemas eléctricos en el corazón: en algunas personas, el problema está en el sistema eléctrico del corazón mismo, en lugar de un problema con el músculo o las válvulas cardíacas. Se denominan anomalías del ritmo cardíaco primario y comprenden afecciones como el síndrome de Brugada y el síndrome de QT larg.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que aumentan el riesgo de sufrir un paro cardíaco son: antecedentes familiares de enfermedad de las arterias coronarias, fumar, presión arterial alta, nivel alto de colesterol en la sangre, obesidad, diabetes y un estilo de vida inactivo.
Otros factores que pueden aumentar el riesgo de tener un paro cardíaco son: un episodio previo de paro cardíaco o antecedentes familiares ya sea de paro cardíaco u otras formas de enfermedad cardíaca, envejecer, ser de sexo masculino, consumir drogas ilegales, desequilibrio nutricional, apnea obstructiva del sueño y enfermedad renal crónica.
Qué hacer en caso de un paro cardíaco
Si se presentas cualquiera de estos signos, lo mejor es llamar al 911 o a la atención médica de emergencia: dolor o molestia en el pecho, palpitaciones cardíacas, latidos cardíacos rápidos o irregulares, sibilancia sin causa aparente, falta de aire, desmayos o estados cercanos al desmayo, así como aturdimiento o mareos.
Cuando el corazón se detiene, la falta de sangre oxigenada puede causar daño cerebral permanente o la muerte en minutos. El tiempo es fundamental cuando se ayuda a una persona inconsciente que no respira, en esos casos lo mejor es llamar a emergencias, realizar una reanimación cardio pulmonar y utilizar un desfibrilador portátil.
Para hacer una reanimación cardiopulmonar, presiona el pecho de la persona con firmeza y rapidez, a un ritmo de 100 a 120 compresiones por minuto. Si estás capacitado en reanimación cardiopulmonar, examina las vías respiratorias de la persona y proporciona respiración boca a boca cada 30 compresiones. Si no estás capacitado, solo continúa con las compresiones en el pecho.
Los desfibriladores portátiles están a disposición en muchos lugares, como aeropuertos, casinos y centros comerciales. También puedes comprar uno para tu hogar.
El desfibrilador comprobará el ritmo cardíaco de la persona y recomendará proporcionar una descarga de ser necesario. Luego, verifica el ritmo cardíaco con el desfibrilador y de ser necesario, administra otra descarga. Repite este ciclo hasta que la persona recupere el conocimiento o hasta que el personal de emergencias tome el control de la situación.
Después del paro cardíaco
Una vez que el paciente llegue a la sala de emergencias, el personal médico trabajará para estabilizar la afección y tratar un posible ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o desequilibrio de electrolitos. Es posible que administren medicamentos para estabilizar el ritmo cardíaco.
Después de la recuperación, el médico conversará con el paciente y su familia acerca de qué pruebas adicionales podrían ayudar para determinar la causa del paro cardíaco, también sobre las opciones de tratamiento preventivo para reducir el riesgo de sufrir otro paro cardíaco.
Los tratamientos pueden incluir lo siguiente:
Los médicos usan diferentes medicamentos antiarrítmicos para el tratamiento de urgencia o a largo plazo de las arritmias. Una clase de medicamentos llamada “betabloqueadores” se usa frecuentemente en las personas con riesgo de paro cardíaco repentino. Otros medicamentos que pueden usarse para tratar la afección que produjo la arritmia incluyen inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y bloqueadores de los canales de calcio.
Una vez que la enfermedad se haya estabilizado, es probable que el médico recomiende un desfibrilador cardioversión implantable, una unidad alimentada a batería que se coloca en el cuerpo o cerca de la clavícula izquierda. Uno o más cables con electrodos van desde el desfibrilador hasta el corazón a través de las venas.
El desfibrilador cardioversor implantable controla constantemente el ritmo cardíaco. Si detecta un ritmo que es muy lento, regula la velocidad del corazón de la manera que lo haría un marcapasos. Si detecta un cambio peligroso en el ritmo cardíaco, envía choques de baja o alta energía para restablecer el ritmo normal del corazón.
La angioplastia coronaria abre las arterias coronarias obstruidas y permite que la sangre fluya más libremente hacia el corazón, lo que puede reducir el riesgo de una arritmia grave. Se inserta una sonda larga y delgada que pasa por una arteria, generalmente en la pierna, para llegar a una arteria obstruida en el corazón. La punta de este catéter está equipada con un balón especial que se infla brevemente para abrir una arteria obstruida.
Al mismo tiempo, es posible que se inserte un estent de malla metálica en la arteria para mantenerla abierta a largo plazo, lo que restaura el flujo de sangre al corazón. La angioplastia coronaria puede realizarse al mismo tiempo que un cateterismo coronario, un procedimiento que los médicos utilizan para buscar las arterias estrechadas del corazón.
También denominada “injerto de revascularización coronaria”, la cirugía de baipás de la arteria coronaria consiste en coser venas o arterias en un lugar por encima de una arteria coronaria obstruida o estrechada para restaurar el flujo de sangre al corazón. Esto puede mejorar el suministro de sangre al corazón y reducir la frecuencia de los latidos del corazón acelerados.
La ablación con catéter por radiofrecuencia es un procedimiento que puede utilizarse para bloquear una vía eléctrica individual anormal. Se introducen uno o más catéteres a través de los vasos sanguíneos hacia el interior del corazón. Se posicionan a lo largo de los conductos eléctricos identificados por el médico como causantes de la arritmia.
Los electrodos de la punta del catéter se calientan con energía de radiofrecuencia. Esto destruye una pequeña porción de tejido cardíaco y crea una barrera eléctrica en la vía donde se genera la arritmia para detenerla.
Si se tienes una deformidad cardíaca congénita, una válvula defectuosa o tejido del músculo cardíaco enfermo debido a una miocardiopatía, la cirugía para corregir la anormalidad puede mejorar la frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo, lo que reduce el riesgo de padecer arritmias mortales.