Cuál es la fortuna de Julio César Chávez, la leyenda que podría entrar a La Casa de los Famosos México 3

Julio César Chávez ocupa un lugar destacado en la historia del deporte mexicano, consolidándose como una figura legendaria tanto dentro como fuera del cuadrilátero. Su legado no sólo se construyó a base de golpes precisos y hazañas pugilísticas, sino también a través de su faceta empresarial, que lo llevó a diversificar sus ingresos y proyectar su nombre más allá del boxeo.

Desde su propia marca de tequila y restaurantes, pasando por clínicas de rehabilitación, vitaminas que llevan su nombre, la serie de televisión Los Chávez (Disney+, 2024), y hasta su posible inclusión en la lista de celebridades que participarán en La Casa de los Famosos México 3 (2025), difundida por fans en redes sociales esta semana, el “Sultán de Culiacán” ha demostrado su capacidad de reinvención.

Chávez dio sus primeros pasos como boxeador profesional en 1980, pero su gran debut llegó en 1984 cuando obtuvo su primer Campeonato Mundial en la categoría Super-Pluma. Fue una noche memorable en el Olympic Auditorium de Los Ángeles, California, donde noqueó en ocho asaltos a Mario “Azabache” Martínez, dejando claro que había llegado para marcar época.

Permaneció invicto durante 13 años, disputó 37 combates de título mundial, logró 31 victorias y defendió exitosamente sus coronas en 27 ocasiones. Sus enfrentamientos contra rivales como Roger Mayweather, Juan Laporte, Edwin “Chapo” Rosario, José Luis Ramírez, Meldrick Taylor, Héctor “Macho” Camacho, Greg Haugen y Frankie Randall en la revancha son sólo algunos de los momentos que cimentaron su leyenda.

De acuerdo con información del sitio especializado en la riqueza de los famosos, Celebrity Net Worth, Julio César Chavéz tiene un patrimonio acumulado de 10 millones de dólares (203 millones 212 mil pesos mexicanos), gracias sus 25 años de carrera profesional, donde mantuvo un dominio que pocos han igualado.

Sin embargo, su camino no estuvo exento de sombras. Tras su triunfo sobre Edwin “Chapo” Rosario en 1987, Chávez comenzó a consumir alcohol, y en 1993 probó las drogas por primera vez. Ese mismo año, paradójicamente, protagonizó uno de los momentos más emblemáticos de su carrera: la pelea ante Greg Haugen en el Estadio Azteca, que rompió récords de audiencia con más de 132,000 espectadores presentes.

Durante la década de los 90 ‘s, el sinaloense se consolidó como el mejor peleador libra por libra del mundo. Su dominio en el ring se sustentaba en un magistral juego de cintura, que le permitía esquivar los golpes de sus oponentes mientras cerraba la distancia para asestar su icónico gancho de izquierda al hígado. Con una pegada devastadora, logró finalizar 86 de sus 107 combates antes del límite, y su inquebrantable mandíbula resistió los impactos de una interminable lista de temibles noqueadores.

Después de superar sus propios problemas con las drogas y el alcohol, el mexicano se comprometió a ayudar a quienes atraviesan situaciones similares. Esto lo llevó a invertir parte de su fortuna en la creación de clínicas de rehabilitación que llevan su nombre.

Inspirado por su experiencia personal, Chávez fundó la clínica “Baja del Sol, tratamientos en adicciones”, que tiene sucursales en Culiacán, Sinaloa, y Tijuana, Baja California. Estas instalaciones ofrecen servicios como internamiento, desintoxicación, atención psicológica, valoración y seguimiento médico, con un enfoque integral para combatir las adicciones.

Aunque ha tenido dificultades para ayudar a su propio hijo, Julio César Chávez Jr., en su recuperación, esto no ha impedido que el campeón siga con su proyecto. De hecho, ha confesado que la situación de su hijo lo hizo sentir vulnerable y caer temporalmente en el alcoholismo, pero logró superarlo y continuar con su misión de vida.

Las clínicas “Baja del Sol” cuentan con profesionales especializados y ofrecen un ambiente de calidad para los pacientes. El costo de los tratamientos varía según los servicios requeridos, pero se estima que supera los 20 mil pesos mensuales. Chávez confesó que cada persona es única, lo que hace que el tratamiento sea personalizado para asegurar la recuperación efectiva de quienes buscan ayuda.