En diálogo con Movant Connection, Franco comparte cómo la logística de última milla, impulsada por herramientas tecnológicas y la inteligencia de datos, ha redefinido hábitos de consumo y creado nuevas oportunidades laborales en Argentina. También explica la importancia de integrar innovación con experiencia operativa para ofrecer servicios rápidos, personalizados y de alta calidad.
¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la logística y el comercio?
Desde siempre, la logística estuvo presente en mi vida. Mi abuelo tenía un transporte y mi papá trabaja en el rubro de logística pesada desde hace muchos años. Además, mis primeros pasos laborales los di en empresas de consumo masivo, donde entendí la complejidad de distribuir productos en un país como Argentina, tan extenso y diverso. Esa experiencia me enseñó que la logística es mucho más que mover productos, es conectar necesidades con soluciones de manera eficiente. Fue un desafío que, con el tiempo, se volvió mi pasión.
Esa combinación entre los aprendizajes familiares y mi experiencia laboral inicial me permitió desarrollar una visión integral de la logística. Aprendí que, más allá de la tecnología que se incorpore, siempre será fundamental entender las necesidades del mercado y trabajar con precisión para cumplirlas. Esto me llevó a enfocarme en buscar la eficiencia como eje central de cualquier modelo logístico.
¿Cómo se relaciona la logística tradicional con las nuevas tecnologías?
Herramientas como la inteligencia artificial han hecho posible atender la demanda de manera casi inmediata. Por ejemplo, hoy es posible entregar pedidos en solo diez minutos. Sin embargo, este avance no elimina los desafíos tradicionales. Problemas como mantener una flota activa, gestionar picos de demanda y colaborar con operadores siguen presentes. El oficio aprendido en épocas anteriores sigue siendo clave para operar en un ecosistema tan dinámico y exigente.
Esta integración de tecnología y experiencia humana no solo asegura rapidez, sino también consistencia. En un año, más de 150.000 repartidores han formado parte de este sistema, generando ingresos y conectando productos con usuarios. Este equilibrio entre innovación tecnológica y conocimiento operativo es lo que permite que la logística de última milla funcione y sea sostenible en el tiempo.
¿Qué rol cumplen los comercios y los repartidores en este ecosistema?
En este modelo, todos los actores son fundamentales. Los comercios encuentran en las plataformas una oportunidad para incrementar sus ventas y competir en igualdad de condiciones, ya que tanto grandes cadenas como pequeños emprendedores tienen acceso al mismo público. Por su parte, los repartidores obtienen una forma flexible de generar ingresos, ajustándose a sus necesidades y horarios. Esto crea un círculo virtuoso: los comercios venden más, los repartidores entregan mejor, y los clientes siguen confiando en el servicio.
Además, trabajamos constantemente con los comercios para optimizar tiempos y calidad en los pedidos. Desde reducir tiempos de preparación hasta mejorar los layouts de las cocinas, cada ajuste contribuye a que los productos lleguen en óptimas condiciones al cliente final. Es un trabajo de coordinación y aprendizaje continuo que asegura que cada parte del sistema funcione de manera integrada.
¿De qué manera ha impactado la logística de última milla en las expectativas y hábitos de consumo?
La logística de última milla ha transformado los hábitos de consumo. Antes, esperar una pizza por más de una hora era algo común. Hoy los pedidos pueden llegar en menos de diez minutos, creando nuevas ocasiones de consumo. Por ejemplo, quienes tienen solo 30 minutos entre reuniones ahora pueden disfrutar de un almuerzo completo sin complicaciones. Esta evolución no solo responde a las necesidades actuales, sino que también genera nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas.
Esta velocidad y precisión también han cambiado las expectativas del cliente. La tecnología permite anticipar comportamientos de consumo, lo que no solo facilita la operación, sino que también personaliza la experiencia. Cada entrega que llega a tiempo y en buenas condiciones refuerza la confianza en el sistema, generando un impacto positivo en la relación entre usuarios, repartidores y comercios.
¿Qué papel juega el análisis de datos en este tipo de operación?
El volumen de datos disponible es enorme y permite personalizar cada vez más la experiencia del usuario. Gracias a la inteligencia artificial, podemos anticipar qué productos buscan los clientes según el día y el horario. Esto no solo optimiza la operación, sino que también mejora la satisfacción del cliente, quien encuentra lo que necesita de forma rápida y eficiente.
Sin embargo, detrás de cada dato hay una persona con expectativas específicas. Por eso, combinamos análisis de datos con entrenamiento constante de los operadores y mejoras continuas en la logística. Esto asegura que, más allá de la tecnología, la experiencia humana siga siendo un factor diferencial en cada entrega.
¿Cómo creés que la logística puede seguir transformando la vida cotidiana de las personas en el futuro?
El futuro apunta hacia una mayor personalización y rapidez en los servicios. Las personas buscan gratificación inmediata y soluciones que se adapten a sus hábitos. Esto implica no solo seguir mejorando la tecnología, sino también entender cada vez mejor las necesidades del mercado. La combinación de inteligencia artificial y experiencia operativa será clave para mantener la eficiencia y satisfacer las demandas de los consumidores.
En última instancia, la logística no solo conecta productos con personas, sino que también crea oportunidades y transforma vidas. Cada avance en este sector impacta de manera tangible en la vida cotidiana, desde generar empleo hasta modificar los hábitos de consumo. Es un desafío constante, pero también una oportunidad para construir un futuro más conectado y accesible para todos.