En el mundo del fútbol, las historias humanas a menudo trascienden el terreno de juego y nos muestran momentos de humildad, generosidad y pasión por el deporte. Uno de estos momentos inolvidables ocurrió en enero del 2018, cuando Andrés Guardado, ex capitán de la selección mexicana y ex estrella del Real Betis, llevó a su hijo al vestidor del Estadio Benito Villamarín para conocer a su ídolo, Lionel Messi.
Era una época en la que ‘El Principito’, como apodaban a Guardado en el Betis, aún jugaba en el club sevillano y Messi era el indiscutible líder del Barcelona. La interacción entre estos dos íconos del fútbol, marcada por la admiración mutua y la sencillez, reflejó mucho más que una simple visita al vestidor: fue un acto de fraternidad que unió a dos generaciones de futbolistas y a dos historias que quedarán grabadas en la memoria de los aficionados, ahora más gracias a que el ‘Zorro Plateado’ anunció su retiro de las canchas y Lionel es parte del Inter de Miami.
La escena tuvo lugar después de un encuentro entre el Betis y el Barcelona en el Benito Villamarín (casa del Betis), en el que Andrés Guardado decidió llevar a su hijo a conocer a su ídolo. Lo que en principio parecía un simple gesto de cariño paternal, pronto se transformó en un encuentro demasiado emotivo por la sencillez de Messi y la tierna reacción de Máximo, el hijo del canterano del Atlas.
En esa ocasión, Leo Messi fue la gran figura del partido tras anotar un doblete en la victoria blaugrana por 0-5, el último un portento de gol. Incluso, la afición local le aplaudió al futbolista del Barça. El gesto de ‘La Pulga’ fue aún más significativo, pues a pesar de su enorme fama, el argentino aceptó sin reservas la invitación y accedió a convivir con el pequeño.
En el video se puede ver que Lionel carga a Máximo después de saludarlo; mientras que Andrés le indica a su primogénito que sonría para poderle tomar una fotografía junto al astro argentino. No obstante, tuvieron que pasar algunos meses para que la familia Guardado hiciera público el momento.
Si alguien es medio fan de Maxi sabe que le encanta el fútbol. Entonces él, desde que le conté que íbamos a jugar contra el Barça, dijo que quería conocer a Messi. Entonces, como digo, lo que uno hace por los hijos, le pedí a Messi que si al final le podía tomar una foto con mi hijo, y me dijo que sí, que sin problema. Terminó el partido, lo llevé al vestidor del FC Barcelona y ya salió él. Pero Maxi estaba bien emocionando, en cuanto lo vio le dijo: “¡Messi! ¡Messi!” Y ya Messi se empezó a reír. Y Máximo festeja como Messi, entonces le dije: ‘¿cómo festeja Messi? Le hizo como Messi y a Messi, obviamente, le dio risa.
Este encuentro no solo consolidó la admiración de Guardado hacia Messi, sino que dejó una huella imborrable en su hijo, quien, sin saberlo, estaba presenciando uno de los actos más bellos que puede ofrecer el deporte: la conexión entre personas más allá de los colores de las camisetas o de las rivalidades. Fue, sin duda, un momento que va más allá de las victorias y las derrotas, un recordatorio de que el fútbol, en su esencia, tiene el poder de unir a las personas de maneras inusuales.