El azufre uno de los minerales más importantes del organismo. Constituye un elemento indispensable en procesos metabólicos y biológicos.
Obtenemos dicho macromineral de proteínas de alimentos como huevos, carne, pollo, pescado y algunos vegetales aunque su incorporación en la dieta en ciertas condiciones es limitada. Quizá la obtención natural de caldos con verduras y carne con huesos podría constituir una fuente satisfactoria.
El azufre es necesario en la formación de tejidos (ligamentos, tendones) y de hecho su deficiencia compromete articulaciones y altera diversos procesos metabólicos, hormonales y funcionamiento de diversos órganos.
Las proteínas contienen aminoácidos y en el caso de este mineral la metionina y la cisteína (dos de ellos) juegan un rol fundamental.
De todas maneras, todo se interrelaciona metabólicamente: el organismo necesita no solo la síntesis sino el depósito del mineral. Para esto último utiliza antioxidantes, en este caso principalmente glutatión que a su vez necesita cisteína la que depende del azufre para su síntesis.
Una alimentación restrictiva o deficiente, procesos de mala absorción y hasta ciertos medicamentos llevan a un pobre aporte de azufre. Es necesario entonces una suplementación con aminoácidos que lo contengan o recurrir al metilsulfonilmetano (MSM)
Esta suplementación podrá ser necesaria para variados cuadros clínicos: depresión, artritis o lesiones articulares, alteraciones hepáticas, fibromialgia, alergias y hasta cáncer, insuficiencia cardiaca , autismo y Alzheimer entre muchas más.
Es fundamental señalar que el MSM es un metabolito importante en la resolución de cuadros osteoarticulares en especial con respecto al dolor que los mismos ocasionan. Es esencialmente antiinflamatorio y productor de una respuesta inmunológica.
Se ha demostrado en innumerables investigaciones este efecto en diferentes tipos de tratamiento sobre todo en aquellos en el que se asocia conglucosamina (un amino/azúcar),
Es fundamental recordar la importancia de deficiencia de azufre en todas las insuficiencias orgánicas aquí señaladas.
Etelvina A. Rubeglio.M. A 834-a rubeglioe@gmail.com