El nombre de Amalia Pérez Vázquez sigue incrementando su legado en los libros de historia del deporte mexicano, luego de obtener su séptima medalla paralímpica en París 2024 y con ello, igualar el número de preseas y su número de participaciones en la justa deportiva.
Desde su debut paralímpico en Sídney 2000, Amalia Pérez ha acumulado una colección de preseas que incluye dos platas (Sídney 2000 y Atenas 2004), cuatro oros consecutivos (Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020), y ahora un bronce en París 2024. Con esta última medalla, la capitalina ha conseguido un hito nunca antes alcanzado por un deportista paralímpico mexicano: conquistar siete medallas en siete participaciones paralímpicas consecutivas.
Pocas personas han logrado dominar su disciplina como lo ha hecho Amalia en el powerlifting, una especialidad en la que ha demostrado su fuerza física y mental. Cada medalla cuenta una historia distinta, de esfuerzo, de sacrificio y de una voluntad inquebrantable para superarse a sí misma y continuar dando lo mejor en cada competencia.
- Medalla de plata en Sidney 2000
- Medalla de plata en Atenas 2004
- Medalla de oro en Beijing 2008
- Medalla de oro en Londres 2012
- Medalla de oro en Río 2016
- Medalla de oro en Tokio 2020
- Medalla de bronce en París 2024
La siete veces medallista paralímpica nació con artrogriposis múltiple, una condición que limita el movimiento de las extremidades debido a contracturas musculares. Desde pequeña, esta condición le exigió realizar terapias físicas para mejorar su movilidad, pero en lugar de convertirse en una barrera, se transformó en la puerta que la llevaría a enamorarse del deporte.
Desde los seis años, Amalia se lanzó a la piscina para practicar natación, y también incursionó en el atletismo y el baloncesto, antes de hallar su verdadero amor en el levantamiento de pesas. El levantamiento de potencia, o powerlifting, no solo la catapultó al éxito, sino que también redefinió su vida y su identidad como atleta.
En 1997, cuando tenía apenas 20 años, ganó su primer oro en una competencia internacional, marcando el inicio de una carrera llena de triunfos. Su debut mundialista en Dubái en 1998 y su primera participación en los Juegos Paralímpicos en Sídney 2000 fueron momentos clave para posicionarla como una de las mejores del mundo en su disciplina.
A sus 47 años, con siete medallas en su haber, Amalia volvió a demostrar que los límites existen solo para ser superados.